A un día de las elecciones, EL PILÓN dialogó con Camilo Quiroz, candidato a la Alcaldía de Valledupar, sobre todo lo que dejó la campaña y la expectativa frente a los resultados del domingo.
A un día de las elecciones, EL PILÓN dialogó con Camilo Quiroz, candidato a la Alcaldía de Valledupar, sobre todo lo que dejó la campaña y la expectativa frente a los resultados del domingo.
Infinidad de cosas. Estoy mucho más enamorado de mi tierra después de conocerla a profundidad. Es como un sabor agridulce. Ratifico que el mayor tesoro que tenemos es nuestra gente, el capital humano. Pero me queda la revoltura de tripas de la enorme desigualdad: el privilegio de muy pocos y la podredumbre de una gran multitud.
Más que nunca se necesita cerrar el capítulo oscuro en el que hemos vivido los últimos 20 años. Un capítulo lleno de roscas, politiquería, lleno de corrupción. Es la hora de empezar nuevos liderazgos. Esa es la única forma de volver a tener esperanza y acabar con la corrupción.
Ganar. En el fondo de mi corazón, luego de estar metido día y noche en las calles, creo que podemos ganar. No creo en nada de lo que manifiestan las encuestas. Todos los días sale una distinta. No creo en nada de eso porque en las calles no hay una sola persona que hable con fervor y apoye al candidato que va de primero. No hay propuestas de ese candidato que vaya con la gente.
Creo que hay una gran cooptación por parte del establecimiento. Existe un gran acuerdo para socavar la democracia. Creo que la democracia está en riesgo.
Es peligroso lo que está pasando. Todos los actores políticos de este territorio, como nunca antes, se abrazaron con un candidato a la Alcaldía de Valledupar. Es raro: el candidato que no ha lanzado propuestas, no asiste al llamado de la universidad, nadie sabe cómo arregla esto, va liderando las encuestas. Eso manda un mensaje: las maquinarias están enfiladas y comprando conciencia. La gente está arrodillada a merced de la plata, la contratación y la burocracia.
Creo que si la ciudadanía no le da una patada a la mesa y a los corruptos, y reflexiona, en cuatro años llegaremos al fondo del atolladero.
Estamos buscando democratizar las oportunidades. Camilo Quiroz está buscando romper ese continuismo. Está buscando que se democraticen las oportunidades y se revienten esas roscas que tienen al mayor porcentaje de la población sin oportunidades.
Ya sabemos. Pasará exactamente lo mismo de las últimas administraciones. No tengo nada en contra de Ernesto Orozco. Tiene una buena hoja de vida. Lo que pasa es que Ernesto no va a gobernar, gobernarán las estructuras políticas que lo suben.
Ya lo vivimos con Tuto. Era un buen tipo, temeroso de Dios, lleno de buenas intenciones, pero no gobernó porque estaba hipotecado ante las estructuras. Lo mismo va a pasar con Ernesto. Tuto salió de la Alcaldía para la cárcel.
(Risas) Cuando trabajé en el proceso de paz del gobierno de Juan Manuel Santos, era un guerrillero, santista; cuando ingresé a trabajar en el Ministerio de Vivienda en el gobierno de Duque, Camilo Quiroz era un derechista, uribista; cuando apoyé a Alejandro Gaviria era un mamerto. Y cuando Camilo Quiroz sea alcalde y me toque gobernar con el gobierno de Gustavo Petro, me dirán que soy un petrista.
No creo en esos estigmas. No me debo a nadie. Nunca me han regalado nada. Todo me ha tocado luchar, y ganarme las cosas hombro a hombro. Eso es lo que quiero que pase en Valledupar. Que reine la meritocracia. Y que la gente se gane sus cosas sin tener que hacerle fila al político de turno para poder acceder a oportunidades. Ese es el bendito karma que debemos romper en esta sociedad.
Es entendible. Yo tengo la conciencia tranquila. Cuando entramos a la política entramos a un escenario de competencia y supervivencia. Hay buenos candidatos sobre la mesa, pero creo que por el hecho de ser el nuevo en este escenario, el que no viene de una familia con linaje política, me querían restar méritos. El mensaje era que tenían más quilates en la política y que llevaban muchos años. Me decían que hiciera cola.
Yo nunca acepté que ese fuera el filtro para elegir al candidato de la unidad. Yo pedí un mecanismo objetivo de medición porque lo que se quería es ganar la Alcaldía. Entonces debíamos elegir al candidato que más moviera la opinión y creciera con mayor velocidad.
Asumiré el rol que la sociedad me demande. Si la sociedad sale a votar masivamente, seré alcalde de Valledupar. Si me dice que no fue en esta ocasión y quedé de segundo, asumiré la curul en el Concejo de Valledupar.
No es así. Este territorio necesita de nuevos liderazgos.
Estaré presente. No tendría moral para darle la espalda a tanta gente que se ha venido involucrando en esto. Cada día tenemos que ser más golondrinas. Este es el nacimiento de un nuevo equipo político en el territorio. De nuevas formas de ejercer liderazgo. Aquí hay un soldado más de esta causa. Esto va con toda la seriedad que este territorio demanda.
Por las roscas que nos gobiernan.
Porque a las personas que tienen grandes sueños y quieren perseguir proyectos les toca irse. Tenemos vallenatos brillantes en todas las partes del mundo. A veces pienso que es estrategia de la clase política. A ellos no les sirve abonar el terreno a esos grandes liderazgos que se pueden formar. Por eso utilizan a actores que se puedan manipular con una cuerda, a borregos.
A ellos no les sirve el profesional formado, el irreverente, porque les patea la mesa.
Parte de la población vallenata ya no sueña con la gran sorpresa Caribe. El nuevo Valledupar son personas en condiciones vulnerables, desplazados de la violencia, migrantes. A esa Valledupar, la mitad de la ciudad, hay que reconciliarla y sembrarle amor por esta ciudad. Hay resentimiento social por la exclusión que han vivido.
La mitad de Valledupar vive en medio del rebose de las aguas negras porque no tienen alcantarillado. Debemos romper la brecha entre los pocos privilegiados y esa gran masa que está pasando necesidad.
Por Deivis Caro
A un día de las elecciones, EL PILÓN dialogó con Camilo Quiroz, candidato a la Alcaldía de Valledupar, sobre todo lo que dejó la campaña y la expectativa frente a los resultados del domingo.
A un día de las elecciones, EL PILÓN dialogó con Camilo Quiroz, candidato a la Alcaldía de Valledupar, sobre todo lo que dejó la campaña y la expectativa frente a los resultados del domingo.
Infinidad de cosas. Estoy mucho más enamorado de mi tierra después de conocerla a profundidad. Es como un sabor agridulce. Ratifico que el mayor tesoro que tenemos es nuestra gente, el capital humano. Pero me queda la revoltura de tripas de la enorme desigualdad: el privilegio de muy pocos y la podredumbre de una gran multitud.
Más que nunca se necesita cerrar el capítulo oscuro en el que hemos vivido los últimos 20 años. Un capítulo lleno de roscas, politiquería, lleno de corrupción. Es la hora de empezar nuevos liderazgos. Esa es la única forma de volver a tener esperanza y acabar con la corrupción.
Ganar. En el fondo de mi corazón, luego de estar metido día y noche en las calles, creo que podemos ganar. No creo en nada de lo que manifiestan las encuestas. Todos los días sale una distinta. No creo en nada de eso porque en las calles no hay una sola persona que hable con fervor y apoye al candidato que va de primero. No hay propuestas de ese candidato que vaya con la gente.
Creo que hay una gran cooptación por parte del establecimiento. Existe un gran acuerdo para socavar la democracia. Creo que la democracia está en riesgo.
Es peligroso lo que está pasando. Todos los actores políticos de este territorio, como nunca antes, se abrazaron con un candidato a la Alcaldía de Valledupar. Es raro: el candidato que no ha lanzado propuestas, no asiste al llamado de la universidad, nadie sabe cómo arregla esto, va liderando las encuestas. Eso manda un mensaje: las maquinarias están enfiladas y comprando conciencia. La gente está arrodillada a merced de la plata, la contratación y la burocracia.
Creo que si la ciudadanía no le da una patada a la mesa y a los corruptos, y reflexiona, en cuatro años llegaremos al fondo del atolladero.
Estamos buscando democratizar las oportunidades. Camilo Quiroz está buscando romper ese continuismo. Está buscando que se democraticen las oportunidades y se revienten esas roscas que tienen al mayor porcentaje de la población sin oportunidades.
Ya sabemos. Pasará exactamente lo mismo de las últimas administraciones. No tengo nada en contra de Ernesto Orozco. Tiene una buena hoja de vida. Lo que pasa es que Ernesto no va a gobernar, gobernarán las estructuras políticas que lo suben.
Ya lo vivimos con Tuto. Era un buen tipo, temeroso de Dios, lleno de buenas intenciones, pero no gobernó porque estaba hipotecado ante las estructuras. Lo mismo va a pasar con Ernesto. Tuto salió de la Alcaldía para la cárcel.
(Risas) Cuando trabajé en el proceso de paz del gobierno de Juan Manuel Santos, era un guerrillero, santista; cuando ingresé a trabajar en el Ministerio de Vivienda en el gobierno de Duque, Camilo Quiroz era un derechista, uribista; cuando apoyé a Alejandro Gaviria era un mamerto. Y cuando Camilo Quiroz sea alcalde y me toque gobernar con el gobierno de Gustavo Petro, me dirán que soy un petrista.
No creo en esos estigmas. No me debo a nadie. Nunca me han regalado nada. Todo me ha tocado luchar, y ganarme las cosas hombro a hombro. Eso es lo que quiero que pase en Valledupar. Que reine la meritocracia. Y que la gente se gane sus cosas sin tener que hacerle fila al político de turno para poder acceder a oportunidades. Ese es el bendito karma que debemos romper en esta sociedad.
Es entendible. Yo tengo la conciencia tranquila. Cuando entramos a la política entramos a un escenario de competencia y supervivencia. Hay buenos candidatos sobre la mesa, pero creo que por el hecho de ser el nuevo en este escenario, el que no viene de una familia con linaje política, me querían restar méritos. El mensaje era que tenían más quilates en la política y que llevaban muchos años. Me decían que hiciera cola.
Yo nunca acepté que ese fuera el filtro para elegir al candidato de la unidad. Yo pedí un mecanismo objetivo de medición porque lo que se quería es ganar la Alcaldía. Entonces debíamos elegir al candidato que más moviera la opinión y creciera con mayor velocidad.
Asumiré el rol que la sociedad me demande. Si la sociedad sale a votar masivamente, seré alcalde de Valledupar. Si me dice que no fue en esta ocasión y quedé de segundo, asumiré la curul en el Concejo de Valledupar.
No es así. Este territorio necesita de nuevos liderazgos.
Estaré presente. No tendría moral para darle la espalda a tanta gente que se ha venido involucrando en esto. Cada día tenemos que ser más golondrinas. Este es el nacimiento de un nuevo equipo político en el territorio. De nuevas formas de ejercer liderazgo. Aquí hay un soldado más de esta causa. Esto va con toda la seriedad que este territorio demanda.
Por las roscas que nos gobiernan.
Porque a las personas que tienen grandes sueños y quieren perseguir proyectos les toca irse. Tenemos vallenatos brillantes en todas las partes del mundo. A veces pienso que es estrategia de la clase política. A ellos no les sirve abonar el terreno a esos grandes liderazgos que se pueden formar. Por eso utilizan a actores que se puedan manipular con una cuerda, a borregos.
A ellos no les sirve el profesional formado, el irreverente, porque les patea la mesa.
Parte de la población vallenata ya no sueña con la gran sorpresa Caribe. El nuevo Valledupar son personas en condiciones vulnerables, desplazados de la violencia, migrantes. A esa Valledupar, la mitad de la ciudad, hay que reconciliarla y sembrarle amor por esta ciudad. Hay resentimiento social por la exclusión que han vivido.
La mitad de Valledupar vive en medio del rebose de las aguas negras porque no tienen alcantarillado. Debemos romper la brecha entre los pocos privilegiados y esa gran masa que está pasando necesidad.
Por Deivis Caro