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Los Calabazos vive sumido en el olvido

Los Calabazos es una vereda ubicada a 31 kilómetros de Valledupar. FOTO/JOAQUÍN RAMÍREZ.

A 31 kilómetros de la cabecera central de Valledupar está ubicada la vereda Los Calabazos, que pertenece al corregimiento de Valencia de Jesús, jurisdicción de este mismo municipio. Esta es una pequeña población a orillas del río Cesar, rodeada de grandes fincas y haciendas que se dedican a la cría de ganado. Actualmente residen 380 personas en 114 viviendas, muchas construidas en barro, tablas y algunas otras de bloque, ladrillo y cemento.

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Hace un poco más de dos décadas la principal fuente de trabajo, por no decir la única, para los hombres era la pesca en el río Cesar, pero desde la construcción de la laguna de oxidación, cuyas aguas residuales de Valledupar son vertidas a esta fuente hídrica, se acabó.

Sus habitantes destacaron que del río ya no pueden sacar bocachico, blanquillo, armadillo u otra especies de pescados para comercializar porque una vez el cliente se entere de la procedencia del mismo no lo compra o corren el riesgo que le llamen a sanidad.

Es así como la falta de empleo y de oportunidades los ha llevado a pasar necesidades, muchos no alcanzan a tener las tres comidas diarias sobre sus mesas. En su mirada se les nota la tristeza y las ganas de salir adelante, al tiempo que guardan las esperanzas que las administraciones actuales, tanto municipal como departamental, no los dejen en el olvido.

Los habitantes de este caserío piden oportunidades laborales. FOTO/JOAQUÍN RAMÍREZ.

En la entrada del pueblo está la iglesia, más adelante se encuentra un parque, donde la pintura de los juegos infantiles está desteñida, mientras que los arcos de la cancha de fútbol están en el suelo.

José Enrique Zapata, un calabacero que se considera se considera líder en su comunidad, manifestó que son muchas las problemáticas que tienen, una de estas es el hacinamiento que viven la mayoría de las familias debido a que en el pueblo ya no tienen espacio donde construir más casas.

Hay viviendas donde habitan hasta cuatro familias porque aquí todos los lotes están ocupados, estamos rodeados de terratenientes o personas adineradas que no quieren vender un pedacito de tierra o lotes. Las personas de aquí somos muy pobres, vivimos del día a día y nos ganamos un jornal o pescando en el río, pero este se perdió por la laguna de oxidación y ya no podemos vivir de la pesca como antes. A veces los dueños de las fincas nos dan un día de trabajo. Por acá muy poco nos visitan los entes gubernamentales, prácticamente somos una vereda abandonada; por ejemplo el año pasado las casas se inundaron por el invierno, vino la Alcaldía de Valledupar y no nos ayudaron”, relató Zapata.

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En noviembre de 2020 Los Calabazos se inundó debido a que el río Cesar aumentó su caudal. Los lugareños argumentan que el afluente necesita un dragado y un muro de contención debido a que está cimentado.
Otro de sus habitantes es Luis Miguel Hernández, un joven de 20 años, estudiante de trabajo social en la Universidad del Chocó, donde cursa sus estudios a distancia. Él relató que los entes gubernamentales solo se acuerdan de ellos en época electoral.

“Siempre ha sido lo mismo; nosotros no tenemos ayuda de nadie, estamos en abandono total. Aquí construyeron unas casas a través de Colombia Humanitaria en el Gobierno de Fredys Socarrás; en Planeación aparecen que son viviendas completas y dignas, pero en realidad son de una sola pieza; en el papel dicen que constan de cocinas, baño, sala y habitaciones, lo que es completamente falso, eso era un programa que había en el 2011 que entregaban mercados y lo dejaron de hacer para entregar casas completas y no fue así. Nos faltan muchas cosas, el colegio no es adecuado para los niños, el agua potable no es buena, es completamente salada y si se toma nos da diarrea, el agua para tomar la traen desde Valledupar. No tenemos alcantarillado, solo pozas artesanales. No gozamos de transporte público, el último que entró fue hace seis años y ni más”, describió Hernández.

“NECESITAMOS UN MÉDICO PERMANENTE”: COMUNIDAD

Jhakeline Padilla Salgado es una ama de casa quien relató que si bien es cierto gozan de un puesto de salud perteneciente a la red de hospitales Eduardo Arredondo Daza, solo presta el servicio una promotora de salud que alcanza a brindar primeros auxilios cuando se presenta una emergencia. Una vez al mes llega una brigada de salud y si se presenta una emergencia deben dirigirse a Valencia de Jesús y en el peor de los casos hasta Valledupar.

También manifestó que no cuentan con óptima señal de internet, lo cual les está dificultando tener acceso a la virtualidad.

Con la virtualidad todo es muy difícil, así la educación no puede mejorar. Aquí hay personas profesionales, técnicos que merecen una oportunidad”, sostuvo Padilla Salgado.

El río Cesar en Los Calabazos necesita un dragado. FOTO/JOAQUÍN RAMÍREZ.

Por su parte, Andrés José Rivero Morales, quien es padre de cuatro hijos, todos menores de edad, subrayó que espera que este nuevo año tenga una oportunidad laboral para llevar el ‘pan diario’ a su familia.

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“Ahora mismo estoy pescando en el río, aprovechando que tiene agua suficiente y el pescado no sale contaminado; en la época fuerte del verano no se puede consumir porque ya viene contaminado. Por aquí contratan un jornal de trabajo en $30.000 el día y cuando lo van a pagar lo hacen incompleto”, destacó Rivero.

POBLACIÓN VULNERABLE

Alma Palmesano, una docente del pueblo, sostuvo que son una población vulnerable, carente de recursos económicos para sostener sus necesidades básicas.

“Todo va en decadencia: desempleo, escasez de alimentos y nadie nos apoya; vamos en retroceso, no hay desarrollo que nos ayude a salir adelante. Esto nos ha obligado a abandonar nuestro territorio en busca de oportunidades; las fincas aledañas optan por traer a los trabajadores de otras partes y todo está muy complicado”, puntualizó la docente.

A LA ESPERA DE AYUDA DE LA ADMINISTRACIÓN MUNICIPAL

Esta comunidad a pesar de las necesidades que tienen y el abandono en que aseguran estar esperan que la administración municipal, en cabeza del alcalde Mello Castro González, los ayude tal y como lo prometió en la campaña electoral.

Elver Pacheco Arzuaga, conocido como ‘El Coper’ es un líder comunitario, quien manifestó que otra de las problemáticas que tienen es la contaminación del agua que llega a cada uno de los hogares. Dijo que en general todos los servicios públicos que tienen están a ‘media máquina’.

Para el suministro de agua que no es potable tenemos un pozo taladrado de 75 metros de profundidad que surte suficiente líquido para el servicio doméstico, pero se está contaminando no por el pozo, sino por las mangueras que están enterradas para llevar el agua a las casas porque están muy viejas, tienen más de 50 años. El tanque elevado que tenemos en el pueblo se contaminó con las pozas sépticas y le salió materia fecal. Estamos esperando que la administración municipal nos ayude porque la pasada de Augusto Ramírez Uhía no mejoró el sistema del agua“.

Añadió que hasta el 15 de noviembre de 2020 la Gobernación del Cesar les llevaba agua en camiones cisternas, pero este año no han retomado. Sin embargo, a inicio de este mes la Alcaldía de Valledupar les llevó el vital líquido; esperan que continúen así.

Igualmente refirió que no tienen alumbrado público, el servicio de energía eléctrica lo tienen mediante un transformador que es deficiente y por tal los electrodomésticos se les dañan.

El agua que les llega por la tubería no es apta para el consumo humano. FOTO/JOAQUÍN RAMÍREZ.

NO QUIEREN ABANDONAR SU TERRITORIO

Pacheco Arzuaga dijo que ante la problemática del río, recientemente la Oficina de Gestión del Riesgo de la Alcaldía de Valledupar les planteó la posibilidad de una eventual reubicación total del pueblo.

Aquí lo que se necesita es un dragado porque el río está cimentado y el agua no tiene para dónde coger, por eso sube e inunda las pocas casas que hay en este pueblo abandonado. Necesitamos que le metan maquinarias y le levanten un muro de contención así sea de arena. Nos propusieron reubicación del pueblo para trasladarnos a un sitio desconocido y aquí están nuestros ancestros y sería una batalla dejar nuestro territorio”, enfatizó.

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Con optimismo dijo que en Los Calabazos son pobres de dinero y de trabajo, pero ricos en armonía y alegría siempre con una sonrisa.

Lo que queremos es que nos ayuden con el río para no abandonar nuestra tierra porque aquí la gente ha surgido por el trabajo que generaba el río, pero de unos años para acá esto cambió desde el gobierno de Jhonny Pérez, quien aceptó hacer las lagunas de oxidación sin pensar todo el daño que le iba hacer esta fuente hídrica y a las comunidades que estaban asentadas a orillas del río Cesar. Los finqueros ya no nos quieren dar un jornal de trabajo porque hay mala información entre los finqueros y hacendados; nos señalan de delincuentes que nos metemos a robar a las fincas, siempre nos tiran ‘el agua sucia’ a los calabaceros y aquí los hombres saben trabajar. Le digo a los finqueros que busquen a los verdaderos responsables de los hurtos, nosotros no robamos a nadie; pasamos necesidades, pero no estamos pelando animales ajenos” aseveró Arzuaga.

MUNICIPIO REVISARÁ LA SITUACIÓN

Al consultar a la administración municipal, está respondió a través de la Oficina de Planeación que enviarán un equipo a revisar la situación.

POR MILAGRO SÁNCHEZ FLÓREZ/ EL PILÓN.

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