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“Pensé que lo había vivido todo”: Luis Alberto Rodríguez, director DNP

Luis Alberto Rodríguez, director DNP. FOTO/CORTESÍA.

Quizá  nunca imaginamos que un vallenato estaría en el centro de las más complejas decisiones en el país en medio de una inmensa crisis, que afectó en tan poco tiempo el diario transcurrir de millones de colombianos.

Una crisis humana iniciada fuera de las fronteras. Aunque no es un problema colombiano, sino mundial, su primer tratamiento es nacional y sus implicaciones principales lo son. El joven,  ya viejo por la experiencia acumulada, Luis Alberto Rodríguez no se imaginó  estar en estas circunstancias.  

A Luis Alberto Rodríguez  le ha tocado participar, con el equipo de gobierno sectorial, del trámite de dos reformas tributarias, una de ellas declarada inexequible por la Corte Constitucional, dos presupuestos nacionales, el acto legislativo de regalías 005 de 2019, con sus dobles vuelta. Un Plan Nacional de Desarrollo y varios paros.  Parecía que había vivido y pasado por todas y esta situación no podía pasar por su imaginación, pues nos sorprendió a todos.

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Luis Alberto Rodríguez es la cabeza del Departamento Nacional de Planeación, DNP, un soporte técnico fundamental en esta crisis en el que hay tantos renglones, sectores, temas, que hilvanar y acompasar. Y aunque no es el gestor, pues al lado del presidente de la República se observa al ministro de Salud, sí es la mano técnica y proverbial que pone los cajones, revisa qué hay en la despensa y los espacios de esa casa que es Colombia.

Compartimos con él algunas preguntas y respuestas, pocas en medio de una agenda apretada como nunca por obvias razones,  de cómo la situación está cambiando  su rutina personal y su jornada de trabajo.

Él encabeza a vallenatos en el alto Gobierno central como el ministro de Vivienda, Jonathan Malagón, que tiene que ver con un vital producto como el agua y la construcción, y el director de Colpensiones, Juan Miguel Villa, que tiene que ver con los adultos mayores, población foco de la pandemia.

¿Cómo ha cambiado la rutina?

Muchos cambios. En el día a día ha sido necesario incorporar hábitos y acciones de prevención; por ejemplo, lavarse las manos con más frecuencia, al regresar a la casa quitarse los zapatos y cosas similares.

El cambio principal de la rutina ha sido tener días más largos de trabajo. En el sector público son bien largos normalmente, pero la pandemia ha puesto a prueba a toda la sociedad mundial y los que estamos en la función pública estamos enfrentando retos mayores a los usuales.

 ¿Ha habido oportunidad de ver a la familia?

Sí, más de lo que usualmente los veía. Eso se debe a dos motivos: primero, no hay viajes y, además, hay más reuniones virtuales que pueden atenderse desde la casa. Sin embargo, eso aplica para mi familia inmediata, esposa e hija, es lo contrario para el caso de los otros familiares que están en su mayoría en Valledupar y no los he podido visitar desde que inició el aislamiento.

 ¿Queda algún espacio para la reflexión, para el ejercicio, lectura diferente a la del trabajo o algún tipo de descanso?

Realmente han sido días de mucho trabajo, el covid-19 y sus efectos ocupan gran parte de los pensamientos. A pesar de eso he intentado seguir con las rutinas de ejercicio y lecturas de descanso.

 ¿Cómo manejar conflictos, tensiones, presiones, plazos e incomprensiones en este tipo de crisis y, por supuesto, el estado de ánimo?

En el Gobierno nacional no descansamos ni escatimamos esfuerzos por disminuir los impactos sanitarios, sociales y económicos del covid-19, ese es el ejemplo del presidente de la República. Pienso que eso da ánimo y tranquilidad para seguir trabajando con la conciencia tranquila, a pesar de la difícil coyuntura. Hemos hecho todo lo humanamente posible para responder con eficiencia y rapidez a esta crisis.

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 ¿Cómo articular la nación y los gobiernos territoriales en esta circunstancia?

La articulación requiere comunicación y la comunicación requiere tiempo. Infortunadamente en medio de una pandemia no hay tiempo para consensuar la toma de decisiones con todo el mundo. Sin embargo, hemos tenido avances importantes en la articulación, el primer decreto que sacamos con repercusiones territoriales, el 444 que creaba el Fondo de la Emergencia, FOME, tuvo muchas malas interpretaciones. Solo sentarnos a explicar resolvió muchas dudas, pero, sobre todo, nos permitió discutir otras decisiones de manera más coordinada que se han ido tomando en las últimas semanas.

Parece que se ha aplanado la curva del virus ¿alguna reflexión sobre la curva deseable de recuperación de la economía?

Las decisiones que ha tomado el presidente de la República relacionadas con extender el aislamiento preventivo para permitir la apertura de algunos sectores, como construcción y manufactura, sujeta a protocolos, es la mejor forma de reactivar la economía. Eso disminuye el efecto económico del covid-19 sin exponer la salud pública. Vale la pena resaltar que la salud y la economía están en la misma ecuación objetivo de las decisiones que ha tomado el Gobierno nacional: salvar la vida de los colombianos, sí, salvar la vida del virus y del hambre.

¿Cómo esperar que los ancianos, los más pobres y los informales no reciban el impacto?

Hemos hecho esfuerzos monumentales por atender esas poblaciones, precisamente al reconocer que son las más vulnerables por el choque del covid-19.

Se lo voy a poner en perspectiva. A Colombia le tomó 20 años, desde 1999, crear un sistema de protección social que llevara transferencias monetarias a 2,6 millones de hogares pobres, lo que es hoy el Programa Familias en Acción. En la pandemia creamos el programa Ingreso Solidario para llegar a 3 millones de hogares que antes no habían recibido una transferencia monetaria del Estado; es decir, que no hacían parte de eso que al país le tomó dos décadas crear. En cuestión de días llegamos al primer millón de esos beneficiarios y estamos trabajando para llegar al 1,8 millones restantes para lograr los 3 millones de hogares favorecidos. En esos beneficiarios hay gran parte de esa población vulnerable y desprotegida en época de covid-19.

Vale la pena reconocer que aún no llegamos a todos los afectados ni con la velocidad que quisiéramos, seguimos trabajando. En el proceso muchas entidades del Estado han tenido que reinventarse, ajustar procesos y, en casos, asumir riesgos.

Ese programa tuvo críticas al inicio, por supuestas fallas en el portal web. ¿Cuál es su balance de Ingreso Solidario?

El balance es satisfactorio, aunque seguimos trabajando. En el proceso hemos reinventado pasos para llegar cada vez más rápido a rincones del país con recursos en efectivo, recursos que llegan al bolsillo de colombianos que lo necesitan y nunca habían recibido una transferencias del Estado.  Muchos de esos colombianos no están bancarizados, así que el reto es doble.

Las fallas que tuvo la página web, que fueron meramente operativas y que no significaron pérdida de recursos, eran riesgos que tocaba tomar: sacar decretos ley, armar una base de datos de 3 millones de hogares que antes no estaban en programas sociales, tener una página web dispuesta al público, diseñar una operativo para enviar el efectivo, coordinar decenas de entidades públicas y privadas para lograr todo lo anterior y muchos otros detalles que parecen mínimos, pero que tuvimos que hacer para lanzar Ingreso Solidario en días. En crisis hay que asumir riesgos; si no, los más vulnerables sufrirían la inacción. 

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El país, y por supuesto la región, lo ha visto muy activo con el programa Devolución del IVA a familias, ¿en qué consiste?

El impuesto a las ventas, IVA, es un instrumento de política regresivo. Me explico: se le cobra la misma tarifa de IVA por cada bien a las familias de mayores ingresos y a las más pobres. Por ejemplo, el 5 % de IVA al café sin importar si lo compra una familia de altos ingresos o una familia vulnerable. Eso es injusto, el programa de Devolución del IVA precisamente busca corregir esa injusticia histórica, lo cual nos permite ser un país más justo.

El programa lo diseñamos para devolverle el valor de 75.000 pesos cada dos meses que usualmente paga un hogar vulnerable por los bienes que tienen IVA, y ya lo estamos haciendo. El programa arrancó el 31 de marzo y ya hemos alcanzado el primer millón de familias que son beneficiarios. Eso nos permite corregir esa injusticia histórica.

¿Se puede decir que usted es el padre del programa de Devolución del IVA? Programa que además acaba de ser aplaudido por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, OCDE.

En realidad es una propuesta que lleva discutiéndose durante décadas entre los economistas colombianos. Recuerdo hace unos 15 años decían que eso no era factible. Incluso hace menos de dos años, un exministro de Hacienda nos decía que eso no era posible. El presidente había insistido que quería corregir esa injusticia desde incluso antes de llegar al Gobierno. Yo he tenido el privilegio de hacer parte de ese equipo económico que ha hecho realidad corregir esa injusticia histórica.

¿Al Cesar y La Guajira en qué magnitudes ha llegado la ayuda del Gobierno nacional en esos programas?

La Devolución del IVA ha beneficiado en el Cesar a más de 40.000 hogares y en La Guajira a 24.000. En cuanto Ingreso Solidario, el Cesar tiene 90.006 beneficiarios de los cuales ya se han entregado 29.907 ayudas; en La Guajira hay 75.666 beneficiarios entre los cuales ya se han entregado 22.300 abonos. Seguimos trabajando para llegar al resto de beneficiarios que en su mayoría son personas no bancarizadas.

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¿Alguna recomendación para los vallenatos, cesarenses y guajiros?

Es importante insistir en que la gente se quede en casa, guarde distancia y siga las recomendaciones de higiene. Nuestra idiosincrasia es contraria a las tres cosas, salimos mucho de la casa, abrazamos y además no estamos acostumbrados a por ejemplo dejar los zapatos en la entrada de la casa, cosa que hacen los asiáticos, pero haríamos mucho con lavarnos seguido las manos.

Cada familia que se cuida está cuidando al mundo entero. Estamos en una pandemia, decisiones micro tienen efectos macro muy importantes.

Por: Redacción EL PILÓN

Categories: Entrevista
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