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General - 27 marzo, 2013

“Soy Nazareno hace setenta años”

Cuenta la historia cristiana que en los días Jueves y Viernes Santos las prohibiciones iban desde prender un fogón, salir a pescar, cazar, ingerir licor y hasta tener relaciones íntimas entre hombres y mujeres, pero los tiempos han ido cambiando, con el pasar de los años.

Cuenta la historia cristiana que en los días Jueves y Viernes Santos las prohibiciones iban desde prender un fogón, salir a pescar, cazar, ingerir licor y hasta tener relaciones íntimas entre hombres y mujeres, pero los tiempos han ido cambiando, con el pasar de los años. Las tradiciones quedaron en libros, textos y recuerdos de vieja data, las viejas costumbres son otras, y los fieles expresan su voz de inconformidad con el comportamiento de muchos católicos en la conmemoración la muerte y resurrección de Jesucristo.

El Pilón dialogó con un hombre nacido el 9 de junio de 1930, y que ingresó a la hermandad de Jesús de Nazareno a los 12 años por influencia de su padre que era el Capitán de la misma, Antonio Jiménez Mendoza, quien era el único que pagaba la penitencia de la ‘Piedra del Ara’ en Valledupar, cedida por el padre Vicente. La celebración de la Semana Santa anteriormente era “distinta a la de ahora” expresaba en la charla ilustrativa del Nazareno de pura cepa, Silvio Jiménez Galindo.

Según relató, el Domingo de Ramos se iban a cortar las ramas para la celebración de la liturgia detrás del río Guatapurí y el transporte era en burro, en ese momento nada más estaba en Valledupar la iglesia la Concepción, y estaba el templo del convento, donde se celebraban los actos de la Semana Mayor, “eso quedaba ahí donde está la Catedral hoy en día, no había mujeres en la hermandad de Jesús de Nazareno, solo esclavas encargadas de repartir a los Nazarenos agua, andaban con sus tinajitas en la cabeza y caminaban toda la procesión entregando agua a los penitentes y a los Nazarenos”.

El Nazareno de 82 años, dijo que la familia Picasa del barrio El Cerezo ponía una mesa con dulce, bollo y café el Jueves Santo en la noche, “exclusivo para repartir entre los Nazarenos”, en aquella época ponían el calvario donde está la calle octava ya que en los años 40, la procesión del Jueves Santo salía del convento, hoy en día la Catedral, llegaban a la esquina de Gil Strauch, bajaban a la calle 16 luego seguía hasta donde está la Mundial (farmacia) hoy , y subían hasta el Convento, ahí se pasaba toda la noche el Santo, “por eso en esa época le decían el paso, porque era un paso que se daba uno en la procesión”. Hoy en día la marcha toma la calle 15 hasta la carrera 9, buscando la 13B, luego hasta la Cruz Roja y seguidamente la carrera 5 para luego terminar en la Iglesia y pasan toda la noche en ese lugar. La diferencia para Silvio Jiménez es que hoy los hermanos viven durmiendo cuando llega la 1:00 de la madrugada “tirados en el piso, buscando una terraza para dormir. No respetan la túnica porque eso es sagrado para uno y hoy en día la tienen de un lujo”.

En aquella época del siglo anterior, el Jueves Santo no se hacía candela o no prendían fogones, se cocinaba el miércoles todo el día para guardar la comida hasta cantar gloria, “anteriormente se cantaba gloria el Sábado Santo a las 5:00 de la mañana y hoy se canta los domingos a las 12 de la noche”. Cuando llegaba el sábado de gloria las personas salían a sus lugares de trabajo o vivienda a retomar labores. “En ese tiempo la hermandad de Jesús de Nazareno se componía de puros campesinos, el que no tenía sierra pa’ allá en Azúcar Buena, tenía la rosita aquí detrás del río”, esto ha cambiado, “la Semana Santa la han convertido en parranda. Antes no se veía eso, teníamos mucho respeto”. Para aquellos tiempos de respeto en los días santos se comían platos de frijoles, bollo limpio o de queso, pescado, “la pesquería se hacía en Hurtado hasta el miércoles, como antes sí había pescado en ese río. Usted llegaba a un patio y veía tres varas tendidas de puro pescado salado”, decía entre anécdotas Silvio, además en todas las casas brindaban dulce.

Ahora mismo para el Capitán de la Corpus Cristi de Valledupar o Danza del Diablo, el dulce se “comercializó”, ya que en la plaza Alfonso López es el lugar donde expenden la tradición y “eso no es tradición”. “La tradición es lo que yo estoy diciendo, lo que nos daban en la casa y ahí mismo los preparaban”, aseveró sin pensar tanto que “ahora quien no tiene para comprar un dulce, no come”.

Datos claves que para el hijo del Capitán Antonio Jiménez Mendoza y Carmen Galindo de Jiménez, son los más “genuinos”, a pesar de tenerlos un poco apartados, este hombre tiene 56 años de casado y está alojado en una humilde casa en el barrio El Cañaguate desde el año 1938, su tiempo dedicado a la hermandad de Jesús de Nazareno se remonta a 70 años, por esa razón es considerado un pilar dentro de los parroquianos y acreedor de un respeto tradicional.

 

Lo que es hoy

La comunidad de Jesús de Nazareno está conformada hoy por 360 feligreses, 300 hombres y 60 mujeres, “hay muchos jóvenes que están es por lujo, para que los vea la novia vestido el jueves o viernes”, pero según este veterano del cristianismo, “espiritualmente siempre hemos estado bien”. Vestirse de blanco para salir los días Santos es para Silvio Jiménez Galindo “el uniforme de la Paz de uno”, y el jueves se visten de morado. “La juventud hoy en día a nosotros los mayores no nos respetan, nos tienen como si fuéramos un símbolo despreciado ante la Hermandad de Jesús, viendo que los pilares que sostienen esa tradición somos nosotros y no aprecian eso. Por eso se están acabando las tradiciones de Semana Santa”.

 

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27 marzo, 2013

“Soy Nazareno hace setenta años”

Cuenta la historia cristiana que en los días Jueves y Viernes Santos las prohibiciones iban desde prender un fogón, salir a pescar, cazar, ingerir licor y hasta tener relaciones íntimas entre hombres y mujeres, pero los tiempos han ido cambiando, con el pasar de los años.


Cuenta la historia cristiana que en los días Jueves y Viernes Santos las prohibiciones iban desde prender un fogón, salir a pescar, cazar, ingerir licor y hasta tener relaciones íntimas entre hombres y mujeres, pero los tiempos han ido cambiando, con el pasar de los años. Las tradiciones quedaron en libros, textos y recuerdos de vieja data, las viejas costumbres son otras, y los fieles expresan su voz de inconformidad con el comportamiento de muchos católicos en la conmemoración la muerte y resurrección de Jesucristo.

El Pilón dialogó con un hombre nacido el 9 de junio de 1930, y que ingresó a la hermandad de Jesús de Nazareno a los 12 años por influencia de su padre que era el Capitán de la misma, Antonio Jiménez Mendoza, quien era el único que pagaba la penitencia de la ‘Piedra del Ara’ en Valledupar, cedida por el padre Vicente. La celebración de la Semana Santa anteriormente era “distinta a la de ahora” expresaba en la charla ilustrativa del Nazareno de pura cepa, Silvio Jiménez Galindo.

Según relató, el Domingo de Ramos se iban a cortar las ramas para la celebración de la liturgia detrás del río Guatapurí y el transporte era en burro, en ese momento nada más estaba en Valledupar la iglesia la Concepción, y estaba el templo del convento, donde se celebraban los actos de la Semana Mayor, “eso quedaba ahí donde está la Catedral hoy en día, no había mujeres en la hermandad de Jesús de Nazareno, solo esclavas encargadas de repartir a los Nazarenos agua, andaban con sus tinajitas en la cabeza y caminaban toda la procesión entregando agua a los penitentes y a los Nazarenos”.

El Nazareno de 82 años, dijo que la familia Picasa del barrio El Cerezo ponía una mesa con dulce, bollo y café el Jueves Santo en la noche, “exclusivo para repartir entre los Nazarenos”, en aquella época ponían el calvario donde está la calle octava ya que en los años 40, la procesión del Jueves Santo salía del convento, hoy en día la Catedral, llegaban a la esquina de Gil Strauch, bajaban a la calle 16 luego seguía hasta donde está la Mundial (farmacia) hoy , y subían hasta el Convento, ahí se pasaba toda la noche el Santo, “por eso en esa época le decían el paso, porque era un paso que se daba uno en la procesión”. Hoy en día la marcha toma la calle 15 hasta la carrera 9, buscando la 13B, luego hasta la Cruz Roja y seguidamente la carrera 5 para luego terminar en la Iglesia y pasan toda la noche en ese lugar. La diferencia para Silvio Jiménez es que hoy los hermanos viven durmiendo cuando llega la 1:00 de la madrugada “tirados en el piso, buscando una terraza para dormir. No respetan la túnica porque eso es sagrado para uno y hoy en día la tienen de un lujo”.

En aquella época del siglo anterior, el Jueves Santo no se hacía candela o no prendían fogones, se cocinaba el miércoles todo el día para guardar la comida hasta cantar gloria, “anteriormente se cantaba gloria el Sábado Santo a las 5:00 de la mañana y hoy se canta los domingos a las 12 de la noche”. Cuando llegaba el sábado de gloria las personas salían a sus lugares de trabajo o vivienda a retomar labores. “En ese tiempo la hermandad de Jesús de Nazareno se componía de puros campesinos, el que no tenía sierra pa’ allá en Azúcar Buena, tenía la rosita aquí detrás del río”, esto ha cambiado, “la Semana Santa la han convertido en parranda. Antes no se veía eso, teníamos mucho respeto”. Para aquellos tiempos de respeto en los días santos se comían platos de frijoles, bollo limpio o de queso, pescado, “la pesquería se hacía en Hurtado hasta el miércoles, como antes sí había pescado en ese río. Usted llegaba a un patio y veía tres varas tendidas de puro pescado salado”, decía entre anécdotas Silvio, además en todas las casas brindaban dulce.

Ahora mismo para el Capitán de la Corpus Cristi de Valledupar o Danza del Diablo, el dulce se “comercializó”, ya que en la plaza Alfonso López es el lugar donde expenden la tradición y “eso no es tradición”. “La tradición es lo que yo estoy diciendo, lo que nos daban en la casa y ahí mismo los preparaban”, aseveró sin pensar tanto que “ahora quien no tiene para comprar un dulce, no come”.

Datos claves que para el hijo del Capitán Antonio Jiménez Mendoza y Carmen Galindo de Jiménez, son los más “genuinos”, a pesar de tenerlos un poco apartados, este hombre tiene 56 años de casado y está alojado en una humilde casa en el barrio El Cañaguate desde el año 1938, su tiempo dedicado a la hermandad de Jesús de Nazareno se remonta a 70 años, por esa razón es considerado un pilar dentro de los parroquianos y acreedor de un respeto tradicional.

 

Lo que es hoy

La comunidad de Jesús de Nazareno está conformada hoy por 360 feligreses, 300 hombres y 60 mujeres, “hay muchos jóvenes que están es por lujo, para que los vea la novia vestido el jueves o viernes”, pero según este veterano del cristianismo, “espiritualmente siempre hemos estado bien”. Vestirse de blanco para salir los días Santos es para Silvio Jiménez Galindo “el uniforme de la Paz de uno”, y el jueves se visten de morado. “La juventud hoy en día a nosotros los mayores no nos respetan, nos tienen como si fuéramos un símbolo despreciado ante la Hermandad de Jesús, viendo que los pilares que sostienen esa tradición somos nosotros y no aprecian eso. Por eso se están acabando las tradiciones de Semana Santa”.