La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) dio un paso histórico en la Costa Caribe al emitir su primera sentencia contra 12 exmilitares sancionados por 135 asesinatos y desapariciones forzadas. Pero no fue solo el contenido judicial lo que marcó la jornada, sino también un acto simbólico cargado de significado: la entrega de la sentencia en una mochila kankuama, emblema ancestral de resistencia y memoria para los pueblos indígenas de la Sierra Nevada.
Según la presidenta de la Sección de Reconocimiento de Verdad de la JEP, magistrada Ana Manuela Ochoa Arias, “la justicia dignifica, la verdad alivia”. Este gesto representa la justicia restaurativa: “Depositar la sentencia en una mochila indígena es llevar la verdad y la justicia de regreso a las raíces de las comunidades, reconociendo su historia y su dolor”. Para Ochoa, la mochila simboliza la identidad, la tradición y el conocimiento que se teje generación tras generación, formando un puente entre la memoria histórica y la reparación.
Un símbolo que une justicia y cultura
La magistrada Ochoa Arias explicó la profundidad de este símbolo: “Cuando fuimos a explicarle a los pueblos cuál era la diferencia entre lo que había hecho la Sala de Reconocimiento y lo que hacía la Sección de Reconocimiento, era difícil para la gente entenderlo… La Sala de Reconocimiento es el chipiré de la mochila, es decir, la base. Nosotros, como Sección, tenemos que terminar esa mochila y entregarla. Ahí nace la idea de entregar y depositar la sentencia en la mochila“.
La mochila, agregó, es más que un objeto: “Cuando una mujer está tejiendo una mochila, está tejiendo sus pensamientos, y eso fue lo que hicimos… Nos era un símbolo que nos guiaba en el trabajo”.
Notificación con pertinencia étnica y cultural
Sobre la socialización de la sentencia con los pueblos indígenas Kankuamo y Wiwa, Ochoa señaló que se priorizará la comunicación en sus lenguas y de forma oral, respetando sus tradiciones: “Con el pueblo Wiwa se tiene previsto que se haga traducción a la lengua Damana. Nosotros hemos pensado no hacerla por escrito, sino de forma oral“.
De igual manera, destacó la importancia de que estas notificaciones se realicen “en sus territorios, claramente explicadas, y que los pueblos puedan reaccionar con los mecanismos que tengan disponibles“. Esta decisión responde a la reglamentación interna de la JEP para garantizar que el proceso sea respetuoso e incluyente con su enfoque étnico y cultural.
Así, la mochila kankuama se convierte en un puente entre la memoria histórica y la justicia restaurativa, una expresión cultural que vincula a la sentencia con el respeto a la identidad y los derechos colectivos de los pueblos indígenas afectados por el conflicto armado.
Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN









