El pasado domingo 14 de septiembre, el estadio nacional de Tokio fue testigo del salto que consolidó a Natalia Linares como una de las grandes figuras del atletismo sudamericano. La vallenata, de 22 años, voló hasta los 6,92 metros en su quinto intento, una marca que le aseguró la medalla de bronce en la final del salto largo femenino.
La competencia estuvo marcada por la presión de rivales de talla mundial. La estadounidense Tara Davis Wood-Hall se quedó con el oro con 7,13 metros y la alemana Malaika Mihambo obtuvo la plata con 6,99. Sin embargo, Linares demostró carácter y disciplina al superar a la francesa Hilary Kpatcha y subir al podio, convirtiéndose en la primera colombiana en alcanzar medalla en esta prueba y en la décima presea para el país en la historia de los mundiales.
La recompensa económica
Además del reconocimiento internacional y el orgullo de vestir la bandera colombiana, el logro de Linares también tiene un valor monetario. Según la World Athletics, organismo rector del atletismo mundial, los premios en efectivo para el Mundial de Tokio fueron: para el oro, 70.000 dólares; plata, 35.000 dólares; y bronce, 22.000 dólares.
De esta manera, Linares se lleva a casa 22.000 dólares, que equivalen aproximadamente a 90,2 millones de pesos colombianos (calculados con una tasa promedio de 4.100 COP por dólar). Una suma que se convierte en respaldo a su esfuerzo y que puede potenciar su preparación rumbo a futuros Juegos Olímpicos y campeonatos internacionales.
El valor simbólico para Valledupar y Colombia
Más allá del dinero, la imagen de Natalia Linares celebrando con la bandera nacional sobre los hombros y un sombrero vueltiao en la cabeza se volvió símbolo del orgullo vallenato. Su medalla representa la consolidación de años de disciplina, sacrificios y sueños compartidos con su entrenador Martín Suárez, quien la motivó a repetir lo que ya había demostrado en los Panamericanos Junior.
“Yo me convencí tanto que me lo creí, y así se hizo realidad”, confesó la atleta después de la competencia, visiblemente emocionada.
Con este triunfo, Natalia Linares no solo inscribe su nombre en la élite mundial del atletismo, sino que también abre una nueva ruta de inspiración para los jóvenes deportistas del Cesar y de todo el país. Su bronce, valorado en 90 millones de pesos, es mucho más que una cifra: es la prueba de que la convicción, el trabajo en equipo y el amor por la tierra pueden saltar cualquier barrera.
Por: Redacción Deportes










