A más de 100 delegaciones de diferentes países les ganaron los estudiantes de Valledupar, Luis Cataño y Jeffry Londoño, en la World Robot Olympiad (WRO), una competencia de robótica que se realizó en Bogotá durante tres días, y en donde ocuparon el tercer lugar logrando un pase al Open de las Américas, un torneo continental que se realizará en Panamá del 19 al 21 de octubre.
Con ojos risueños, Luis y Jeffry le contaron al diario EL PILÓN que esa competencia ha sido la primera experiencia internacional que han tenido en el campo de la robótica. Con escasos 13 años, estos jóvenes han hecho historia en la capital del Cesar, al ser la primera delegación cesarense que representará a Colombia en una competencia internacional que reúne países como Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Estados Unidos, Perú, entre otros.
“Haber participado en el torneo fue una experiencia muy buena porque pudimos adquirir muchos conocimientos. Vimos como nuestro robot que lo programamos, pudo hacer todas las misiones y eso nos permitió obtener el tercer lugar. Estuvimos nerviosos en la segunda y tercera ronda porque creímos que no podríamos pasar, pero en el momento de armar el robot nos concentramos y confiamos en lo que sabíamos”, explicó con algo de vergüenza Luis Cataño.
Cataño, con ilusión en su voz, relató cómo conoció el apasionante mundo de la robótica a partir de la programación de videojuegos con la popular plataforma Roblox, en la escuela de robótica BotCody, ubicada en Valledupar, academia a la que ingresó gracias a que sus padres vieron en él habilidades para el desarrollo de las nuevas tecnologías.
La robótica que cambia vidas
Luis, en palabras de su madre, era un joven “callado” y con un pequeño círculo de amigos, pero esto cambió cuando ingresó a la escuela BotCody. Con voz llena de orgullo, Lina Marcela Barros, madre de este pequeño soñador, aseguró que la robótica le ha ayudado a su hijo a socializar, en su desarrollo personal, y le permitirá salir por primera vez del país a un escenario académico al que pocos tienen la oportunidad de ir.
“Decidimos que Luis entrara a la academia porque tengo la fortuna de que mis hermanos son ingenieros de sistema y mi esposo es ingeniero electrónico. Hemos estado rodeados de ese mundo de la programación y a Luis Miguel le gustan los videojuegos, por eso quisimos que no solo los jugara, sino que aprendiera a hacerlos. Fue la mejor decisión que pudimos tomar para su formación”, manifestó esta madre de familia.
Esta misma historia la comparte Jeffry Londoño, padre de Jeffry Alejandro, quien también con 13 años, hace parte de esta dupla rebosante de talento que con menos de un año de formación se perfilan como jóvenes promesas a nivel nacional en el mundo de la robótica, la programación y el uso de la Inteligencia Artificial, IA.
“El mejor de los cambios que he visto en mi hijo desde que inició en este campo lo noté en la competencia en Bogotá, y es la seguridad. En la competencia ellos dos tenían que decidir quién iba a liderar el grupo, y me di cuenta que en el segundo día, Yeffry fue el líder. Él hablaba con los jueces, demostrando una seguridad que como niño no tenía”, comentó con satisfacción Londoño.
WALL·E
Yeffry, nombrado igual que su padre, contó con emoción que sus profesores y compañeros de clase del Colegio San Fernando lo felicitaron por haber obtenido el tercer lugar en la WRO, lo que lo ha motivado a seguir estudiando e investigando todo lo relacionado con el campo de la programación en su tiempo libre.
“A mí me interesaban mucho los videojuegos y por eso me empezó a gustar mucho la programación. Todo el tiempo estoy buscando información sobre robótica y la IA en internet para seguir aprendiendo sobre este campo que me encanta. Nos fue muy bien en la competencia y sé que nos irá mejor en Panamá”, argumentó Yeffry.
Con trece años de edad, a Yeffry le gustaría dedicarse a la programación, ser ingeniero de sistemas, electrónico y piloto de avión. Múltiples carreras que tienen en común la complejidad, y que para este pequeño no son inalcanzables porque a pesar de su corta edad, las dudas las convierte en respuestas.
En su visita al diario EL PILÓN, Luis y Yeffry llevaron el robot con el que participaron en la competencia. Con jocosidad, durante la entrevista lo llamaron ‘WALL·E’, un nombre que le pusieron al fusionar los nombres de las iniciales de unas partes del robot, y en honor a esta película infantil.
En Valledupar crece la robótica
Tanto Luis como Yeffry estudian en la escuela de robótica BotCody, la cual hace parte de la la Fundación Manos Robóticas de la que es director el vallenato José Vargas. Este docente, orgulloso de sus alumnos, contó que la escuela tiene actualmente 40 estudiantes de bachillerato y primaria que rondan en edades de entre los 4 y 14 años.
“Los estudiantes de acuerdo a sus habilidades y edades aprenden utilizando piezas de lego y lenguajes como Python para los mayores, con esto los preparamos para competencias tecnológicas. La fundación también trabaja con colegios públicos e incluso hemos implementado la robótica como materia en el Colegio Nacional Loperena. Ahora estamos muy orgullosos de estos chicos que viajarán a Panamá, eso es el resultado de su esfuerzo y dedicación”, argumentó Vargas.
Esta escuela se fundó en marzo del 2023 como resultado de la unión de varios docentes del departamento que estaban trabajando en la Fundación Manos Robóticas. “En la escuela hay tres docentes, dos de ellos son ingenieros mecatrónicos. La especialidad que tienen es el manejo de la mecánica y la programación de robots”.
Sin dinero para el torneo
A pesar de que los chicos cuentan con el apoyo de sus padres que con sacrificio los llevan a esta escuela, les hacen falta recursos para viajar al Open de las Américas que se realizará en Panamá. De acuerdo con Vargas, deben pagar las inscripciones de los dos estudiantes, los tiquetes aéreos, alojamiento, transporte y alimentación.
Sumado a esto, también deben cubrir estos mismos gastos sus acompañantes. Por la proximidad de la competencia, los padres de familia no cuentan todavía con el dinero para que sus hijos participen en este torneo al que calificaron con mucho esfuerzo. Por lo anterior, solicitan que los entes gubernamentales los apoyen para que los pequeños sigan dejando en alto el nombre de Valledupar y del Cesar.
Por Namieh Baute Barrios











