Las personas prefieren realizar la quema y no mandar a limpiar el lugar.
Por: Freddy Oñate Acevedo/EL PILÓN
La quema de maleza en el sector del Novalito, por la carrera cuarta, ha despertado las quejas de algunos vecinos del barrio.
Al parecer no es la primera vez que se realiza la quema de monte en esta parte de la ciudad, pues anteriormente ya se habían recibido las denuncias de distintas personas del barrio.
Así pues, es necesario retomar la Ley 1259 de 2008, sobre la quema de residuos sólidos y líquidos a cielo abierto.
De esta manera, según la Ley anteriormente citada, el artículo 109 reza, que “queda prohibida la quema de cualquier tipo de materia, líquido o sólido” y para el caso de quema de pastizales o malezas, será posible realizar la quema siempre y cuando “no impacte severamente la calidad del aire y no represente un riesgo para la salud o a los ecosistemas y medie alguna autoridad forestal, agraria o pecuaria”.
Además de lo anterior, debe tenerse en cuenta que alrededor del sitio donde se realiza la quema, no debe perjudicar el ambiente de quienes residen en cercanías al lugar.
Leonor Fernández, residente del barrio, asegura que “sin vivir cerca del lugar donde se llevan a cabo las quemas de las malezas, puedo sentir el olor a humo que penetra en la casa, ahora no me imagino cómo estarán las personas que viven al frente del sitio”.
Cenizas como abono
Realizar una quema de terreno, era utilizada anteriormente para la generación de abono; esto sigue siendo implementado por muchos campesinos en el país. No obstante, este procedimiento puede traer tanto beneficios como contraindicaciones.
El abono producido por las cenizas es considerado como uno de los más productivos para las plantas, pero el impacto ambiental generado por el humo producido genera una alteración en el aire, lo que podría ocasionar problemas en el futuro.
De esta forma, se espera que las personas tomen conciencia de la importancia de manejar de manera apropiada las quemas que se realicen en los distintos sectores de la ciudad; éstas deben ser controladas, para evitar una catástrofe.
Las personas prefieren realizar la quema y no mandar a limpiar el lugar.
Por: Freddy Oñate Acevedo/EL PILÓN
La quema de maleza en el sector del Novalito, por la carrera cuarta, ha despertado las quejas de algunos vecinos del barrio.
Al parecer no es la primera vez que se realiza la quema de monte en esta parte de la ciudad, pues anteriormente ya se habían recibido las denuncias de distintas personas del barrio.
Así pues, es necesario retomar la Ley 1259 de 2008, sobre la quema de residuos sólidos y líquidos a cielo abierto.
De esta manera, según la Ley anteriormente citada, el artículo 109 reza, que “queda prohibida la quema de cualquier tipo de materia, líquido o sólido” y para el caso de quema de pastizales o malezas, será posible realizar la quema siempre y cuando “no impacte severamente la calidad del aire y no represente un riesgo para la salud o a los ecosistemas y medie alguna autoridad forestal, agraria o pecuaria”.
Además de lo anterior, debe tenerse en cuenta que alrededor del sitio donde se realiza la quema, no debe perjudicar el ambiente de quienes residen en cercanías al lugar.
Leonor Fernández, residente del barrio, asegura que “sin vivir cerca del lugar donde se llevan a cabo las quemas de las malezas, puedo sentir el olor a humo que penetra en la casa, ahora no me imagino cómo estarán las personas que viven al frente del sitio”.
Cenizas como abono
Realizar una quema de terreno, era utilizada anteriormente para la generación de abono; esto sigue siendo implementado por muchos campesinos en el país. No obstante, este procedimiento puede traer tanto beneficios como contraindicaciones.
El abono producido por las cenizas es considerado como uno de los más productivos para las plantas, pero el impacto ambiental generado por el humo producido genera una alteración en el aire, lo que podría ocasionar problemas en el futuro.
De esta forma, se espera que las personas tomen conciencia de la importancia de manejar de manera apropiada las quemas que se realicen en los distintos sectores de la ciudad; éstas deben ser controladas, para evitar una catástrofe.