El 2020 para muchos ha sido un año de perdidas, a otros les ha tocado probar nuevos campos. Es el caso de algunos deportistas que ante la inactividad buscaron en la cocina una oportunidad de negocio.
Sin esperar que el sol comience a regalar sus primeros rayos, tres mujeres desde muy temprano empiezan las labores de moler yuca y otras harinas para posteriormente salir a comercializar el resultado de su trabajo.
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Tres mujeres, que cual tridente de los grandes clubes del mundo, se sincronizan para atrapar a los comensales que pagan por el resultado del trabajo de sus manos. Tatiana De la Hoz, Adriana Quintero y Lisneys Rodríguez tuvieron que dejar sus antiguos trabajos para hacerle frente a la pandemia, y la mejor forma de hacerlo fue con sus talentos culinarios, el cual, rápidamente les hizo ganarse la aceptación del público.
Este grupo de damas durante años laboraron en la organización de eventos futbolísticos, ya sea en canchas de piso o sintéticas. Ante el paraje de los eventos deportivos tuvieron que buscar otra forma para obtener fuentes de ingresos.
Al iniciar con la venta de caribañolas y otros productos gastronómicos, las redes sociales que usaban para difundir las actividades futbolísticas (Torneos ACQC) ahora se convirtieron en la plataforma para dar a conocer sus creaciones.
“La decisión fue pensando en que no podíamos esperar que las cosas nos cayeran del cielo, era necesario buscar un modo de trabajo y aunque en mi caso personal yo vivo de la organización de torneos futbolísticos no podía ‘echarme a la muerte’ porque el fútbol se detuvo; gracias a Dios cuento con amigas talentosas que me comentaron la idea de realizar diferentes pasabocas y hasta el momento nos ha ido muy bien”, comentó Adriana Quintero.
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Asados y pasabocas La Gorda, nombre que le asignaron al proyecto, empezó a materializarse gracias al talento culinario de Lisneys Rodríguez. Hicieron los primeros productos, siendo los familiares y amigos los primeros ‘jueces’. La aceptación fue inmediata y lo que surgió como una idea entre amigas se convirtió en el ‘modus vivendi’ de cada una.
Lisneys Rodríguez ha sido una amante de la cocina y siempre ha buscado formas de crear cosas nuevas, es así como ella por medio de su talento impulsó esta iniciativa.
El pasado 15 de mayo, mientras se celebraba el Día Internacional del Maestro, los vallenatos conocieron por primera vez las caribañolas preparadas por estas mujeres, quienes posteriormente añadirían más productos a su arsenal culinario.
“Me gusta cocinar, desde pequeña siempre tuve esa inquietud de estar innovando y fue así como aprendí a preparar productos como caribañolas, arepas de huevo, empanadas y lo que no sé preparar lo estudio hasta aprender a hacerlo, fue así como aprendí sin ayuda de nadie y hoy este talento está dando réditos para mí y mis compañeras de trabajo”, dijo Rodríguez.
Luego de haber dado ese primer paso ahora este grupo de mujeres no descartan la posibilidad de seguir con este negocio y seguir recorriendo las calles de Valledupar llevando los productos culinarios que preparan.
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Una vez los productos están hechos, tanto Adriana Quintero como Tatiana De la Hoz tienen la difícil tarea de salir a entregarlos a quienes lo requieran, una labor en la que se exponen a la inseguridad y posibles contagios de covid-19.
“Hay muchas personas en la calle que están haciendo caso omiso a las leyes. Adriana y yo somos las encargadas de repartir los pedidos y salimos con todos cumpliendo los protocolos sanitarios, pero hay personas que no lo hacen y están en las calles poniendo en riesgo sus vidas y la de sus familiares”, señaló Tatiana De la Hoz.
Como en cualquier equipo existen momentos donde la tensión hace presencia, por eso, en medio de las labores se presentan ocasiones en las que “uno que otro regaño” se cruza, pero al terminar la jornada todo queda en anécdotas.
El 2020 para muchos ha sido un año de perdidas, a otros les ha tocado probar nuevos campos. Es el caso de algunos deportistas que ante la inactividad buscaron en la cocina una oportunidad de negocio.
Sin esperar que el sol comience a regalar sus primeros rayos, tres mujeres desde muy temprano empiezan las labores de moler yuca y otras harinas para posteriormente salir a comercializar el resultado de su trabajo.
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Tres mujeres, que cual tridente de los grandes clubes del mundo, se sincronizan para atrapar a los comensales que pagan por el resultado del trabajo de sus manos. Tatiana De la Hoz, Adriana Quintero y Lisneys Rodríguez tuvieron que dejar sus antiguos trabajos para hacerle frente a la pandemia, y la mejor forma de hacerlo fue con sus talentos culinarios, el cual, rápidamente les hizo ganarse la aceptación del público.
Este grupo de damas durante años laboraron en la organización de eventos futbolísticos, ya sea en canchas de piso o sintéticas. Ante el paraje de los eventos deportivos tuvieron que buscar otra forma para obtener fuentes de ingresos.
Al iniciar con la venta de caribañolas y otros productos gastronómicos, las redes sociales que usaban para difundir las actividades futbolísticas (Torneos ACQC) ahora se convirtieron en la plataforma para dar a conocer sus creaciones.
“La decisión fue pensando en que no podíamos esperar que las cosas nos cayeran del cielo, era necesario buscar un modo de trabajo y aunque en mi caso personal yo vivo de la organización de torneos futbolísticos no podía ‘echarme a la muerte’ porque el fútbol se detuvo; gracias a Dios cuento con amigas talentosas que me comentaron la idea de realizar diferentes pasabocas y hasta el momento nos ha ido muy bien”, comentó Adriana Quintero.
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Asados y pasabocas La Gorda, nombre que le asignaron al proyecto, empezó a materializarse gracias al talento culinario de Lisneys Rodríguez. Hicieron los primeros productos, siendo los familiares y amigos los primeros ‘jueces’. La aceptación fue inmediata y lo que surgió como una idea entre amigas se convirtió en el ‘modus vivendi’ de cada una.
Lisneys Rodríguez ha sido una amante de la cocina y siempre ha buscado formas de crear cosas nuevas, es así como ella por medio de su talento impulsó esta iniciativa.
El pasado 15 de mayo, mientras se celebraba el Día Internacional del Maestro, los vallenatos conocieron por primera vez las caribañolas preparadas por estas mujeres, quienes posteriormente añadirían más productos a su arsenal culinario.
“Me gusta cocinar, desde pequeña siempre tuve esa inquietud de estar innovando y fue así como aprendí a preparar productos como caribañolas, arepas de huevo, empanadas y lo que no sé preparar lo estudio hasta aprender a hacerlo, fue así como aprendí sin ayuda de nadie y hoy este talento está dando réditos para mí y mis compañeras de trabajo”, dijo Rodríguez.
Luego de haber dado ese primer paso ahora este grupo de mujeres no descartan la posibilidad de seguir con este negocio y seguir recorriendo las calles de Valledupar llevando los productos culinarios que preparan.
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Una vez los productos están hechos, tanto Adriana Quintero como Tatiana De la Hoz tienen la difícil tarea de salir a entregarlos a quienes lo requieran, una labor en la que se exponen a la inseguridad y posibles contagios de covid-19.
“Hay muchas personas en la calle que están haciendo caso omiso a las leyes. Adriana y yo somos las encargadas de repartir los pedidos y salimos con todos cumpliendo los protocolos sanitarios, pero hay personas que no lo hacen y están en las calles poniendo en riesgo sus vidas y la de sus familiares”, señaló Tatiana De la Hoz.
Como en cualquier equipo existen momentos donde la tensión hace presencia, por eso, en medio de las labores se presentan ocasiones en las que “uno que otro regaño” se cruza, pero al terminar la jornada todo queda en anécdotas.