El 28 de octubre, el Hospital Rosario Pumarejo de López, en Valledupar, celebró 75 años de servicio a la comunidad con avances significativos en infraestructura, procesos y calidad asistencial, aunque aún enfrenta retos financieros derivados de pasivos judiciales acumulados en años anteriores. Así lo afirma el agente interventor, José Liñán Murgas, quien asumió el cargo hace siete meses y comparte un balance positivo y a la vez cauteloso de la institución.
“Ya llevo 7 meses en la institución, 7 meses de trabajo, 7 meses de alegría y feliz, contento de poder aportar a este hospital y también de aprender mucho de este hospital y de la sociedad vallenata. 7 meses donde he tenido el honor de que coincidan con los 75 años de la fundación del hospital. Una efeméride muy importante para nosotros”, relató Liñán en entrevista con EL PILÓN.
En cuanto al estado actual de la institución de salud, Liñán resalta que “está en una situación presente buena, con unas condiciones de prestación de servicio fuertes, robusta, con servicios de urgencias de muy buena calidad, hospitalización, consulta externa, y servicios de apoyo diagnóstico y terapéuticos muy buenos y mejorando”. Explica que, próximamente, gestionarán directamente los servicios de imagen diagnóstica y que iniciarán exámenes de biología molecular en laboratorio, además de ampliar su banco de sangre.
Sobre las perspectivas, comenta: “Para el año entrante esperamos expandir nuestros servicios en las áreas de alta complejidad en algunos procedimientos que no hacemos. Esperamos mejorar la gestión de medicamentos con una central de mezcla y avanzar en cirugía laparoscópica y gastrointestinal”.
Destacan como programas insignia el materno-infantil y el fortalecimiento del proceso quirúrgico. No obstante, reconoce la amenaza que suponen los pasivos heredados: “Antes de enero de 2022 el hospital debía a proveedores $14.000 millones y tenía una deuda por demandas de unos $21.000 millones. En total, pasivos judiciales de cerca de $65.000 millones. Esa es la gran amenaza para el hospital porque puede afectar la operación si se levanta la intervención”.
Retos
La intervención de la Superintendencia de Salud congeló embargos y demandas “para que la plata que llegue se use para la operación corriente, pago de trabajadores, compra de insumos y medicamentos”, puesto que la recuperación financiera requiere tiempo y “no se hace de la noche a la mañana”. El origen de las demandas judiciales responde a juicios por atención en el hospital durante periodos difíciles: “Hay condenas millonarias que afectan las finanzas, pero también ganamos procesos”, precisó el médico.
Respecto a la facturación, afirma que avanzan en la realización en tiempo real, lo que mejorará la radicación y recaudo: “La gestión de cobro a las EPS va muy bien y tenemos un gran futuro por delante”. Sin embargo, detalló que la relación con las EPS, “a veces está bien, a veces mal, pero siempre va a existir”. Las pérdidas por EPS liquidadas rondan los $15.000 millones que el hospital no recuperará, ya que estas deudas quedan sin asumir.
Otra fuente de recaudo es la atención a inmigrantes, aunque el flujo ha disminuido por la regularización e inscripción al régimen subsidiado. “Actualmente, el hospital tiene certificado un pago de unos $30.000 millones relacionados con esa población, que corresponde a años recientes, pero su cobro depende de la disponibilidad financiera del Ministerio de Salud”, según el directivo.
¿Seguirá la intervención?
Sobre la extensión de la intervención, Liñán manifiesta que esta puede renovarse y considera que debe mantenerse al menos hasta resolver los pasivos, pues “la única razón por la cual el hospital está intervenido es por esos pasivos, que no se pueden saldar de un día para otro”, precisó. Al evaluar los 75 años de historia, el agente interventor resalta que el hospital atraviesa su mejor etapa en cuanto a prestación de servicios: “Nunca antes había tenido las condiciones que tiene hoy en día, ni en 1975 ni con la Ley 100”. En materia conmemorativa, el hospital realizó jornadas académicas, conferencias, ceremonias sociales y una misa.
Por Redacción General.











