Tenemos una caída muy pronunciada en el número de nacimientos que se debe a varias razones que son generales para el país e inclusive a nivel mundial. El tema es que Colombia está haciendo esa transición demográfica en muchos menos años que lo que le tomó a Europa y Norteamérica hacerla.
Se ha presentado durante los últimos cinco años una caída drástica en el número de nacimientos en el país y el departamento del Cesar encabeza dicha disminución.
Entre el 2019, año previo a la pandemia y el 2024, la reducción en el número de nacidos es de 197.649. Es decir, por cada 100 bebés nacidos en el 2019, nacieron 70 en el 2024, un 30% menos. En el Cesar por cada 100 nacidos en el 2019, nacieron 65 en el 2024, un 35% menos. En Valledupar la situación es más crítica, nacieron solamente 62, un 38% menos.
Ahora bien, si tomamos el año pico de nacimientos en el último quinquenio, para el departamento del Cesar fue el 2021 con 23.843 bebés. La caída es protuberante, de un 38%, 9.041 nacimientos menos.
Entonces tenemos en resumen una caída muy pronunciada en el número de nacimientos que se debe a varias razones que son generales para el país e inclusive a nivel mundial. El tema es que Colombia está haciendo esa transición demográfica en muchos menos años que lo que le tomó a Europa y Norteamérica hacerla.
Razones como la decisión de la mujer de posponer su maternidad por razones de trabajo, estudios o de no querer tener hijos o solamente 1 o máximo 2, es lo que está detrás de la caída de los nacimientos.
Igualmente pueden influir causas económicas, de preferir criar pocos hijos con mayor holgura que varios hijos en medio de la estrechez económica. En el Cesar la edad promedio del primer hijo es de 23.6 años, cuando en el país es de 24.4 y la edad promedio para tener hijos o edad media de fecundidad es de 26.6 en el Cesar cuando en el país es de 27 años y en Bogotá de 28 años.
En el Cesar se presentaron el año pasado 172 partos de niñas menores de 14 años, lo que es francamente un despropósito en términos de salud y de protección a las menores, especial atención al respecto merecen los municipios del corredor minero y Pueblo Bello.
De otra parte, el embarazo adolescente es altísimo: 2.814 partos de adolescentes entre los 15-19 años, y prácticamente la mitad de todos los nacimientos en el Cesar, el 48%, son de madres menores a los 24 años. De todos los nacimientos del Cesar, 994 de ellos, el 9.3%, fueron de criaturas que pesaron menos de 2.500 gramos, que se considera bajo peso al nacer, que sin embargo es menor que el 11.2% a nivel nacional y el 9.8% de Valledupar.
También debemos agregar que de los 14.802 cesarenses nacidos en el 2024, 596 de ellos, el 4% del total, fueron registrados por sus padres como indígenas y 472, 3,2%, como afrodescendientes.
El comportamiento de los diferentes municipios sigue sin mayor alteración. Valledupar representó el año anterior el 42% del total de nacimientos del departamento, Aguachica ocupó el segundo lugar a un distante 9%, Codazzi un 6,7% y cierran los primeros cinco municipios, Bosconia y El Paso con 4,1 y 4% respectivamente.
Si pasamos a Valledupar encontramos una situación que merece toda nuestra atención, dado que se ha presentado una disminución notable en los nacimientos de la ciudad.
Si comparamos el año pico de nacimientos en Valledupar de los últimos 5 años, que fue el 2020 con 14.710, versus el año 2024 con 6.245, nos dice que por cada 100 bebés que nacieron en 2020, solamente nacieron 42 en 2024, lo que es una caída considerable. Hay que decir que el comportamiento de los nacimientos en la capital también refleja las condiciones de embarazo adolescente e inclusive de violencia sexual contra menores de 14 años que tiene el departamento.
Con el análisis anteriormente hecho, queda entonces por estudiar las consecuencias que dicha transición demográfica tendrá para el departamento del Cesar y para su ciudad capital. Cuatro sectores serán impactados en el corto y mediano plazo: salud, cuidado, comercio y vivienda.
En salud vienen unos grandes interrogantes y tiene que ver con reasignación de recursos. Es claro que se va a disminuir la necesidad de los servicios para las parturientas. Atenciones inclusive desde antes del parto van a disminuir, los controles prenatales de las embarazadas serán menos, los requerimientos para los nacimientos: personal médico, enfermeras, servicios hospitalarios, espacios y salas, instrumental y equipos de soporte médico, etcétera serán menores, bajo ningún criterio deben ser eliminados servicios esenciales de pediatría, ginecología y obstetricia.
La mortalidad materna e infantil siguen siendo altas en el Cesar. Sí se deben estudiar la reasignación de recursos médicos, de personal y de espacios a la luz de la nueva realidad demográfica del departamento y de Valledupar. Sería importante ver que comportamiento y medidas está tomando el hospital Rosario Pumarejo al respecto.
Un segundo sector que se va a ver afectado de manera casi que inmediata es el de comercio. Los artículos para bebés recién nacidos seguramente vendrán en disminución. El sector de pañales, teteros, alimentos específicos, ropa, juguetes, etc, no será el de mayor crecimiento en Valledupar. Una cosa es atender un mercado de casi 15.000 compradores y otra de 6.200. La caída de la demanda es muy grande así que, si está pensando montar un almacén para bebés, mejor no lo haga.
Un tercer sector que se va a ver afectado es el de cuidado. Las guarderías, enfermeras, cuidadoras de bebés, posteriormente los jardines infantiles, las pedagogas y personal especializado en cuidados post-natal, se verán afectadas al tener un mercado reducido por lo que hemos venido conversando.
Finalmente se verá afectado en un mediano plazo el sector vivienda, seguramente habrá necesidad ya no de casas amplias, sino de apartamentos más reducidos. El tamaño de la familia variará hacia un número menor y por tanto las necesidades de espacio también lo harán, llevando a un rediseño de las viviendas.
Para concluir, desde CESORE creemos que esta transición demográfica no es necesariamente una crisis, lo que sí implica es que hay necesidad de una adaptación al cambio y se requiere que los sectores afectados se “reinventen” con el apoyo de las autoridades.
En salud. reasignando recursos y funciones; en comercio, identificando nuevos frentes de venta; en el de cuidado, capacitándose en nuevas labores y en vivienda con nuevo tipo de ofertas. Cuán interesante sería un estudio sociológico para averiguar por qué este fenómeno se está presentando con mayor intensidad en el Cesar que en el resto del país. Queda una tarea pendiente.
Por Fernano Herrera, director de Cesore
Tenemos una caída muy pronunciada en el número de nacimientos que se debe a varias razones que son generales para el país e inclusive a nivel mundial. El tema es que Colombia está haciendo esa transición demográfica en muchos menos años que lo que le tomó a Europa y Norteamérica hacerla.
Se ha presentado durante los últimos cinco años una caída drástica en el número de nacimientos en el país y el departamento del Cesar encabeza dicha disminución.
Entre el 2019, año previo a la pandemia y el 2024, la reducción en el número de nacidos es de 197.649. Es decir, por cada 100 bebés nacidos en el 2019, nacieron 70 en el 2024, un 30% menos. En el Cesar por cada 100 nacidos en el 2019, nacieron 65 en el 2024, un 35% menos. En Valledupar la situación es más crítica, nacieron solamente 62, un 38% menos.
Ahora bien, si tomamos el año pico de nacimientos en el último quinquenio, para el departamento del Cesar fue el 2021 con 23.843 bebés. La caída es protuberante, de un 38%, 9.041 nacimientos menos.
Entonces tenemos en resumen una caída muy pronunciada en el número de nacimientos que se debe a varias razones que son generales para el país e inclusive a nivel mundial. El tema es que Colombia está haciendo esa transición demográfica en muchos menos años que lo que le tomó a Europa y Norteamérica hacerla.
Razones como la decisión de la mujer de posponer su maternidad por razones de trabajo, estudios o de no querer tener hijos o solamente 1 o máximo 2, es lo que está detrás de la caída de los nacimientos.
Igualmente pueden influir causas económicas, de preferir criar pocos hijos con mayor holgura que varios hijos en medio de la estrechez económica. En el Cesar la edad promedio del primer hijo es de 23.6 años, cuando en el país es de 24.4 y la edad promedio para tener hijos o edad media de fecundidad es de 26.6 en el Cesar cuando en el país es de 27 años y en Bogotá de 28 años.
En el Cesar se presentaron el año pasado 172 partos de niñas menores de 14 años, lo que es francamente un despropósito en términos de salud y de protección a las menores, especial atención al respecto merecen los municipios del corredor minero y Pueblo Bello.
De otra parte, el embarazo adolescente es altísimo: 2.814 partos de adolescentes entre los 15-19 años, y prácticamente la mitad de todos los nacimientos en el Cesar, el 48%, son de madres menores a los 24 años. De todos los nacimientos del Cesar, 994 de ellos, el 9.3%, fueron de criaturas que pesaron menos de 2.500 gramos, que se considera bajo peso al nacer, que sin embargo es menor que el 11.2% a nivel nacional y el 9.8% de Valledupar.
También debemos agregar que de los 14.802 cesarenses nacidos en el 2024, 596 de ellos, el 4% del total, fueron registrados por sus padres como indígenas y 472, 3,2%, como afrodescendientes.
El comportamiento de los diferentes municipios sigue sin mayor alteración. Valledupar representó el año anterior el 42% del total de nacimientos del departamento, Aguachica ocupó el segundo lugar a un distante 9%, Codazzi un 6,7% y cierran los primeros cinco municipios, Bosconia y El Paso con 4,1 y 4% respectivamente.
Si pasamos a Valledupar encontramos una situación que merece toda nuestra atención, dado que se ha presentado una disminución notable en los nacimientos de la ciudad.
Si comparamos el año pico de nacimientos en Valledupar de los últimos 5 años, que fue el 2020 con 14.710, versus el año 2024 con 6.245, nos dice que por cada 100 bebés que nacieron en 2020, solamente nacieron 42 en 2024, lo que es una caída considerable. Hay que decir que el comportamiento de los nacimientos en la capital también refleja las condiciones de embarazo adolescente e inclusive de violencia sexual contra menores de 14 años que tiene el departamento.
Con el análisis anteriormente hecho, queda entonces por estudiar las consecuencias que dicha transición demográfica tendrá para el departamento del Cesar y para su ciudad capital. Cuatro sectores serán impactados en el corto y mediano plazo: salud, cuidado, comercio y vivienda.
En salud vienen unos grandes interrogantes y tiene que ver con reasignación de recursos. Es claro que se va a disminuir la necesidad de los servicios para las parturientas. Atenciones inclusive desde antes del parto van a disminuir, los controles prenatales de las embarazadas serán menos, los requerimientos para los nacimientos: personal médico, enfermeras, servicios hospitalarios, espacios y salas, instrumental y equipos de soporte médico, etcétera serán menores, bajo ningún criterio deben ser eliminados servicios esenciales de pediatría, ginecología y obstetricia.
La mortalidad materna e infantil siguen siendo altas en el Cesar. Sí se deben estudiar la reasignación de recursos médicos, de personal y de espacios a la luz de la nueva realidad demográfica del departamento y de Valledupar. Sería importante ver que comportamiento y medidas está tomando el hospital Rosario Pumarejo al respecto.
Un segundo sector que se va a ver afectado de manera casi que inmediata es el de comercio. Los artículos para bebés recién nacidos seguramente vendrán en disminución. El sector de pañales, teteros, alimentos específicos, ropa, juguetes, etc, no será el de mayor crecimiento en Valledupar. Una cosa es atender un mercado de casi 15.000 compradores y otra de 6.200. La caída de la demanda es muy grande así que, si está pensando montar un almacén para bebés, mejor no lo haga.
Un tercer sector que se va a ver afectado es el de cuidado. Las guarderías, enfermeras, cuidadoras de bebés, posteriormente los jardines infantiles, las pedagogas y personal especializado en cuidados post-natal, se verán afectadas al tener un mercado reducido por lo que hemos venido conversando.
Finalmente se verá afectado en un mediano plazo el sector vivienda, seguramente habrá necesidad ya no de casas amplias, sino de apartamentos más reducidos. El tamaño de la familia variará hacia un número menor y por tanto las necesidades de espacio también lo harán, llevando a un rediseño de las viviendas.
Para concluir, desde CESORE creemos que esta transición demográfica no es necesariamente una crisis, lo que sí implica es que hay necesidad de una adaptación al cambio y se requiere que los sectores afectados se “reinventen” con el apoyo de las autoridades.
En salud. reasignando recursos y funciones; en comercio, identificando nuevos frentes de venta; en el de cuidado, capacitándose en nuevas labores y en vivienda con nuevo tipo de ofertas. Cuán interesante sería un estudio sociológico para averiguar por qué este fenómeno se está presentando con mayor intensidad en el Cesar que en el resto del país. Queda una tarea pendiente.
Por Fernano Herrera, director de Cesore