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Cultura - 13 junio, 2025

La Virgen del Rosario de Valledupar y Chiquinquirá es la reina de Colombia

Hay muchísimas advocaciones de la santísima Virgen María; entre ellas, la Virgen de los Dolores, la de Guadalupe, la de la Candelaria, y otras como la Virgen del Rosario que es la patrona de Valledupar. 

Virgen del Rosario
Virgen del Rosario
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Hay muchísimas advocaciones de la santísima Virgen María; entre ellas, la Virgen de los Dolores, la de Guadalupe, la de la Candelaria, y otras como la Virgen del Rosario que es la patrona de Valledupar. 

Ella, entre otros milagros, fue quien salvó a los españoles de la muerte, cuando estos bebieron el agua de la laguna que había sido envenenada con barbasco, por los indígenas tupes. Ellos iban en persecución de los indios cuando se toparon con esta laguna que se llamó la Laguna del Milagro. 

Los españoles los perseguían para ajusticiarlos porque habían quemado, a medianoche, todo el pueblo de Valledupar. Por este motivo fueron ahorcados en el cerro que hoy se llama de La Popa.

Cerro de la Popa donde se ahorcaron más de cien indígenas tupes, cariachiles e itotos, en 1581.

Al dialogar con los indígenas yukpas, hoy mestizados con los tupes, me expresaron que la virgen había salvado a los españoles de la muerte, pero que en cambio a ellos no los había salvado de la horca. Es por esto que durante la procesión que se desarrolla el 28 de abril en honor a la Virgen del Rosario, observamos que los sacerdotes guajiros de los indios cariachiles de El Molino, junto a los tupes, los itotos, y los hijos del cacique Upar, lucen en la procesión, vestidos con mantas de flores coloridas, tirándoles flechas a la virgen, dramatizando su resentimiento.

En contraste con lo anterior, las indígenas de la Sierra Nevada, le guardan gratitud a la virgen porque ninguno de ellos fue ahorcado; por esto, las indias de la Sierra  le ofrecen panes y frutas diciéndole: “tomá virgen del Rosario pa que te lo comai tú con tu hijo”.

Esta dramatización se hacía antiguamente en Becerril y en Codazzi, hoy solo se dramatiza en la población guajira de El Molino, donde se cantan letanías en latín, y se disfrazan de indios cariachiles, con sus plumas en la cabeza y mantas coloridas; este drama también se representa en Valledupar.

Imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

La Virgen del Rosario de Chiquinquirá

Hay una población en el departamento de Boyacá, llamada Chiquinquirá, donde también tienen como patrona a la virgen del Rosario, pero aquí el milagro fue diferente.  

Corría el año de 1586, y, allí en Chiquinquirá, vivía Antonio Santana, quien era hermano del segundo fundador de Valledupar, llamado Hernando de Santana; Antonio era casado con María Ramos, pero ella permanecía en España. Allá le llegaron los rumores de que el esposo le era infiel, y por eso decidió venirse a Chiquinquirá, con el objetivo de salvar su matrimonio.

Antonio era muy devoto de la virgen del Rosario, por ello le ordenó a un artista que le hiciera un cuadro donde apareciera esta virgen; pero el pintor colocó a la izquierda de la virgen a San Antonio de Padua, en honor al dueño del cuadro, y del lado derecho le pintó a San Andrés apóstol. El cuadro quedó muy hermoso, pero con el tiempo se fue destiñendo y deteriorando, por ello lo guindaron en un cuarto que daba al patio, con techo de paja y piso de tierra, el cual tenía goteras, por esto, se tornó muy opaco. Pero María Ramos, ya en Chiquinquirá, acostumbraba a arrodillarse ante esta imagen desteñida, para pedirle a la Virgen que su esposo volviera al hogar.

Cualquier día, un niñito indígena de etnia muisca, pasaba con su mamá frente al cuarto donde estaba el cuadro, que era un lienzo de tela de algodón, tejido por los indígenas; el niño de pronto se detuvo y le gritó a la mamá: “¡Mire como el cuadro de la Virgen está quemándose con las llamas!”. La madre miró hacia adentro y observó cómo las llamas se apagaban y cómo el cuadro había quedado renovado, como si lo acabaran de pintar, con los colores muy vivos y brillantes.

La noticia de este milagro corrió por todo el pueblo, y diez días después del suceso, el obispo de Tunja adelantaba el proceso, mediante el cual reconocía el culto a la Santísima Virgen de Chiquinquirá.

Por lo anterior, el 9 de julio de 1919, estando como presidente Marco Fidel Suárez, el obispo de Tunja impuso una corona de oro a la virgen del Rosario, y el pueblo la consagró como la reina y patrona de Colombia. 

Mientras en Cartagena de Indias, coronan cada año a la reina de belleza de Colombia, la verdadera reina de Colombia es la virgen del Rosario.

La imagen de la virgen de Chiquinquirá atrae a numerosos peregrinos, con ella se detuvieron epidemias, se ganaron batallas en la guerra de Independencia y en la guerra de los Mil Días; desde Chiquinquirá se va y se viene a pagar una promesa; ella es símbolo de cohesión social.

Se recuerda a la virgen del Rosario en la batalla de Lepanto, donde se libró una guerra entre la liga Santa de los Cristianos y los turcos, donde los primeros llevaban como estandarte el cuadro de la Virgen del Rosario y fueron vencedores. 

En esa batalla perdió un brazo Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, por ello lo llamaron El Manco de Lepanto.

Por Ruth Ariza Cotes.

Cultura
13 junio, 2025

La Virgen del Rosario de Valledupar y Chiquinquirá es la reina de Colombia

Hay muchísimas advocaciones de la santísima Virgen María; entre ellas, la Virgen de los Dolores, la de Guadalupe, la de la Candelaria, y otras como la Virgen del Rosario que es la patrona de Valledupar. 


Virgen del Rosario
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Hay muchísimas advocaciones de la santísima Virgen María; entre ellas, la Virgen de los Dolores, la de Guadalupe, la de la Candelaria, y otras como la Virgen del Rosario que es la patrona de Valledupar. 

Ella, entre otros milagros, fue quien salvó a los españoles de la muerte, cuando estos bebieron el agua de la laguna que había sido envenenada con barbasco, por los indígenas tupes. Ellos iban en persecución de los indios cuando se toparon con esta laguna que se llamó la Laguna del Milagro. 

Los españoles los perseguían para ajusticiarlos porque habían quemado, a medianoche, todo el pueblo de Valledupar. Por este motivo fueron ahorcados en el cerro que hoy se llama de La Popa.

Cerro de la Popa donde se ahorcaron más de cien indígenas tupes, cariachiles e itotos, en 1581.

Al dialogar con los indígenas yukpas, hoy mestizados con los tupes, me expresaron que la virgen había salvado a los españoles de la muerte, pero que en cambio a ellos no los había salvado de la horca. Es por esto que durante la procesión que se desarrolla el 28 de abril en honor a la Virgen del Rosario, observamos que los sacerdotes guajiros de los indios cariachiles de El Molino, junto a los tupes, los itotos, y los hijos del cacique Upar, lucen en la procesión, vestidos con mantas de flores coloridas, tirándoles flechas a la virgen, dramatizando su resentimiento.

En contraste con lo anterior, las indígenas de la Sierra Nevada, le guardan gratitud a la virgen porque ninguno de ellos fue ahorcado; por esto, las indias de la Sierra  le ofrecen panes y frutas diciéndole: “tomá virgen del Rosario pa que te lo comai tú con tu hijo”.

Esta dramatización se hacía antiguamente en Becerril y en Codazzi, hoy solo se dramatiza en la población guajira de El Molino, donde se cantan letanías en latín, y se disfrazan de indios cariachiles, con sus plumas en la cabeza y mantas coloridas; este drama también se representa en Valledupar.

Imagen de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

La Virgen del Rosario de Chiquinquirá

Hay una población en el departamento de Boyacá, llamada Chiquinquirá, donde también tienen como patrona a la virgen del Rosario, pero aquí el milagro fue diferente.  

Corría el año de 1586, y, allí en Chiquinquirá, vivía Antonio Santana, quien era hermano del segundo fundador de Valledupar, llamado Hernando de Santana; Antonio era casado con María Ramos, pero ella permanecía en España. Allá le llegaron los rumores de que el esposo le era infiel, y por eso decidió venirse a Chiquinquirá, con el objetivo de salvar su matrimonio.

Antonio era muy devoto de la virgen del Rosario, por ello le ordenó a un artista que le hiciera un cuadro donde apareciera esta virgen; pero el pintor colocó a la izquierda de la virgen a San Antonio de Padua, en honor al dueño del cuadro, y del lado derecho le pintó a San Andrés apóstol. El cuadro quedó muy hermoso, pero con el tiempo se fue destiñendo y deteriorando, por ello lo guindaron en un cuarto que daba al patio, con techo de paja y piso de tierra, el cual tenía goteras, por esto, se tornó muy opaco. Pero María Ramos, ya en Chiquinquirá, acostumbraba a arrodillarse ante esta imagen desteñida, para pedirle a la Virgen que su esposo volviera al hogar.

Cualquier día, un niñito indígena de etnia muisca, pasaba con su mamá frente al cuarto donde estaba el cuadro, que era un lienzo de tela de algodón, tejido por los indígenas; el niño de pronto se detuvo y le gritó a la mamá: “¡Mire como el cuadro de la Virgen está quemándose con las llamas!”. La madre miró hacia adentro y observó cómo las llamas se apagaban y cómo el cuadro había quedado renovado, como si lo acabaran de pintar, con los colores muy vivos y brillantes.

La noticia de este milagro corrió por todo el pueblo, y diez días después del suceso, el obispo de Tunja adelantaba el proceso, mediante el cual reconocía el culto a la Santísima Virgen de Chiquinquirá.

Por lo anterior, el 9 de julio de 1919, estando como presidente Marco Fidel Suárez, el obispo de Tunja impuso una corona de oro a la virgen del Rosario, y el pueblo la consagró como la reina y patrona de Colombia. 

Mientras en Cartagena de Indias, coronan cada año a la reina de belleza de Colombia, la verdadera reina de Colombia es la virgen del Rosario.

La imagen de la virgen de Chiquinquirá atrae a numerosos peregrinos, con ella se detuvieron epidemias, se ganaron batallas en la guerra de Independencia y en la guerra de los Mil Días; desde Chiquinquirá se va y se viene a pagar una promesa; ella es símbolo de cohesión social.

Se recuerda a la virgen del Rosario en la batalla de Lepanto, donde se libró una guerra entre la liga Santa de los Cristianos y los turcos, donde los primeros llevaban como estandarte el cuadro de la Virgen del Rosario y fueron vencedores. 

En esa batalla perdió un brazo Miguel de Cervantes Saavedra, autor de Don Quijote de la Mancha, por ello lo llamaron El Manco de Lepanto.

Por Ruth Ariza Cotes.