La votación de los 35 miembros del Consejo de la FIFA con derecho a elegir ratifica ese punto: 22 votos para los oceánicos, solo 13 para la aspiración latinoamericana.
El Consejo de la FIFA decidió que el Mundial Femenino de Fútbol Sub 23 se realice en Australia y Nueva Zelanda dejando descartada la posibilidad para Colombia.
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Las esperanzas estaban puestas en la gestión dirigencial de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y Conmebol, que al final no lograron conseguir los votos necesarios para derrotar a los oceánicos, que desde el inicio tenían una ventaja competitiva en infraestructura y logística.
Cabe recordar que la evaluación de los expertos de la FIFA en el terreno les había dado la calificación más alta, de 4,1, entre los cuatro candidatos que inicialmente se presentaron: Japón y Brasil retiraron sus postulaciones a última hora. Colombia, en cambio, fue última, con una calificación de 2,4 sobre 5.
La votación de los 35 miembros del Consejo de la FIFA con derecho a elegir ratifica ese punto: 22 votos para los oceánicos, solo 13 para la aspiración latinoamericana.
La candidatura nacional, según los evaluadores de la FIFA, tenía problemas de infraestructura de estadios, pues ninguno cuenta con la capacidad de 55.000 espectadores exigidos para una fase final, pero también de estructura médico-sanitaria, de seguridad (no se habrían presentado garantías gubernamentales en la materia), de carácter comercial (se dice que la cifra de 22,2 millones de dólares que Colombia estima por la venta de entradas es notablemente inferior a la de Francia) e inclusive la altitud de Bogotá, posible sede del encuentro inaugural y la final, requerirían una adaptación física de las jugadoras que no existiría.
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Aunque la FCF y la Conmebol rechazaron esos argumentos y reclamaron mayor precisión de los evaluadores, al parecer las dudas hicieron mella en los 35 miembros del Consejo que tenían derecho a voto en la elección final.
Colombia esperaba que experiencias pasadas como la realización del Mundial Sub 20 de 2011, convencieran a los electores, pero finalmente no hubo respaldo.
Muchas jugadoras esperaban que la designación de Colombia pudiera ser un impulso al desarrollo de este deporte en el país, que últimamente se ha visto estancado.
La votación de los 35 miembros del Consejo de la FIFA con derecho a elegir ratifica ese punto: 22 votos para los oceánicos, solo 13 para la aspiración latinoamericana.
El Consejo de la FIFA decidió que el Mundial Femenino de Fútbol Sub 23 se realice en Australia y Nueva Zelanda dejando descartada la posibilidad para Colombia.
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Las esperanzas estaban puestas en la gestión dirigencial de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y Conmebol, que al final no lograron conseguir los votos necesarios para derrotar a los oceánicos, que desde el inicio tenían una ventaja competitiva en infraestructura y logística.
Cabe recordar que la evaluación de los expertos de la FIFA en el terreno les había dado la calificación más alta, de 4,1, entre los cuatro candidatos que inicialmente se presentaron: Japón y Brasil retiraron sus postulaciones a última hora. Colombia, en cambio, fue última, con una calificación de 2,4 sobre 5.
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La candidatura nacional, según los evaluadores de la FIFA, tenía problemas de infraestructura de estadios, pues ninguno cuenta con la capacidad de 55.000 espectadores exigidos para una fase final, pero también de estructura médico-sanitaria, de seguridad (no se habrían presentado garantías gubernamentales en la materia), de carácter comercial (se dice que la cifra de 22,2 millones de dólares que Colombia estima por la venta de entradas es notablemente inferior a la de Francia) e inclusive la altitud de Bogotá, posible sede del encuentro inaugural y la final, requerirían una adaptación física de las jugadoras que no existiría.
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Aunque la FCF y la Conmebol rechazaron esos argumentos y reclamaron mayor precisión de los evaluadores, al parecer las dudas hicieron mella en los 35 miembros del Consejo que tenían derecho a voto en la elección final.
Colombia esperaba que experiencias pasadas como la realización del Mundial Sub 20 de 2011, convencieran a los electores, pero finalmente no hubo respaldo.
Muchas jugadoras esperaban que la designación de Colombia pudiera ser un impulso al desarrollo de este deporte en el país, que últimamente se ha visto estancado.