“Es increíble, pero somos como 5.000 colombianos y vivimos comunicados”.
Alba Enoris Londoño Gutiérrez, 52 años, recuerda con nostalgia a su tierra Curumaní, desea anticipar su viaje a Colombia, aunque había previsto quedarse un año más. Ha pasado seis años en un pequeño pero extraordinario país, foco de la atención mundial. Es como del tamaño del Cesar, quizá algo más grande. “Imagínese, aquí somos como diez millones de habitantes”, dijo. Se recorre en carro en 5 o 6 horas.
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“Este país me ha permitido educar a mis 4 hijos en carreras profesionales, medicina, mecatrónica y dos ingenieros”, expresó. Se fue del Cesar a Buga, de modo que tiene clara la combinación del vallenato y la salsa. Pero trabaja con hebreos y ellos no combinan la carne con la leche. Toca limpiar todo. Ella trabaja con personas mayores y debe garantizarles su bienestar pero también sus costumbres y creencias. Busca clientes que hablen algo de español y los encuentra porque el idioma hebreo se le dificulta pero lo entiende.
“Es increíble pero somos como 5.000 colombianos y vivimos comunicados”, expresa en su diálogo. Solo sabe de una amiga próxima a la frontera que se rompió una pierna en medio de la alarma y el corre corre.
Está en el centro del país , pero teme que del norte también haya ataques, desde el Líbano, donde está el Hezbollah, porque las masacres fueron en el suroccidente en los límites con Gaza. Tiene amigos árabes que obtienen permisos para trabajar, “son muy queridos”, afirma.
No obstante, no oculta su preocupación. “Mi hija, que es médica, se enteró en Nueva York y no me ha dejado de llamar”, comenta. Alba le explica que está bien, en el centro del país pero que ve la televisión y está sorprendida, aunque lo ha tomado con tranquilidad. “Lo peor fueron los niños y los mayores, yo los he tratado y son muy frágiles”, manifiesta.
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Le parece absurdo lo sucedido: “Este país es de alta tecnología, disciplina y organización, preparado para cualquier emergencia, todo es bueno y tranquilo y no hemos entendido cómo nos han sorprendido los terroristas. No sabemos qué va a pasar”, concluyó.
REDACCIÓN / EL PILÓN.
“Es increíble, pero somos como 5.000 colombianos y vivimos comunicados”.
Alba Enoris Londoño Gutiérrez, 52 años, recuerda con nostalgia a su tierra Curumaní, desea anticipar su viaje a Colombia, aunque había previsto quedarse un año más. Ha pasado seis años en un pequeño pero extraordinario país, foco de la atención mundial. Es como del tamaño del Cesar, quizá algo más grande. “Imagínese, aquí somos como diez millones de habitantes”, dijo. Se recorre en carro en 5 o 6 horas.
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“Este país me ha permitido educar a mis 4 hijos en carreras profesionales, medicina, mecatrónica y dos ingenieros”, expresó. Se fue del Cesar a Buga, de modo que tiene clara la combinación del vallenato y la salsa. Pero trabaja con hebreos y ellos no combinan la carne con la leche. Toca limpiar todo. Ella trabaja con personas mayores y debe garantizarles su bienestar pero también sus costumbres y creencias. Busca clientes que hablen algo de español y los encuentra porque el idioma hebreo se le dificulta pero lo entiende.
“Es increíble pero somos como 5.000 colombianos y vivimos comunicados”, expresa en su diálogo. Solo sabe de una amiga próxima a la frontera que se rompió una pierna en medio de la alarma y el corre corre.
Está en el centro del país , pero teme que del norte también haya ataques, desde el Líbano, donde está el Hezbollah, porque las masacres fueron en el suroccidente en los límites con Gaza. Tiene amigos árabes que obtienen permisos para trabajar, “son muy queridos”, afirma.
No obstante, no oculta su preocupación. “Mi hija, que es médica, se enteró en Nueva York y no me ha dejado de llamar”, comenta. Alba le explica que está bien, en el centro del país pero que ve la televisión y está sorprendida, aunque lo ha tomado con tranquilidad. “Lo peor fueron los niños y los mayores, yo los he tratado y son muy frágiles”, manifiesta.
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Le parece absurdo lo sucedido: “Este país es de alta tecnología, disciplina y organización, preparado para cualquier emergencia, todo es bueno y tranquilo y no hemos entendido cómo nos han sorprendido los terroristas. No sabemos qué va a pasar”, concluyó.
REDACCIÓN / EL PILÓN.