Hablar de papabiles (cardenal con opción de ser elegido papa) es pronto. Bergoglio ya ha dado los primeros pasos.
Jorge Mario Bergoglio más conocido como el Papa Francisco, nació el 17 de diciembre de 1936, al momento tiene 86 años, esta avanzada edad y el resquebrajamiento de su salud ha puesto en marcha la carrera por la sucesión del trono de San Pedro; porque oficialmente el Vaticano es un estado soberano, referente de la diplomacia en el mundo, con gran poder económico y extraordinario receptor de información, además de ser un vehículo para establecer conductas en las masas sociales a través de las instituciones educativas que tutela en el mundo.
Ante todo, hagamos un pequeño recorderis sobre el Vaticano: es el Estado más pequeño del mundo con 49 hectáreas de territorio, su forma de gobierno es una teocracia (el poder proviene de una deidad) en forma de monarquía absoluta no hereditaria. El poder reposa en el Sumo Pontífice, quien será la cabeza visible de la Santa Sede (máxima institución dotada con personería jurídica).
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Históricamente su situación ha ido cambiando, el Vaticano como lo conocemos en la actualidad, se inicia en 1929 con la firma de los Pactos de Letrán entre Benito Mussolini y el cardenal Pietro Gasparri, en representación del rey Víctor Manuel III y el papa Pio XI respectivamente.
Es de aclarar que sobre la persona de quien ejerza el papado recae una interesante dualidad: primero, ser el líder espiritual del catolicismo, una rama importante del cristianismo (a nivel global el cristianismo representa el 30%, y el catolicismo englobado en este, el 17,7%), que a su vez es diferencial con respecto a las más de 4.200 religiones existentes en el planeta; y en segundo lugar la de ser Jefe de Estado de un país soberano. No es nuestro interés entrar en el aspecto teológico y tampoco en la creencia o no de las personas, pero si en el segundo, en lo terrenal, que de acuerdo con su devenir marcará el rumbo del primer apartado.
Los países tienen corrientes ideológicas diferentes y el Vaticano no es una excepción; allí se pueden distinguir: la Santa Curia Romana (derecha a ultranza) y los Jesuitas (centro derecha) también existe una facción que incluye a miembros de las dos anteriores con la particularidad de haber sido supuestamente coaccionados a la hora de tomar decisiones por tener una tendencia sexual diferente, contrapuesta a la moral católica.
Ante la posibilidad de una pronta sucesión, los bloques antes reseñados han puesto en marcha sus respectivas maquinarias para elegir a alguien que vaya en consonancia con su línea de pensamiento y sus intereses. Hablar de papabiles (cardenal con opción de ser elegido papa) es pronto. Bergoglio ya ha dado los primeros pasos, ha nombrado 21 cardenales (la mayoría hispanos) afines a su ideario, para de esta manera consolidar la continuidad de sus políticas a la hora de votar en el cónclave por el próximo pontífice. El
Papa Francisco es un defensor de la Teología del Pueblo (no confundir con Teología de la Liberación) que ve al ciudadano menos favorecido social y económicamente, no como receptor de limosnas, sino como protagonista de un devenir eclesial, es decir participativo y solidario; también ha tratado de llevar a la iglesia a la realidad del mundo actual en una sociedad de diferentes tejidos que están por armonizar.
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De hecho, Bergoglio nombró hace poco al hoy cardenal argentino Víctor Manuel Fernández como prefecto para el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (equivalente a un Ministerio de Estado en Latinoamérica o a una Secretaria de Estado en U.S.A.) donde se abordarán sin restricciones temas como: el papel de la mujer en la iglesia, el celibato, el colectivo LGTBIQ+ y la participación laica en los Dicasterios al más alto nivel. Por otra parte, el poner mano dura y condenar sin miramientos los abusos sexuales del clero a menores de edad, en concreto a lo relativo a la pederastia.
Latinoamérica es de capital importancia para la Santa Sede, porque el mayor número de sus fieles están allí, hay un promedio porcentual del 57% de católicos en los países de la región, dentro del casi 80% de cristianos allí existentes; para el año 2050 la religión Islámica será la primera en el mundo por el alto índice de natalidad de sus adeptos, con lo cual Latinoamérica representa un bastión altamente significativo, aparte de estar en su área de influencia por los intereses económicos que allí tienen, además de ser muy atractivos para su causa, por el abandono gubernamental y necesidades insatisfechas que históricamente han padecido.
El próximo papa y obviamente su tendencia repercutirá directamente en esta área geográfica, sin embargo, no hay que esperar cambios significativos en un sentido o en otro a corto plazo, puesto que las decisiones que se tomen, no se desarrollarán de manera lineal, lo harán en un movimiento en espiral.
Hablar de papabiles (cardenal con opción de ser elegido papa) es pronto. Bergoglio ya ha dado los primeros pasos.
Jorge Mario Bergoglio más conocido como el Papa Francisco, nació el 17 de diciembre de 1936, al momento tiene 86 años, esta avanzada edad y el resquebrajamiento de su salud ha puesto en marcha la carrera por la sucesión del trono de San Pedro; porque oficialmente el Vaticano es un estado soberano, referente de la diplomacia en el mundo, con gran poder económico y extraordinario receptor de información, además de ser un vehículo para establecer conductas en las masas sociales a través de las instituciones educativas que tutela en el mundo.
Ante todo, hagamos un pequeño recorderis sobre el Vaticano: es el Estado más pequeño del mundo con 49 hectáreas de territorio, su forma de gobierno es una teocracia (el poder proviene de una deidad) en forma de monarquía absoluta no hereditaria. El poder reposa en el Sumo Pontífice, quien será la cabeza visible de la Santa Sede (máxima institución dotada con personería jurídica).
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Históricamente su situación ha ido cambiando, el Vaticano como lo conocemos en la actualidad, se inicia en 1929 con la firma de los Pactos de Letrán entre Benito Mussolini y el cardenal Pietro Gasparri, en representación del rey Víctor Manuel III y el papa Pio XI respectivamente.
Es de aclarar que sobre la persona de quien ejerza el papado recae una interesante dualidad: primero, ser el líder espiritual del catolicismo, una rama importante del cristianismo (a nivel global el cristianismo representa el 30%, y el catolicismo englobado en este, el 17,7%), que a su vez es diferencial con respecto a las más de 4.200 religiones existentes en el planeta; y en segundo lugar la de ser Jefe de Estado de un país soberano. No es nuestro interés entrar en el aspecto teológico y tampoco en la creencia o no de las personas, pero si en el segundo, en lo terrenal, que de acuerdo con su devenir marcará el rumbo del primer apartado.
Los países tienen corrientes ideológicas diferentes y el Vaticano no es una excepción; allí se pueden distinguir: la Santa Curia Romana (derecha a ultranza) y los Jesuitas (centro derecha) también existe una facción que incluye a miembros de las dos anteriores con la particularidad de haber sido supuestamente coaccionados a la hora de tomar decisiones por tener una tendencia sexual diferente, contrapuesta a la moral católica.
Ante la posibilidad de una pronta sucesión, los bloques antes reseñados han puesto en marcha sus respectivas maquinarias para elegir a alguien que vaya en consonancia con su línea de pensamiento y sus intereses. Hablar de papabiles (cardenal con opción de ser elegido papa) es pronto. Bergoglio ya ha dado los primeros pasos, ha nombrado 21 cardenales (la mayoría hispanos) afines a su ideario, para de esta manera consolidar la continuidad de sus políticas a la hora de votar en el cónclave por el próximo pontífice. El
Papa Francisco es un defensor de la Teología del Pueblo (no confundir con Teología de la Liberación) que ve al ciudadano menos favorecido social y económicamente, no como receptor de limosnas, sino como protagonista de un devenir eclesial, es decir participativo y solidario; también ha tratado de llevar a la iglesia a la realidad del mundo actual en una sociedad de diferentes tejidos que están por armonizar.
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De hecho, Bergoglio nombró hace poco al hoy cardenal argentino Víctor Manuel Fernández como prefecto para el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (equivalente a un Ministerio de Estado en Latinoamérica o a una Secretaria de Estado en U.S.A.) donde se abordarán sin restricciones temas como: el papel de la mujer en la iglesia, el celibato, el colectivo LGTBIQ+ y la participación laica en los Dicasterios al más alto nivel. Por otra parte, el poner mano dura y condenar sin miramientos los abusos sexuales del clero a menores de edad, en concreto a lo relativo a la pederastia.
Latinoamérica es de capital importancia para la Santa Sede, porque el mayor número de sus fieles están allí, hay un promedio porcentual del 57% de católicos en los países de la región, dentro del casi 80% de cristianos allí existentes; para el año 2050 la religión Islámica será la primera en el mundo por el alto índice de natalidad de sus adeptos, con lo cual Latinoamérica representa un bastión altamente significativo, aparte de estar en su área de influencia por los intereses económicos que allí tienen, además de ser muy atractivos para su causa, por el abandono gubernamental y necesidades insatisfechas que históricamente han padecido.
El próximo papa y obviamente su tendencia repercutirá directamente en esta área geográfica, sin embargo, no hay que esperar cambios significativos en un sentido o en otro a corto plazo, puesto que las decisiones que se tomen, no se desarrollarán de manera lineal, lo harán en un movimiento en espiral.