“Es posible que la persona que llegó en la madrugada a la casa de Juana María Solano Pinto, era conocida, porque ella le abrió la puerta”, autoridades locales.
Como macabro y atroz, fue calificada la muerte de la profesora pensionada y modista, Juana María Solano Pinto, de 60 años, quien fue hallada muerta en el baño de su casa, en el barrio San Fernando.
Según confirmaron las autoridades, Juana María tenía una herida abierta en el lado derecho del cuello y lo que les llama la atención, es que a su lado, fue encontrado un cable eléctrico de color negro, con el que al parecer los delincuentes habrían utilizado para ahorcarla, con el fin de no alertar a los vecinos, sobre lo que ocurría en esa casa de la carrera 6A con calle 45.
La noticia sobre el fallecimiento de esta profesora, oriunda de Barrancas, La Guajira y apreciada por sus vecinos en Valledupar, se conoció desde tempranas horas del día.
Eran las 7:10 de la mañana del miercoles cuatro de septiembre, cuando una de sus mejores vecinas se sorprendió al ver que la puerta principal de la casa se encontraba entreabierta; esto le llamó la atención, por lo que comenzó a tocar y en vista de que nadie le respondía, entró, encontrándose con el cadáver de Juana.
“¡Hay Dios mío, no puede ser!”, fue la expresión de la vecina, quien luego comenzó a llamar a la gente del sector para darle la trágica noticia, al tiempo que les advertía que no entraran y que llamaran a la Policía.
Ella dormía sola y no se hurtaron nada
Juana María Solano Pinto dormía sola en su casa y en el garaje de la misma tenía un taller de modistería, de donde tampoco sacaron nada, las cerraduras de la puerta principal estaban intactas, los protectores de las ventanas y las láminas del techo, también en similares circunstancias; por lo que los investigadores han podido deducir, que el autor o los autores del crimen eran conocidos de la víctima, porque ella les habría abierto la puerta al llamarla a altas horas de la noche para ingresar al inmueble y cometer la acción criminal.
Sin embargo, los organismos investigadores, trabajan sobre algunas pistas recolectadas en la escena del homicidio como huellas dactilares, que podrían dar con la responsabilidad de los asesinos y esclarecer el homicidio.
En la noche rondaron personas sospechosas
Vecinos del barrio San Fernando denunciaron ante la Policía la presencia de varios hombres a bordo de motocicletas y vehículos que rondaban por el sector de la vivienda de Juana María Solano Pinto entre las 11:00 y 12:00 de la noche.
Los uniformados acudieron al llamado, realizaron la inspección respectiva, pero los delincuentes ya habían abandonado el lugar, e inclusive los vecinos permanecieron despiertos pasada la 1:00 de la madrugada y no volvieron a notar nada sospechoso, cerraron sus puertas y se acostaron, pero a las 7:10 de la mañana del día siguiente quedaron sorprendidos con lo sucedido a una de las habitantes más antiguas del barrio, porque tenía 36 años de vivir allí. Sus cuatro hijos viven aparte con sus esposas; era separada de su esposo, el instructor del SENA, Emiro Quintero.
El comandante de la Estación de Policía Valledupar, mayor Diego Mora confirmó que en efecto, no hubo violación del sistema de seguridad de la vivienda, ni tejas destruidas, es un caso extraño y estamos en plena investigación para tratar de esclarecer el homicidio.
“Es posible que la persona que llegó en la madrugada a la casa de Juana María Solano Pinto, era conocida, porque ella le abrió la puerta”, autoridades locales.
Como macabro y atroz, fue calificada la muerte de la profesora pensionada y modista, Juana María Solano Pinto, de 60 años, quien fue hallada muerta en el baño de su casa, en el barrio San Fernando.
Según confirmaron las autoridades, Juana María tenía una herida abierta en el lado derecho del cuello y lo que les llama la atención, es que a su lado, fue encontrado un cable eléctrico de color negro, con el que al parecer los delincuentes habrían utilizado para ahorcarla, con el fin de no alertar a los vecinos, sobre lo que ocurría en esa casa de la carrera 6A con calle 45.
La noticia sobre el fallecimiento de esta profesora, oriunda de Barrancas, La Guajira y apreciada por sus vecinos en Valledupar, se conoció desde tempranas horas del día.
Eran las 7:10 de la mañana del miercoles cuatro de septiembre, cuando una de sus mejores vecinas se sorprendió al ver que la puerta principal de la casa se encontraba entreabierta; esto le llamó la atención, por lo que comenzó a tocar y en vista de que nadie le respondía, entró, encontrándose con el cadáver de Juana.
“¡Hay Dios mío, no puede ser!”, fue la expresión de la vecina, quien luego comenzó a llamar a la gente del sector para darle la trágica noticia, al tiempo que les advertía que no entraran y que llamaran a la Policía.
Ella dormía sola y no se hurtaron nada
Juana María Solano Pinto dormía sola en su casa y en el garaje de la misma tenía un taller de modistería, de donde tampoco sacaron nada, las cerraduras de la puerta principal estaban intactas, los protectores de las ventanas y las láminas del techo, también en similares circunstancias; por lo que los investigadores han podido deducir, que el autor o los autores del crimen eran conocidos de la víctima, porque ella les habría abierto la puerta al llamarla a altas horas de la noche para ingresar al inmueble y cometer la acción criminal.
Sin embargo, los organismos investigadores, trabajan sobre algunas pistas recolectadas en la escena del homicidio como huellas dactilares, que podrían dar con la responsabilidad de los asesinos y esclarecer el homicidio.
En la noche rondaron personas sospechosas
Vecinos del barrio San Fernando denunciaron ante la Policía la presencia de varios hombres a bordo de motocicletas y vehículos que rondaban por el sector de la vivienda de Juana María Solano Pinto entre las 11:00 y 12:00 de la noche.
Los uniformados acudieron al llamado, realizaron la inspección respectiva, pero los delincuentes ya habían abandonado el lugar, e inclusive los vecinos permanecieron despiertos pasada la 1:00 de la madrugada y no volvieron a notar nada sospechoso, cerraron sus puertas y se acostaron, pero a las 7:10 de la mañana del día siguiente quedaron sorprendidos con lo sucedido a una de las habitantes más antiguas del barrio, porque tenía 36 años de vivir allí. Sus cuatro hijos viven aparte con sus esposas; era separada de su esposo, el instructor del SENA, Emiro Quintero.
El comandante de la Estación de Policía Valledupar, mayor Diego Mora confirmó que en efecto, no hubo violación del sistema de seguridad de la vivienda, ni tejas destruidas, es un caso extraño y estamos en plena investigación para tratar de esclarecer el homicidio.