En la Felva 2024, los escritores expusieron sus argumentos sobre la falta de sanción social hacia personajes asociados a la parapolítica, a pesar de las sanciones judiciales que han enfrentado.
El cuarto y último día de la II Feria del Libro de Valledupar (Felva 2024) inició con un conversatorio entre León Valencia, Laura Bonilla y Antonio Sanguino, tres de los coautores del libro ‘Parapolítica: historia del mayor asalto a la democracia en Colombia’, quienes expusieron algunas lecciones de esta época oscura que resultó de la relación del narcotráfico, grupos armados y políticos.
Sanguino, exsenador y excandidato a la Gobernación del Cesar en 2023, aseguró ante el público expectante de la Casa de la Cultura que ese fenómeno distorsionó la democracia del país, pero sobre todo en las regiones como este departamento, donde según él revivió la parapolítica.
“Esa resurrección no inicia por cuenta de familiares de los políticos que fueron condenados por la justicia, sino que arranca nada más y nada menos que con el hijo del comandante paramilitar de esta región ‘Jorge 40’, él es el que inicia la resurrección, no se vinieron con rodeos, de frente”, expresó Sanguino.
El exfuncionario se refiere a Jorge Rodrigo ‘Yoyo’ Tovar Vélez, hoy representante a la Cámara por el Cesar, La Guajira y Magdalena en una de las curules creadas para las víctimas del conflicto armado colombiano.
“El hijo de Jorge 40 se quedó con la curul de las víctimas de su padre, eso me parecía una provocación enorme, siendo senador demandé la inscripción ante el Consejo Nacional Electoral y luego demandé su elección ante el Consejo de Estado”, puntualizó Sanguino.
El exconcejal de Bogotá también mencionó a varios políticos que asumieron cargos públicos recientemente y que provienen de familias que han sido asociadas a la parapolítica en esta parte del país.
“El hijo del exgobernador Hernando Molina (André) es concejal de Valledupar; el hijo de Pedro Muvdi (Fawzi) es diputado del departamento e incluso familiares cercanos a Juancho Prada hicieron lo propio en San Martín y un hijo de ‘Bojote’ (Jorge Ramírez) aspiró a la Alcaldía de Bosconia y no ganó, pero hay una suerte de reciclaje de la parapolítica en el Cesar. También estamos ante el bochornoso episodio del alcalde de Santa Marta (Carlos Pinedo) abrazándose con el comandante de las Autodefensas de la Sierra Nevada”, declaró Sanguino.
Por su parte, León Valencia, exmiembro del Ejército Nacional de Liberación (ELN) y quien dirigió esta investigación convertida en libro, afirmó que aunque 86 parlamentarios colombianos fueron condenados y otros 50 más investigados, en algunas partes del país muchos políticos involucrados no pagaron.
“La Corte Suprema de Justicia hizo su tarea, seguramente con errores, con gente que no tenía esa responsabilidad y dejó muchos que sí tenían responsabilidad, pero en el plano regional no se cumplió la tarea porque fueron muy pocos alcaldes y gobernadores involucrados en el proceso, aunque fue una sanción importante, pero la sanción social y política no”, aseveró el escritor.
¿Pero por qué no hay mayor sanción política y social? “Porque hay un refugio enorme en los clanes políticos”, respondió Valencia, enumerando 55 clanes documentados por ellos.
“Y en todos esos clanes políticos vuelve una parte de esos parapolíticos, se refugian ahí y siguen haciendo política con mucho éxito porque la competencia es muchas veces desleal”, agregó.
A su turno, Laura Bonilla, quien además es subdirectora de la fundación Paz y Reconciliación, manifestó que una de las causas de esa falta de sanción social a los políticos asociados o relacionados a grupos o familias con antecedentes sobre paramilitares es que votar libremente en las regiones es un privilegio.
Es decir, “existen precariedades democráticas”, lo cual se puede evidenciar cuando el empleo de las personas depende de un político, así como acceder a los programas del Gobierno.
“Los mecanismos que permitieron que la parapolítica surgiera en Colombia todavía están vivos y no sabemos qué hacer con ellos”, subrayó Bonilla.
Por Redacción General.
En la Felva 2024, los escritores expusieron sus argumentos sobre la falta de sanción social hacia personajes asociados a la parapolítica, a pesar de las sanciones judiciales que han enfrentado.
El cuarto y último día de la II Feria del Libro de Valledupar (Felva 2024) inició con un conversatorio entre León Valencia, Laura Bonilla y Antonio Sanguino, tres de los coautores del libro ‘Parapolítica: historia del mayor asalto a la democracia en Colombia’, quienes expusieron algunas lecciones de esta época oscura que resultó de la relación del narcotráfico, grupos armados y políticos.
Sanguino, exsenador y excandidato a la Gobernación del Cesar en 2023, aseguró ante el público expectante de la Casa de la Cultura que ese fenómeno distorsionó la democracia del país, pero sobre todo en las regiones como este departamento, donde según él revivió la parapolítica.
“Esa resurrección no inicia por cuenta de familiares de los políticos que fueron condenados por la justicia, sino que arranca nada más y nada menos que con el hijo del comandante paramilitar de esta región ‘Jorge 40’, él es el que inicia la resurrección, no se vinieron con rodeos, de frente”, expresó Sanguino.
El exfuncionario se refiere a Jorge Rodrigo ‘Yoyo’ Tovar Vélez, hoy representante a la Cámara por el Cesar, La Guajira y Magdalena en una de las curules creadas para las víctimas del conflicto armado colombiano.
“El hijo de Jorge 40 se quedó con la curul de las víctimas de su padre, eso me parecía una provocación enorme, siendo senador demandé la inscripción ante el Consejo Nacional Electoral y luego demandé su elección ante el Consejo de Estado”, puntualizó Sanguino.
El exconcejal de Bogotá también mencionó a varios políticos que asumieron cargos públicos recientemente y que provienen de familias que han sido asociadas a la parapolítica en esta parte del país.
“El hijo del exgobernador Hernando Molina (André) es concejal de Valledupar; el hijo de Pedro Muvdi (Fawzi) es diputado del departamento e incluso familiares cercanos a Juancho Prada hicieron lo propio en San Martín y un hijo de ‘Bojote’ (Jorge Ramírez) aspiró a la Alcaldía de Bosconia y no ganó, pero hay una suerte de reciclaje de la parapolítica en el Cesar. También estamos ante el bochornoso episodio del alcalde de Santa Marta (Carlos Pinedo) abrazándose con el comandante de las Autodefensas de la Sierra Nevada”, declaró Sanguino.
Por su parte, León Valencia, exmiembro del Ejército Nacional de Liberación (ELN) y quien dirigió esta investigación convertida en libro, afirmó que aunque 86 parlamentarios colombianos fueron condenados y otros 50 más investigados, en algunas partes del país muchos políticos involucrados no pagaron.
“La Corte Suprema de Justicia hizo su tarea, seguramente con errores, con gente que no tenía esa responsabilidad y dejó muchos que sí tenían responsabilidad, pero en el plano regional no se cumplió la tarea porque fueron muy pocos alcaldes y gobernadores involucrados en el proceso, aunque fue una sanción importante, pero la sanción social y política no”, aseveró el escritor.
¿Pero por qué no hay mayor sanción política y social? “Porque hay un refugio enorme en los clanes políticos”, respondió Valencia, enumerando 55 clanes documentados por ellos.
“Y en todos esos clanes políticos vuelve una parte de esos parapolíticos, se refugian ahí y siguen haciendo política con mucho éxito porque la competencia es muchas veces desleal”, agregó.
A su turno, Laura Bonilla, quien además es subdirectora de la fundación Paz y Reconciliación, manifestó que una de las causas de esa falta de sanción social a los políticos asociados o relacionados a grupos o familias con antecedentes sobre paramilitares es que votar libremente en las regiones es un privilegio.
Es decir, “existen precariedades democráticas”, lo cual se puede evidenciar cuando el empleo de las personas depende de un político, así como acceder a los programas del Gobierno.
“Los mecanismos que permitieron que la parapolítica surgiera en Colombia todavía están vivos y no sabemos qué hacer con ellos”, subrayó Bonilla.
Por Redacción General.