Esta crónica es publicada a propósito del foro 475 años de la Academia de Historia del Valle de Upar, que conmemorará el aniversario de la muerte de Simón Bolívar. Se discutirá la vida de figuras como José Prudencio Padilla y Juan Bautista Pavajeau, quienes jugaron un papel clave en la independencia y estuvieron relacionados con Bolívar.
Inicio esta investigación aclarando que su sobrenombre, el Turco, no sólo se lo pusieron porque en su primera infancia presentaba dificultad en el habla, algo así como un tartamudeo, sino porque su fisonomía o fenotipo, con sus cejas muy pobladas, una mirada penetrante y su nariz fileña y aguileña, eran precisamente igual a la de un turco, y esto no lo recogía del suelo, pues uno de sus primeros antepasados, su segundo tatarabuelo llamado José Vicente Maestre de Nieves de Perea y del Campo, descendía de los Perea, de los cuales él heredó sus genes.
Perea era un pueblo ubicado en el antiguo Israel, al lado de Judea, Samaria y Galilea. Los sirios, jordanos, y libaneses cuando emigraban a Colombia los llamaban turcos, y tenían un gran parecido por tener el mismo origen, ya que todos descendían de Sem, el hijo de Noé que habitó el Asia.
El Turco Pavajeau imitaba a Abraham, el patriarca de la Biblia, ya que su casa era el posadero de los forasteros, y daba posada al peregrino, con un trato afable y hospitalario; pero además, fue el gran mecenas de los músicos pobres, ya que les obsequiaba los instrumentos a los artistas que no los tenían, en esto se rememora a Cayo Mecenas, quien fue el primero que ayudó a los artistas en el siglo primero antes de Cristo.
Fue además un gran padre, ya que hizo ser profesionales a todos sus hijos y les brindó apoyo emocional; su hija mayor, Lina, fue reina de belleza por el Cesar, en el Concurso Nacional de Belleza en Cartagena, donde brilló por su gran belleza.
Fue un amante de la naturaleza, por ello en su casa de la plaza Alfonso López sembró muchas flores, entre ellas una, llamada Caballero de la Noche, cuyo perfume se extendía a la plaza. También tenía aves de corral, y entre ellas un gallo que lo despertaba a las 5 de la mañana y era así para él como un reloj, según me contaba.
Cuando yo iba a misa a las 6 de la tarde a la iglesia de la plaza, divisaba en la puerta de su casa unos 10 taburetes ocupados, que sugerían una reunión. Era que en esta casa todas las noches se celebraba una tertulia, donde primaba la dialéctica, ya que se oían entre sí, y se discutían temas económicos, sociales y de política; ellos quitaban y ponían alcaldes y gobernadores; a esta tertulia asistían personajes como el doctor Alberto Herazo Palmera, Augusto Socarrás, José Alfonso Martínez y otros.
El Turco se convirtió en un profesional del turismo, ya que a sus parrandas asistían turistas y personajes muy importantes, como el nadaista Gonzalo Arango, el maestro Poncho Cotes, el doctor Hernando Molina Maestre, Rafael Escalona, Gabriel García Márquez, el gobernador del Magdalena, coronel Hernández Pardo; además de presidentes del país, Andrés Becerra, el médico Enrique Ariza Cotes, el doctor Roberto Pavajeau, Leandro Díaz, Clemente Quintero, Oscarito Pupo, Luis Carlos Pimienta, Ospicio López, Claudio Quintero, Roberto Benavides, Darío Pavajeau, Hernán y Armando Maestre, Gustavo Gutiérrez, Juan Manuel Cotes, Colacho Mendoza, el hermano musical de los Pavajeau y otras personas y autoridades.
El turco y su hermano Darío, extendieron y democratizaron al vallenato a la élite vallenata, por medio de la parranda, logrando que llegara al Club Valledupar.
Sus hermanas: Carmen, Cecilia, Judi, Aida y María Ester, quienes fueron y son monjas seglares del catecumenado, bajo la dirección del reverendo padre Armando Becerra. Sus hermanos: Juan Bautista, Armando y Darío.
Sus padres, Rita Lucía Molina Maestre y Roberto Marcelo de los Dolores Pavajeau Monsalvo. Don Roberto, fue el primer odontólogo graduado que llega a la ciudad; estudio en Filadelfia Pensilvania (Estados Unidos) en 1917, él humanizó la profesión porque fue el primero en utilizar la anestesia en la ciudad de Valledupar, para que no hubiera dolor en las extracciones dentales. Don Roberto tuvo una hermana llamada Delfina Pavajeau, quien heredó el balcón de la Plaza y se casó con Casimiro Raúl Maestre, quienes fueron los padres del doctor Armando Maestre, exalcalde de Valledupar casado con la distinguida dama Gloria Cuello.
Doña Rita, fue la persona que, durante muchos años, guardó celosamente el baúl que contenía cartas del Libertador y algunos uniformes de campaña, desafortunadamente el baúl se quemó durante un incendio.
Los abuelos paternos del Turco fueron, el médico Juan Bautista Pavajeau Fernández De Castro y Dolores Monsalvo; Este médico fue graduado en la Facultad de Medicina de Santa Marta.
A medianoche le tocaban a la puerta en el balcón de la plaza, con estos gritos: “¡Doctó, doctó, la niña Pacha se está muriendo, porque puja, que puja y el muchachito no sale, como que está atravesao!”. El médico con una gran humildad y mansedumbre, tocando el reloj las dos de la madrugada, se levantaba, ensillaba su mula y llamaba a un indiecito arahuaco de unos 14 años, para que le iluminara el camino con una lamparita de petróleo delante de la mula; al llegar a la chocita, encontraba a la niña Pacha, sobre una estera en el suelo y una bacinilla al pie, toda sudorosa; él se colocaba sus guantes y los introducía en la vagina, enderezando la cabeza del muchachito y le decía: “Niña Pacha, ahora sí puede pujar con fuerza, porque ya el muchachito está enderezado, listo para salir; al final ella le daba las gracias y le decía: ‘Doctó, no tengo con qué pagarle, mi hijito se llamará Juan Bautista, para que salga igual de inteligente a usted’”. Al otro día, la niña Pacha, le enviaba en gratitud, una manito de guineo verde y una panela a su casa.
El médico Juan Bautista murió de un ataque en el año de 1922 en la población de Nabusímaque, de 63 años, un 24 de diciembre, en este lugar aún reposan sus restos.
Doña Dolores Monsalvo era hija del Delfina Maestre Pedalta y del primer abogado graduado que vino a Valledupar, llamado Pedro Rodolfo Monsalvo, oriundo de Ciénaga; el doctor Pedro era hijo de Lucas Monsalvo y Encarnación Molinares; él heredó la casa de Los Portales, que años después heredó su hija Dolores Monsalvo y posteriormente el odontólogo Roberto Pavajeau.
Los bisabuelos paternos del Turco fueron: el protomédico Tomás José Pavajeau Castilla y Margarita Fernández de Castro, nieta de la Loperena. El médico Tomás Pavajeau atendió al libertador durante la enfermedad que lo llevó a la tumba, acompañado del médico francés Alejandro Próspero Reverend, a quienes el Libertador les tenía confianza porque ellos no practicaban la sangría que mataba más rápido al paciente.
Por: Ruth Ariza Cotes.
Esta crónica es publicada a propósito del foro 475 años de la Academia de Historia del Valle de Upar, que conmemorará el aniversario de la muerte de Simón Bolívar. Se discutirá la vida de figuras como José Prudencio Padilla y Juan Bautista Pavajeau, quienes jugaron un papel clave en la independencia y estuvieron relacionados con Bolívar.
Inicio esta investigación aclarando que su sobrenombre, el Turco, no sólo se lo pusieron porque en su primera infancia presentaba dificultad en el habla, algo así como un tartamudeo, sino porque su fisonomía o fenotipo, con sus cejas muy pobladas, una mirada penetrante y su nariz fileña y aguileña, eran precisamente igual a la de un turco, y esto no lo recogía del suelo, pues uno de sus primeros antepasados, su segundo tatarabuelo llamado José Vicente Maestre de Nieves de Perea y del Campo, descendía de los Perea, de los cuales él heredó sus genes.
Perea era un pueblo ubicado en el antiguo Israel, al lado de Judea, Samaria y Galilea. Los sirios, jordanos, y libaneses cuando emigraban a Colombia los llamaban turcos, y tenían un gran parecido por tener el mismo origen, ya que todos descendían de Sem, el hijo de Noé que habitó el Asia.
El Turco Pavajeau imitaba a Abraham, el patriarca de la Biblia, ya que su casa era el posadero de los forasteros, y daba posada al peregrino, con un trato afable y hospitalario; pero además, fue el gran mecenas de los músicos pobres, ya que les obsequiaba los instrumentos a los artistas que no los tenían, en esto se rememora a Cayo Mecenas, quien fue el primero que ayudó a los artistas en el siglo primero antes de Cristo.
Fue además un gran padre, ya que hizo ser profesionales a todos sus hijos y les brindó apoyo emocional; su hija mayor, Lina, fue reina de belleza por el Cesar, en el Concurso Nacional de Belleza en Cartagena, donde brilló por su gran belleza.
Fue un amante de la naturaleza, por ello en su casa de la plaza Alfonso López sembró muchas flores, entre ellas una, llamada Caballero de la Noche, cuyo perfume se extendía a la plaza. También tenía aves de corral, y entre ellas un gallo que lo despertaba a las 5 de la mañana y era así para él como un reloj, según me contaba.
Cuando yo iba a misa a las 6 de la tarde a la iglesia de la plaza, divisaba en la puerta de su casa unos 10 taburetes ocupados, que sugerían una reunión. Era que en esta casa todas las noches se celebraba una tertulia, donde primaba la dialéctica, ya que se oían entre sí, y se discutían temas económicos, sociales y de política; ellos quitaban y ponían alcaldes y gobernadores; a esta tertulia asistían personajes como el doctor Alberto Herazo Palmera, Augusto Socarrás, José Alfonso Martínez y otros.
El Turco se convirtió en un profesional del turismo, ya que a sus parrandas asistían turistas y personajes muy importantes, como el nadaista Gonzalo Arango, el maestro Poncho Cotes, el doctor Hernando Molina Maestre, Rafael Escalona, Gabriel García Márquez, el gobernador del Magdalena, coronel Hernández Pardo; además de presidentes del país, Andrés Becerra, el médico Enrique Ariza Cotes, el doctor Roberto Pavajeau, Leandro Díaz, Clemente Quintero, Oscarito Pupo, Luis Carlos Pimienta, Ospicio López, Claudio Quintero, Roberto Benavides, Darío Pavajeau, Hernán y Armando Maestre, Gustavo Gutiérrez, Juan Manuel Cotes, Colacho Mendoza, el hermano musical de los Pavajeau y otras personas y autoridades.
El turco y su hermano Darío, extendieron y democratizaron al vallenato a la élite vallenata, por medio de la parranda, logrando que llegara al Club Valledupar.
Sus hermanas: Carmen, Cecilia, Judi, Aida y María Ester, quienes fueron y son monjas seglares del catecumenado, bajo la dirección del reverendo padre Armando Becerra. Sus hermanos: Juan Bautista, Armando y Darío.
Sus padres, Rita Lucía Molina Maestre y Roberto Marcelo de los Dolores Pavajeau Monsalvo. Don Roberto, fue el primer odontólogo graduado que llega a la ciudad; estudio en Filadelfia Pensilvania (Estados Unidos) en 1917, él humanizó la profesión porque fue el primero en utilizar la anestesia en la ciudad de Valledupar, para que no hubiera dolor en las extracciones dentales. Don Roberto tuvo una hermana llamada Delfina Pavajeau, quien heredó el balcón de la Plaza y se casó con Casimiro Raúl Maestre, quienes fueron los padres del doctor Armando Maestre, exalcalde de Valledupar casado con la distinguida dama Gloria Cuello.
Doña Rita, fue la persona que, durante muchos años, guardó celosamente el baúl que contenía cartas del Libertador y algunos uniformes de campaña, desafortunadamente el baúl se quemó durante un incendio.
Los abuelos paternos del Turco fueron, el médico Juan Bautista Pavajeau Fernández De Castro y Dolores Monsalvo; Este médico fue graduado en la Facultad de Medicina de Santa Marta.
A medianoche le tocaban a la puerta en el balcón de la plaza, con estos gritos: “¡Doctó, doctó, la niña Pacha se está muriendo, porque puja, que puja y el muchachito no sale, como que está atravesao!”. El médico con una gran humildad y mansedumbre, tocando el reloj las dos de la madrugada, se levantaba, ensillaba su mula y llamaba a un indiecito arahuaco de unos 14 años, para que le iluminara el camino con una lamparita de petróleo delante de la mula; al llegar a la chocita, encontraba a la niña Pacha, sobre una estera en el suelo y una bacinilla al pie, toda sudorosa; él se colocaba sus guantes y los introducía en la vagina, enderezando la cabeza del muchachito y le decía: “Niña Pacha, ahora sí puede pujar con fuerza, porque ya el muchachito está enderezado, listo para salir; al final ella le daba las gracias y le decía: ‘Doctó, no tengo con qué pagarle, mi hijito se llamará Juan Bautista, para que salga igual de inteligente a usted’”. Al otro día, la niña Pacha, le enviaba en gratitud, una manito de guineo verde y una panela a su casa.
El médico Juan Bautista murió de un ataque en el año de 1922 en la población de Nabusímaque, de 63 años, un 24 de diciembre, en este lugar aún reposan sus restos.
Doña Dolores Monsalvo era hija del Delfina Maestre Pedalta y del primer abogado graduado que vino a Valledupar, llamado Pedro Rodolfo Monsalvo, oriundo de Ciénaga; el doctor Pedro era hijo de Lucas Monsalvo y Encarnación Molinares; él heredó la casa de Los Portales, que años después heredó su hija Dolores Monsalvo y posteriormente el odontólogo Roberto Pavajeau.
Los bisabuelos paternos del Turco fueron: el protomédico Tomás José Pavajeau Castilla y Margarita Fernández de Castro, nieta de la Loperena. El médico Tomás Pavajeau atendió al libertador durante la enfermedad que lo llevó a la tumba, acompañado del médico francés Alejandro Próspero Reverend, a quienes el Libertador les tenía confianza porque ellos no practicaban la sangría que mataba más rápido al paciente.
Por: Ruth Ariza Cotes.