Esta tradición que engalana el Festival de la Leyenda Vallenata surgió como aporte de Cecilia Monsalvo Riveira, quien después de 37 años de historia trabaja porque el desfile de piloneras siga siendo la mejor forma de anuncia que comenzó en firme la máxima fiesta de acordeones.
Con el pasar de los años, el retumbar de las tamboras y las polleras se ha convertido en protagonista para la apertura del Festival de la Leyenda Vallenata, con el tradicional desfile de piloneras que no pasa de moda.
En 1981 la danza del Pilón venia desapareciendo y por iniciativa de Cecilia Monsalvo Riveira, más conocida como ‘La polla’, inició un proceso de restaurar esta tradición. “Me dediqué a invitar a las reinas del carnaval de diferentes barrios de la ciudad, para que participaran en el primer desfile de piloneras, que sirvió de inauguración de a XIII versión del Festival de la Leyenda Vallenata”, recordó.
Este particular encuentro donde personas de todas las edades bailan y disfrutan por las calles al ritmo de los versos del Pilón, viene desde hace 37 años, cuando salían en la madrugada del sábado de carnaval y desde ahí fueron muy famosos los grupos de piloneras del barrio Cañaguate y La Garita; pero igualmente el grupo del barrio Centro donde participó Oscarito Pupo, Evaristo Gutiérrez, Nicolás Baute y ‘Tino’ González, y otros personajes de la sociedad vallenata.
“El carnaval de Valledupar era un evento que tenía bastante importancia y con el seguir de los años se hizo el Festival Vallenato, pero en esa ocasión el festival se tragó esta fiesta y fue reemplazada, porque las nuevas generaciones tomaron el carnaval como recocha y para hacer cosas malas y por esos las autoridades lo acabaron” agregó Cecilia Monsalvo.
“Al irse perdiendo esa tradición yo consideré rescatar la música vallenata y la tradición del desfile de piloneras, que hace parte de la cultura nuestra y de la música, porque el pilón está compuesto por el paseo vallenato y la puya”, acotó.
La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en el año 1994, adoptó el desfile como uno de sus concursos oficiales dentro de la programación del Festival, encargándose Consuelo Araujonoguera de la logística, el cual ha logrado la participación de más de 200 grupos de piloneros en diferentes categorías: infantil, juvenil o mayores.
El tradicional traje, la coreografía y los pasos, fueron definidos por directores del Ballet Vallenato, por Sofía Cotes y Adalberto Acosta, quienes incluyeron en sus bailes la danza del Pilón y fueron ellos con la colaboración de otras personas, quienes crearon el vestido tradicional del pilón, teniendo como base el vestido típico.
“Yo recuerdo que ‘Lola’ Bolaño fue una gran pilandera y merenguera, no usaba el vestuario que se ve hoy en día; ella vestía con una falda media pierna de cuadros y con una blusa que decía Aguardiente Antioqueño, una pañoleta en la cabeza y cuando empezó la Oficina de Turismo Departamental a organizar el desfile se les hizo con vestido de Ballet Vallenato, fue el modelo que se escogió para el desfile de piloneras”, contó ‘La polla’.
En esa época la vestimenta estaba compuesta por el traje del liqui liqui, ese atuendo típico que solo usaban los hombres de alta sociedad con un sombrero de cañita amarilla y mochila, y las mujeres con una pollera (falda) de multicolores hecha en tela de algodón añadido con una arandela en el ruedo y la chambra (blusa) de mangas tres cuartos, ajustada a la cintura con un bongo o batea de madera, utensilio para amasar el maíz, que emplean graciosamente en la coreografía del baile con un toque de alegría.
Consuelo Araujonoguera fue la más entusiasta y alegre en el desfile de Piloneras, siempre solía participar en el grupo de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, el cual solo era compuesta por mujeres, ya que los hombres no eran disciplinados para los ensayos y era siempre una de las primeras damas de la nación, del departamento y de la ciudad, salía con pañoletas en la cabeza o con un tocado de flores de corales o trinitarias, y con las espontaneidad de cada una de sus acompañantes.
El canto popular de autor anónimo mantenido por la tradición oral como herencia sentimental y costumbrista de uno de los más arriesgados rituales domésticos como lo era los alimentos a base del maíz “era un oficio que tradicionalmente se hacía en las casa de Valledupar, porque entes no existía molino de esos mordernos para moler el maíz sino era coger el mazo y se pilaba el maíz y eso hacia un sonido que lo llevaba a uno a mover la pollera”, indicó la gestora de las piloneras.
“Los versos no han cambiado la gente inventa verso y son populares hay versos de doble sentido y hay otros versos que soy muy lindos”, agregó enseguida.
Esos versos que hacen que la mujer haga un gigantesco abanico que se abre y cierra con la pollera al ritmo del pilón y cante el aire:
A quién se le canta aquí
a quién se le dan las gracias
a los que vienen de afuera
o a los dueños de casa…
En total son 16 versos originales del pilón con melodías de puya y paseo vallenata; inspirados en oficios tradicionales del viejo Valledupar.
Por: Camila Villazón | EL PILÓN
[email protected]
Esta tradición que engalana el Festival de la Leyenda Vallenata surgió como aporte de Cecilia Monsalvo Riveira, quien después de 37 años de historia trabaja porque el desfile de piloneras siga siendo la mejor forma de anuncia que comenzó en firme la máxima fiesta de acordeones.
Con el pasar de los años, el retumbar de las tamboras y las polleras se ha convertido en protagonista para la apertura del Festival de la Leyenda Vallenata, con el tradicional desfile de piloneras que no pasa de moda.
En 1981 la danza del Pilón venia desapareciendo y por iniciativa de Cecilia Monsalvo Riveira, más conocida como ‘La polla’, inició un proceso de restaurar esta tradición. “Me dediqué a invitar a las reinas del carnaval de diferentes barrios de la ciudad, para que participaran en el primer desfile de piloneras, que sirvió de inauguración de a XIII versión del Festival de la Leyenda Vallenata”, recordó.
Este particular encuentro donde personas de todas las edades bailan y disfrutan por las calles al ritmo de los versos del Pilón, viene desde hace 37 años, cuando salían en la madrugada del sábado de carnaval y desde ahí fueron muy famosos los grupos de piloneras del barrio Cañaguate y La Garita; pero igualmente el grupo del barrio Centro donde participó Oscarito Pupo, Evaristo Gutiérrez, Nicolás Baute y ‘Tino’ González, y otros personajes de la sociedad vallenata.
“El carnaval de Valledupar era un evento que tenía bastante importancia y con el seguir de los años se hizo el Festival Vallenato, pero en esa ocasión el festival se tragó esta fiesta y fue reemplazada, porque las nuevas generaciones tomaron el carnaval como recocha y para hacer cosas malas y por esos las autoridades lo acabaron” agregó Cecilia Monsalvo.
“Al irse perdiendo esa tradición yo consideré rescatar la música vallenata y la tradición del desfile de piloneras, que hace parte de la cultura nuestra y de la música, porque el pilón está compuesto por el paseo vallenato y la puya”, acotó.
La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata en el año 1994, adoptó el desfile como uno de sus concursos oficiales dentro de la programación del Festival, encargándose Consuelo Araujonoguera de la logística, el cual ha logrado la participación de más de 200 grupos de piloneros en diferentes categorías: infantil, juvenil o mayores.
El tradicional traje, la coreografía y los pasos, fueron definidos por directores del Ballet Vallenato, por Sofía Cotes y Adalberto Acosta, quienes incluyeron en sus bailes la danza del Pilón y fueron ellos con la colaboración de otras personas, quienes crearon el vestido tradicional del pilón, teniendo como base el vestido típico.
“Yo recuerdo que ‘Lola’ Bolaño fue una gran pilandera y merenguera, no usaba el vestuario que se ve hoy en día; ella vestía con una falda media pierna de cuadros y con una blusa que decía Aguardiente Antioqueño, una pañoleta en la cabeza y cuando empezó la Oficina de Turismo Departamental a organizar el desfile se les hizo con vestido de Ballet Vallenato, fue el modelo que se escogió para el desfile de piloneras”, contó ‘La polla’.
En esa época la vestimenta estaba compuesta por el traje del liqui liqui, ese atuendo típico que solo usaban los hombres de alta sociedad con un sombrero de cañita amarilla y mochila, y las mujeres con una pollera (falda) de multicolores hecha en tela de algodón añadido con una arandela en el ruedo y la chambra (blusa) de mangas tres cuartos, ajustada a la cintura con un bongo o batea de madera, utensilio para amasar el maíz, que emplean graciosamente en la coreografía del baile con un toque de alegría.
Consuelo Araujonoguera fue la más entusiasta y alegre en el desfile de Piloneras, siempre solía participar en el grupo de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata, el cual solo era compuesta por mujeres, ya que los hombres no eran disciplinados para los ensayos y era siempre una de las primeras damas de la nación, del departamento y de la ciudad, salía con pañoletas en la cabeza o con un tocado de flores de corales o trinitarias, y con las espontaneidad de cada una de sus acompañantes.
El canto popular de autor anónimo mantenido por la tradición oral como herencia sentimental y costumbrista de uno de los más arriesgados rituales domésticos como lo era los alimentos a base del maíz “era un oficio que tradicionalmente se hacía en las casa de Valledupar, porque entes no existía molino de esos mordernos para moler el maíz sino era coger el mazo y se pilaba el maíz y eso hacia un sonido que lo llevaba a uno a mover la pollera”, indicó la gestora de las piloneras.
“Los versos no han cambiado la gente inventa verso y son populares hay versos de doble sentido y hay otros versos que soy muy lindos”, agregó enseguida.
Esos versos que hacen que la mujer haga un gigantesco abanico que se abre y cierra con la pollera al ritmo del pilón y cante el aire:
A quién se le canta aquí
a quién se le dan las gracias
a los que vienen de afuera
o a los dueños de casa…
En total son 16 versos originales del pilón con melodías de puya y paseo vallenata; inspirados en oficios tradicionales del viejo Valledupar.
Por: Camila Villazón | EL PILÓN
[email protected]