El médico cirujano José Liñán Murgas llegó hace 5 meses al Hospital Rosario Pumarejo de López como agente especial interventor debido a la delicada situación del centro hospitalario. Durante una reciente entrevista, el funcionario de la Superintendencia Nacional de Salud explicó el impacto que ha tenido la intervención, cuál es el estado financiero y los desafíos para superar las deudas que mantienen el hospital bajo supervisión.
La intervención está definida hasta enero de 2026, ¿cree que la Superintendencia levante la intervención?
Depende de un factor muy importante para el hospital, que es la situación financiera. La situación financiera corriente es buena; estamos vendiendo suficientes servicios para garantizar el pago del recurso humano, que es lo más importante, y también para pagar proveedores y cubrir obligaciones. Sin embargo, el hospital arrastra deudas del pasado, pasivos judiciales que sumarían aproximadamente 75.000 millones de pesos. Esto es lo que justifica la intervención. Si se quitara la intervención, esas demandas se convertirían en embargos y paralizarían la situación financiera.
¿Qué perspectivas hay para superar esos pasivos judiciales?
Esperamos que con la contribución de la Nación, del departamento y el esfuerzo propio, podamos cubrir esos pasivos y que el hospital salga de esta crisis financiera para devolverlo al departamento, que es su propietario y responsable. El levantamiento de la medida depende prácticamente de lo que suceda con esas deudas.
¿Cómo está la liquidez y los ingresos actuales?
La intervención congela el gran pasivo y salva la operación corriente. Hemos salvado el presente para que el pasado no destruya la capacidad operativa. Actualmente, el hospital funciona bien y está haciendo los mayores esfuerzos para mantener la prestación de servicios con los recursos que ingresan. Todos los servicios se coordinan para generar ingresos: cirugía, hospitalización, urgencias, diagnóstico por imágenes, laboratorio clínico… Vivimos de lo que vendemos y proyectamos vivir con lo que se vende en el año. Para cubrir pasivos del pasado debemos generar excedentes financieros, lo cual es un objetivo a mediano plazo.
Según su experiencia, ¿en cuánto tiempo podría solucionarse la deuda?
No puedo decirlo con certeza. Al finalizar el ejercicio de este año sabremos si quedarán recursos para invertir en pasivos. Funcionamos como una empresa social del Estado; no generamos utilidades sino que reinvertimos, y cualquier excedente lo dedicamos a pagar deudas. El proceso requerirá paciencia.
¿Qué apoyo ha recibido el hospital del departamento y la nación?
El departamento ha sido muy generoso, ha aportado equipos que fortalecen la operación. Con esa operación fortalecida, generamos ingresos para pagar obligaciones. Estamos muy comprometidos con ampliar y mejorar el portafolio de servicios para seguir siendo la institución más completa del Cesar.
¿Cómo está el pago al personal y proveedores?
Si hubiera problemas ya se habrían sentido rápido. El hospital cumple con el pago a nuestro recurso humano y proveedores, con tiempos pactados. Eso es fundamental para mantener la operatividad.
¿Cuál es el presupuesto actual y cuánto se recauda al mes?
El mes pasado facturamos $16.000 millones, pero radicamos $20.400 millones por facturaciones atrasadas. Estamos trabajando para que la facturación salga en tiempo real y así mejorar el flujo de caja, algo que no venía sucediendo.
¿Qué hace falta para que el hospital sea una entidad estable sin peligro?
La gestión la está haciendo la Supersalud a través de agentes interventores como yo. El objetivo es superar la crisis para que el hospital vuelva a ser gestionado por el ente territorial. Actualmente estamos en un proceso de acreditación en calidad para ofrecer servicios con los más altos estándares.
¿Qué mensaje le envía a los usuarios del hospital?
Les pido su apoyo, que confíen en que estamos trabajando arduamente para mejorar la calidad del servicio. Estamos desarrollando programas como la detección de patologías cardíacas en niños con la Fundación Cardioinfantil de Bogotá, que opera sin costo para las familias.
La capacidad hospitalaria está rebasada, no solo aquí sino en toda Valledupar. El hospital fue diseñado con habitaciones para tres camas, y los pacientes con enfermedades transmisibles bloquean otras camas. Necesitamos una unidad de aislados para mejorar la fluidez en urgencias y hospitalización. Es una situación crítica que estamos trabajando para solucionar en corto o mediano plazo; esperamos pronto anunciar avances.
Por Redacción EL PILÓN.
