EL PILÓN dialogó con Raúl Romero sobre cómo ha vivido la decisión del Consejo de Estado de anular su elección como diputado del Cesar. Romero habló sobre las bondades de la política, pero también qué lo ha desilusionado. Contó que aún está luchando porque se revise su proceso.
Usted ha dicho en varias ocasiones que su salida de la Asamblea del Cesar fue injusta…
Sí, totalmente. No están fallando en derecho, no están aplicando correctamente la ley. El artículo que establece las inhabilidades para los diputados es muy claro y dice: “Quien esté en tercer grado de consanguinidad y que en los últimos doce meses haya ejercido autoridad administrativa, no podrá ser inscrito como candidato a la Asamblea”.
En la expresión “quien esté en tercer grado de consanguinidad”. Eso se refiere únicamente al tercer grado, no incluye el primero ni el segundo. Si el legislador hubiera querido incluirlos, habría escrito “hasta tercer grado”. Pero no fue así.
¿Y su hermano qué rol tuvo?
Mi hermano fue registrador municipal, pero nunca ejerció autoridad administrativa, civil ni política. Esa función es temporal y se da solo en elecciones. En mi caso, mi hermano fue trasladado al departamento de Risaralda el 2 de junio de 2023, y yo me inscribí como candidato el 29 de julio. Las elecciones fueron en octubre. Él no ejerció ninguna autoridad en el Cesar en ese tiempo.
El mismo artículo tiene un parágrafo que aclara que la inhabilidad aplica para entidades de índole departamental. La Registraduría es una entidad nacional, con autonomía propia. No depende del departamento del Cesar en ningún sentido. Con ese solo parágrafo se cae cualquier argumento en mi contra.
¿Ha acudido a alguna otra instancia para que conozca su caso?
Estoy esperando que la Corte Constitucional revise una tutela que presenté. Esa tutela busca que la Corte actúe bajo su propia jurisprudencia, específicamente la sentencia SU-207 de 2022, que dice que para configurar la inhabilidad se debe demostrar el ejercicio efectivo de autoridad. En mi caso, eso no se demostró.
Casi toda su vida la ha dedicado a hacer política: ¿qué significa perder la curul?
Se vive como un duelo. Es como perder algo que uno ama, que construyó con amor, sacrificio y transparencia. La política es una actividad que me gusta y esto me cambió la vida de un momento a otro. Me ha dolido mucho.
¿Ha pensado en volver a ser candidato?
Sí, claro. Si Dios lo permite y se dan las condiciones, con gusto volveré. Me apasiona la política y aunque hoy no puedo ejercerla, sigo ayudando a la gente desde donde estoy. Sigo trabajando con el grupo del senador Didier Lobo. Seguimos preparando lo que viene, levantándonos y confiando en que Dios abrirá caminos.
En la Asamblea usted siempre participaba activamente en los debates, especialmente en temas fiscales…
Siempre fui propositivo. Cuando había que modificar el Estatuto de Rentas, presentaba propuestas. En el caso de los bomberos, propuse salidas para que tuvieran recursos sin depender de la Alcaldía.
Promoví beneficios tributarios para el impuesto vehicular y el de registro. Propuse cambios en el presupuesto para cumplir metas del gobierno departamental. Ese conocimiento lo tengo porque fui secretario de Hacienda durante más de siete años.
¿Cómo ve al departamento en términos fiscales?
Estamos sufriendo el menor apoyo del Gobierno nacional. En el gobierno del expresidente Iván Duque llegaron más de 2.5 billones de pesos por el pacto Cesar-Guajira, se hicieron obras como el Plan Vial, colegios, hospitales, agua potable, la doble calzada La Paz-Valledupar, y hasta el nuevo Palacio de Justicia de Valledupar.
Ahora eso no está ocurriendo, y se siente en los municipios. También influye el estancamiento de la minería y la baja en los ingresos por estampillas e impuestos como el ICA y la sobretasa al ACPM.
¿Qué le ha dejado la política como aprendizaje?
La política es el arte de servir, eso me llenaba de satisfacción. Cuando me pedían una gestión, ayudar al que me llamaba, a un enfermo, a un amigo, a todo el que se pudiera. Eso me llenaba de satisfacción. Lo que decepciona es la traición, las envidias, el rencor. Uno puede ganarse enemigos sin haber hecho daño alguno, y eso es lo feo de esto.
¿Cómo sintió que la demanda fuera promovida por una persona de su partido?
Una traición, porque esa persona (María Cecilia Mesa) llegó con el propósito de coadyuvar para que la lista lograra las dos curules. Se le dio la logística sin que sacrificara de su bolsillo algún recurso para efectos de obtener una buena votación. Paralelo se hicieron unos acuerdos y todo eso los incumplió.
¿Ha sentido apoyo de sus colegas o aliados políticos?
No tanto. Uno se decepciona de la poca empatía. Gente a la que uno ayudó, funcionarios, alcaldes, ya no responden ni una llamada.
Por Deivis Caro
