La cancha del barrio Villa Magdala de Valledupar se ha convertido en el espacio donde las jugadoras se reúnen cada fin de semana para demostrar sus condiciones en un deporte que poco a poco va ganando más reconocimiento.
El kickingball, o llamado popularmente bate pateado, es una actividad deportiva que a lo largo de los años se ha ganado un espacio en los anaqueles de lo tradicional, siendo un deporte practicado por jóvenes desde muy temprana edad y también por quienes han visto en este juego la posibilidad de mantenerse activos.
Aunque en Colombia no existe la referencia exacta de la llegada de este deporte, fue en Estados Unidos, desde 1902, donde comenzó a expandirse hasta llegar a los diferentes países y encontrar en el Caribe la mayor cantidad de exponentes, lo que ha llevado incluso a la creación de distintos clubes y ligas.
Con la llegada de la población venezolana a Colombia, la práctica de este deporte creció exponencialmente logrando más competitividad. En Valledupar también se ha visto un avance importante, a tal punto de que ya se han disputado torneos en los que las mujeres han sido las protagonistas.
En ese contexto, la cancha del barrio Villa Magdala se convirtió en el ‘fortín’ del bate pateado donde en la actualidad se disputa el I Torneo promocional de kickingball, certamen en el que participaron cinco equipos y este domingo se disputará la final entre Fénix y Gladiadoras.
Los clubes Gladiadoras y Fénix fueron los dos primeros equipos que se constituyeron como practicantes del kickingball en Valledupar luego que diferentes amigas se reunieron con el objetivo de entrenar y poco a poco fueron fortaleciendo los grupos sumado a la llegada de más féminas que vieron la oportunidad de practicar este deporte.
“Comenzamos practicando con amigas, nos reunimos para entrenar y poco a poco hemos ido avanzando. Todo ha sido muy rápido, el crecimiento del deporte aunque pensábamos que sería una tarea imposible pero hemos dado pasos muy importantes”, mencionó la jugadora Michel Aldana.
Cada fin de semana, la colonia venezolana se reúne en la cancha de Villa Magdala para apoyar a sus esposas, hermanas, hijas y madres; esto ha significado para las deportistas un momento emotivo ya que a través del bate pateado pueden recordar a su natal Venezuela.
“La mayoría de jugadoras somos de Venezuela donde este deporte ya está constituido y lo trajimos para acá también para recordar y tener presente un poco de nuestro país desde la distancia. Somos de los primeros equipos que surgieron acá en Valledupar”, mencionó Gabriela Jiménez, capitana del equipo Fénix.
Pero más allá de lo que significa la competencia por un título, este grupo de mujeres han logrado fortalecer lazos de amistad entre jugadoras de los diferentes clubes que participan en los eventos deportivos y así proyectar el crecimiento de una de las actividades más populares en los diferentes barrios de la ciudad.
“Hemos implementado el deporte acá, hemos tenido una gran aceptación, incluso con jugadoras de varias nacionalidades con quienes nos hemos hecho buenas amigas, esto ha permitido que surjan más equipos para bien del crecimiento del deporte, mencionó Marielys Hernández Rivero, jugadoras del equipo Gladiadora.
El bate pateado o kickingball es un deporte que ha pasado de generación en generación y en la cancha del barrio Villa Magdala esto pudo corroborarse con la participación de jugadoras experimentadas y aquellas que dieron sus primeros puntapiés.
Una de las jugadoras que demostró su experiencia fue Betsy Araque, quien a sus 45 años de edad disputó el certamen y aunque no pudo llegar a la instancia final se convirtió en un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones que tendrán la responsabilidad de mantener activo el bate pateado en Valledupar.
“Yo he practicado distintos deportes desde niña, siempre me gustó estar en actividad y con el kickingball lo llevo jugando hace bastante tiempo y se me dio la oportunidad de entrar en el campeonato donde a pesar de no llegar a las finales hicimos un buen trabajo”, mencionó Araque.
En contraste, Osweilys Gutiérrez, fue la jugadora más joven en participar en la competición ya que con 11 años de edad se midió ante las jugadoras más experimentadas demostrando que la pasión por el deporte no tiene límites.
POR: ROBERT CADAVID / EL PILÓN
La cancha del barrio Villa Magdala de Valledupar se ha convertido en el espacio donde las jugadoras se reúnen cada fin de semana para demostrar sus condiciones en un deporte que poco a poco va ganando más reconocimiento.
El kickingball, o llamado popularmente bate pateado, es una actividad deportiva que a lo largo de los años se ha ganado un espacio en los anaqueles de lo tradicional, siendo un deporte practicado por jóvenes desde muy temprana edad y también por quienes han visto en este juego la posibilidad de mantenerse activos.
Aunque en Colombia no existe la referencia exacta de la llegada de este deporte, fue en Estados Unidos, desde 1902, donde comenzó a expandirse hasta llegar a los diferentes países y encontrar en el Caribe la mayor cantidad de exponentes, lo que ha llevado incluso a la creación de distintos clubes y ligas.
Con la llegada de la población venezolana a Colombia, la práctica de este deporte creció exponencialmente logrando más competitividad. En Valledupar también se ha visto un avance importante, a tal punto de que ya se han disputado torneos en los que las mujeres han sido las protagonistas.
En ese contexto, la cancha del barrio Villa Magdala se convirtió en el ‘fortín’ del bate pateado donde en la actualidad se disputa el I Torneo promocional de kickingball, certamen en el que participaron cinco equipos y este domingo se disputará la final entre Fénix y Gladiadoras.
Los clubes Gladiadoras y Fénix fueron los dos primeros equipos que se constituyeron como practicantes del kickingball en Valledupar luego que diferentes amigas se reunieron con el objetivo de entrenar y poco a poco fueron fortaleciendo los grupos sumado a la llegada de más féminas que vieron la oportunidad de practicar este deporte.
“Comenzamos practicando con amigas, nos reunimos para entrenar y poco a poco hemos ido avanzando. Todo ha sido muy rápido, el crecimiento del deporte aunque pensábamos que sería una tarea imposible pero hemos dado pasos muy importantes”, mencionó la jugadora Michel Aldana.
Cada fin de semana, la colonia venezolana se reúne en la cancha de Villa Magdala para apoyar a sus esposas, hermanas, hijas y madres; esto ha significado para las deportistas un momento emotivo ya que a través del bate pateado pueden recordar a su natal Venezuela.
“La mayoría de jugadoras somos de Venezuela donde este deporte ya está constituido y lo trajimos para acá también para recordar y tener presente un poco de nuestro país desde la distancia. Somos de los primeros equipos que surgieron acá en Valledupar”, mencionó Gabriela Jiménez, capitana del equipo Fénix.
Pero más allá de lo que significa la competencia por un título, este grupo de mujeres han logrado fortalecer lazos de amistad entre jugadoras de los diferentes clubes que participan en los eventos deportivos y así proyectar el crecimiento de una de las actividades más populares en los diferentes barrios de la ciudad.
“Hemos implementado el deporte acá, hemos tenido una gran aceptación, incluso con jugadoras de varias nacionalidades con quienes nos hemos hecho buenas amigas, esto ha permitido que surjan más equipos para bien del crecimiento del deporte, mencionó Marielys Hernández Rivero, jugadoras del equipo Gladiadora.
El bate pateado o kickingball es un deporte que ha pasado de generación en generación y en la cancha del barrio Villa Magdala esto pudo corroborarse con la participación de jugadoras experimentadas y aquellas que dieron sus primeros puntapiés.
Una de las jugadoras que demostró su experiencia fue Betsy Araque, quien a sus 45 años de edad disputó el certamen y aunque no pudo llegar a la instancia final se convirtió en un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones que tendrán la responsabilidad de mantener activo el bate pateado en Valledupar.
“Yo he practicado distintos deportes desde niña, siempre me gustó estar en actividad y con el kickingball lo llevo jugando hace bastante tiempo y se me dio la oportunidad de entrar en el campeonato donde a pesar de no llegar a las finales hicimos un buen trabajo”, mencionó Araque.
En contraste, Osweilys Gutiérrez, fue la jugadora más joven en participar en la competición ya que con 11 años de edad se midió ante las jugadoras más experimentadas demostrando que la pasión por el deporte no tiene límites.
POR: ROBERT CADAVID / EL PILÓN