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Informes Especiales - 7 febrero, 2016

Indígenas cierran puertas de la Sierra Nevada

EL PILÓN invitó a la periodista arhuaca Yuneydi Villazón Zalabata a escribir este informe sobre lo que sucede en la Sierra Nevada de Santa Marta, que llevó a las autoridades a restringir el ingreso a territorios indígenas, como Nabusimake, la capital del pueblo arhuaco.

Arhuacos miran con impotencia cómo sus lugares sagrados están siendo destruidos por el turismo y la minería indiscriminada.
Arhuacos miran con impotencia cómo sus lugares sagrados están siendo destruidos por el turismo y la minería indiscriminada.

 

Nabusímake es el centro poblado más importante para los indígenas arhuacos de la Sierra Nevada, descrito en 1571 por Fray Silvestre de Lavata, religioso Capuchino, como un “hermoso valle de temperamento sano, frío, seco, fértil y ameno; con un mediano río y diferentes arroyuelos que riegan toda la vega, con varias ensenadas, mesetas de hermosa y alegre vista; donde no hay plagas de mosquitos, tábanos, ni murciélagos”. Hoy 445 años después, el panorama es devastador. La “fábrica de agua” está seriamente amenazada.

En aquel entonces, Silvestre de Lavata quedó maravillado ante el bello paisaje que se abría ante sus ojos, de ahí se dio paso a la violenta colonización de la Sierra Nevada que conllevaría a la posterior fundación de San Sebastián de Rábago, anulando el nombre tradicional de Nabusímake, mientras fueron traídas familias del interior del país con el único propósito de reducir al vasallaje y la cristiandad a los indígenas arhuacos.

Aun así el pueblo arhuaco continúa resistiendo a los embates de las actuales misiones de colonización en defensa de su territorio, de su permanencia física y cultural, demostrando una vez más que es necesario por el bienestar de la raza humana y de la naturaleza tomar decisiones eficaces que protejan la Sierra Nevada, sus aguas, animales, plantas, piedras, lagunas y cerros.

Han decidido cerrar sus puertas y decirle no al turismo, prohibiendo el ingreso de personas no pertenecientes a la etnia.

“No ha sido una decisión fácil, se trató de hacer de una manera gradual y conciliadora, pero ante los acelerados impactos negativos que representa el turismo para la Sierra Nevada y su población, se hizo de una manera definitiva”, explicó Hermes Torres Solís, secretario General de la Confederación Indígena Tairona, CIT, Organización Nacional del Pueblo Arhuaco. Medida que ha generado polarizaciones, cuestionamientos a las autoridades indígenas, manifestaciones de inconformidad y sentimientos anti indígenas en algunos sectores de las poblaciones aledañas como Pueblo Bello y Valledupar, que ven afectada su economía y posibilidades de disfrute y diversión.

Torres Solís aclaró que no es una decisión tomada de forma caprichosa y mucho menos acelerada, pues desde hace 30 años se han venido analizando los impactos negativos causados por el turismo, así como se han previsto los daños irreversibles que se causa a la naturaleza, la cultura y en general al territorio si no se frena esta práctica de goce.

Hay que tener en cuenta que la Sierra está conformada por una serie de biomas frágiles, que no resisten la presión causada por los seres humanos, ocasionando la desaparición de especies únicas en el mundo, por lo que debe garantizarse su existencia. De ahí se deduce que existen lugares que no deben ser visitados, sólo los indígenas pueden hacerlo, quienes tienen la facultad de interpretar su función. Tal es el caso de los pozos de agua, lagunas, piedras, árboles, cerros, ente otros, que son de especial atracción por su belleza.

Sequía causa desplazamiento

Lo que causa el turismo es promocionar el deleite de esos sitios, invitando a frecuentarlos de manera descontrolada y desordenada, causando un desequilibrio, un desgaste energético de los mismos, una contaminación tanto física como espiritual. Por eso se secan los ríos, desaparecen las especies vegetales y animales, aparecen nuevas enfermedades y la tierra no permite cultivar.

Es lo que está ocurriendo en estos momentos en poblados arhuacos donde los riachuelos desaparecieron por completo, dejando solo piedra, arena y familias que han optado por desplazarse a otros lugares donde aún queda agua.
Al recibir esta información el cabildo gobernador, José María Arroyo Izquierdo, máximo representante del pueblo arhuaco, fue enfático en su mensaje dirigido al hermanito menor (al no indígena): “pongámonos de acuerdo para preservar la Sierra Nevada, contribuir en la recuperación del equilibrio de los sitios sagrados y de esta manera poder garantizar la existencia de la vida misma”.
¿Pero de qué manera se puede lograr?, entendiendo y acatando las decisiones tomadas por las autoridades indígenas respecto de la prohibición del turismo.
“Para nosotros los arhuacos está claro que la paz consiste en preservar la Sierra Nevada como escenario sagrado de la cultura, donde se resguarda el conocimiento milenario. De esta manera, respetando el equilibrio que hay entre cada uno de los elementos existentes en este territorio, y los lugares sagrados es que vamos a tener paz”, concluyó el cabildo gobernador.

“Hay que dejar en paz a la naturaleza”: Leonor Zalabata

Por otro lado, Leonor Zalabata Torres, lideresa arhuaca y comisionada de los Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas en Colombia, recordó que esta decisión no fue tomada en la actualidad, sino que ha sido analizada en diferentes épocas históricas del Pueblo Arhuaco, que se ha visto en la necesidad de prohibir realmente el turismo.

Argumenta que ahora el tema cobra mayor validez porque está en discusión la sostenibilidad ambiental y el acelerado proceso de degradación que está sufriendo la Sierra, Valledupar, Colombia y el mundo entero con el fenómeno del recalentamiento global. Explica que los espacios donde se desarrolla la actividad turística son pequeños y no deben estar invadidos por personas, porque así no es posible conservarlos.

“Los hilos de agua que nacen en la Nevada han ido desapareciendo por el calentamiento global, entonces no podemos aceptar que a esos pocos recursos naturales que aún existen, que aún los podemos cuidar y conservar, lleguen personas a usarlos desordenadamente. Sencillamente la naturaleza ya no da capacidad”, argumentó la lideresa arhuaca.

Fue crítica al analizar la situación de Valledupar, preguntándose qué van hacer las familias vallenatas frente a la infraestructura que se está erigiendo en la ciudad, “porque no se sabe de dónde van a sacar el agua para mantener todas esas construcciones, o ¿será que le van a restringir el preciado líquido al resto de población que siempre ha vivido en este lugar?, ¿de dónde van a sacar el agua?”.

Ve con gran preocupación que la humanidad no se esté indagando seguidamente sobre cómo conservar, manejar y cuidar los recursos naturales, ya que existe una evidente degradación ambiental, afectación de animales, paisaje, plantas que al contrario deben ser respetados, dejarlos descansar y protegerlos para preservarlos, por eso explica que esta no es una decisión que beneficia no solo al Pueblo Arhuaco, sino a la gente que está alrededor de la Sierra Nevada.
“Entonces, debieran de dejar en paz no solamente a los pueblos indígenas, sino dejar tranquila a la naturaleza ante la fragilidad climática que hay”, puntualizó.

Daños causados por el turismo

Seguidamente la reconocida líder indígena aclara que el turismo no es una actividad de interés para las comunidades, que jamás se ha tenido una política que contemple llevarlo a los territorios indígenas. Pero que si han estudiado e identificado claramente los impactos negativos causados por el ingreso descontrolado de personas ajenas al pueblo arhuaco.

Son hechos palpables los citados por la comisionada de los Derechos Humanos tales como la guaquería, cuando se profanaban los lugares sagrados por personas extrañas, llevándose elementos de especial valor espiritual para los indígenas de la Sierra Nevada.

Luego de ver como saqueaban descontroladamente los objetos sagrados por la falta de regulación de acceso a los territorios indígenas es que empieza a tomar fuerza el conflicto armado que luego fue incontrolable.

“Nuestros territorios fueron involucrados en el conflicto armado. Sin pertenecer a grupos armados sufrimos una violencia por causa de personas extrañas que llegaban allí, como los paramilitares, guerrilleros y militares, el control del territorio se salió de las manos de las autoridades indígenas”, agregó.

Por esta misma puerta que se le abre al turismo llegan los grupos religiosos que hacen presencia en el territorio libremente por fuera del control de las comunidades, yendo en contra de las tradiciones y costumbres para modificarlas, tan grave fue la situación que los organismos nacionales debieron intervenir, como la Corte Constitucional de Colombia, dando como resultado un fallo en favor de los arhuacos.

Sumado a la guaquería que profanó culturas, a las sectas religiosas que invadieron comunidades, se encuentra el tema político que ha dividido y fraccionado el territorio y comunidades, conllevando a una modificación de la unidad del pueblo arhuaco cultural y políticamente.

Finalmente explicó que el turismo no se hace por solidaridad, tampoco por la necesidad de integración de pueblos, de familias o de personas, “lo cierto es que se práctica como forma de inversión de un capital para pasear. Mientras ese dinero le llega a determinados grupos de personas o casas que están adecuadas para recibir ese capital”.

“El turismo es tan dañino como la minería”
Tras la reciente medida, es necesario recordar que a finales del año pasado por solicitud de los mamos (guías espirituales) de los cuatro pueblos que habitan la Sierra Nevada (arhuacos, koguis, wiwas y kakuamos) se cerró el Parque Nacional Natural Tayrona, PNN, durante un mes, arrojando como resultado una notable recuperación ambiental.

Al respecto Gelver Zapata Izquierdo, arhuaco que ha liderado el proceso de Consulta Previa con el PNN, asegura que el mismo estudio de impactos realizado para el Tayrona y que justificó el cierre del Parque reúne exactamente los mismos análisis que justifican la prohibición del turismo para toda la Sierra Nevada.

Para llegar a tomar esta medida temporal fue necesario que los mamos o guías espirituales sustentaran por qué debía evitarse el ingreso de personas a ese lugar, partiendo de la afirmación que la práctica del turismo es perversa en toda su dimensión, primero porque afecta directamente el plano espiritual y la cultura ya que permite el acceso de personas extrañas a los sitios sagrados en cualquier época del año, haciendo un uso indebido de los lugares.

Los mamos explican que la presencia de gente que no se rige por la Ley de Origen, que es la guía de los pueblos indígenas de la Sierra, no debe hacer llegar a los lugares sagrados porque los debilitan energéticamente, causando un desequilibrio que luego se ve manifestado en los fenómenos naturales como largas temporadas de sequía, o lluvia, huracanes, temblores, granizadas y otros.

Zapata Izquierdo, quien ha venido liderando el proceso desde hace más de tres años, considera que no existe un turismo que contemple acatar ciertos comportamientos culturales, en definitiva no respeta.

También se logró demostrar mediante estudios de campo que la actividad turística influye sobremanera en la cultura de la gente, porque las familias arhuacas han empezado a adecuar sus viviendas, ahora extraen más piedras, arena, tierra, agua para nuevas construcciones conllevando a un inminente cambio de los estilos de vida.

Por otro lado, se presentan problemas de prostitución, mendicidad, se incentiva el comercio de elementos identitatarios de la cultura, como el ayu u hoja de coca, el vestido y el poporo. Además incorpora nuevas formas de gobierno que minan el ejercicio de las autoridades indígenas.

En resumen, Zapata Izquierdo considera que el turismo es tan dañino como la minería, arrasando todo a su paso, dejando los mismos problemas, como la prostitución, corrupción, deterioro ambiental y cultural.

¡No pase, sitio sagrado!

La trascendental medida que consiste en prohibir el ingreso de personas extrañas fue establecida en el pueblo sagrado de Nabusímake, el pasado 16 de enero. Por eso, ahora sobre la vía que conduce al majestuoso Valle, sus autoridades decidieron instalar un portón a través del cual se regula el acceso de personas distintas a la etnia arhuaca. Tras dar a conocer la nueva medida, se ha desencadenado una serie de cuestionamientos y señalamientos al extremo de afirmar que las autoridades indígenas arhuacas están violando el derecho a la libre movilidad, que están creando estados independientes y otra serie de afirmaciones desfasadas que demuestran claramente un desconocimiento de la legislación indígena.

Ante tal circunstancia, Ramón Laborde, especialista en derecho constitucional y normatividad indígena, explica que en Colombia la figura del resguardo tiene dos características principales, la primera de ellas es que cuando se hace entrega de un título de los resguardos se está haciendo un reconocimiento de una propiedad que existe desde antes de la época de la conquista y de la colonización, es un reconocimiento a un derecho originario que tienen los indígenas sobre las tierras. Y la segunda es que sobre esa propiedad y en concordancia con el derecho civil se les otorgan facultades a sus autoridades para la toma de decisiones en su territorio, y así determinar qué actividades se pueden o no realizar o quién puede o no entrar.

Así que las autoridades indígenas arhuacas, quienes cuentan con un carácter político- administrativo, tienen permitido autogobernarse. En este caso, tanto desde el derecho simple de propiedad del Código Civil, como del derecho del autogobierno, la decisión de prohibir el ingreso de personas ajenas a la comunidad está en concordancia con la Constitución Nacional y las normas internacionales.

“La decisión que toma el pueblo arhuaco de no permitir que dentro de su territorio se de la actividad del proselitismo religioso, del turismo o de cualquier otra acción que desarrollen personas ajenas a la comunidad, es absolutamente válido”, afirma Laborde.

Hay que tener en cuenta que con la Constitución de 1991 se consagró el derecho que tienen los indígenas de autogobernarse, de ser los propios gestores de su desarrollo, por eso se les confiere una facultad de tomar decisiones en el interior de sus territorios, mientras la autoridad que ejerce un alcalde no puede estar por encima de la autoridades o facultades que tienen las autoridades de los territorios indígenas. Así que por ahora continuará la restricción de acceso al territorio de los arhuacos mientras no definan lo contrario.

Ante la inconformidad por la prohibición del ingreso de turistas a Nabusímake y a los pueblos arhuacos de la Sierra, lo único que pueden hacer los alcaldes de los municipios de influencia como Pueblo Bello y Valledupar es respetar las decisiones indígenas.

Los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta sienten que su territorio está seriamente amenazado por el turismo y otras actividades económicas, por lo que restringiendo el paso a sus territorios sagrados quieren minimizar los impactos negativos.

Yuneydi Villazón Zalabata
Texto y fotografías

 

 

Informes Especiales
7 febrero, 2016

Indígenas cierran puertas de la Sierra Nevada

EL PILÓN invitó a la periodista arhuaca Yuneydi Villazón Zalabata a escribir este informe sobre lo que sucede en la Sierra Nevada de Santa Marta, que llevó a las autoridades a restringir el ingreso a territorios indígenas, como Nabusimake, la capital del pueblo arhuaco.


Arhuacos miran con impotencia cómo sus lugares sagrados están siendo destruidos por el turismo y la minería indiscriminada.
Arhuacos miran con impotencia cómo sus lugares sagrados están siendo destruidos por el turismo y la minería indiscriminada.

 

Nabusímake es el centro poblado más importante para los indígenas arhuacos de la Sierra Nevada, descrito en 1571 por Fray Silvestre de Lavata, religioso Capuchino, como un “hermoso valle de temperamento sano, frío, seco, fértil y ameno; con un mediano río y diferentes arroyuelos que riegan toda la vega, con varias ensenadas, mesetas de hermosa y alegre vista; donde no hay plagas de mosquitos, tábanos, ni murciélagos”. Hoy 445 años después, el panorama es devastador. La “fábrica de agua” está seriamente amenazada.

En aquel entonces, Silvestre de Lavata quedó maravillado ante el bello paisaje que se abría ante sus ojos, de ahí se dio paso a la violenta colonización de la Sierra Nevada que conllevaría a la posterior fundación de San Sebastián de Rábago, anulando el nombre tradicional de Nabusímake, mientras fueron traídas familias del interior del país con el único propósito de reducir al vasallaje y la cristiandad a los indígenas arhuacos.

Aun así el pueblo arhuaco continúa resistiendo a los embates de las actuales misiones de colonización en defensa de su territorio, de su permanencia física y cultural, demostrando una vez más que es necesario por el bienestar de la raza humana y de la naturaleza tomar decisiones eficaces que protejan la Sierra Nevada, sus aguas, animales, plantas, piedras, lagunas y cerros.

Han decidido cerrar sus puertas y decirle no al turismo, prohibiendo el ingreso de personas no pertenecientes a la etnia.

“No ha sido una decisión fácil, se trató de hacer de una manera gradual y conciliadora, pero ante los acelerados impactos negativos que representa el turismo para la Sierra Nevada y su población, se hizo de una manera definitiva”, explicó Hermes Torres Solís, secretario General de la Confederación Indígena Tairona, CIT, Organización Nacional del Pueblo Arhuaco. Medida que ha generado polarizaciones, cuestionamientos a las autoridades indígenas, manifestaciones de inconformidad y sentimientos anti indígenas en algunos sectores de las poblaciones aledañas como Pueblo Bello y Valledupar, que ven afectada su economía y posibilidades de disfrute y diversión.

Torres Solís aclaró que no es una decisión tomada de forma caprichosa y mucho menos acelerada, pues desde hace 30 años se han venido analizando los impactos negativos causados por el turismo, así como se han previsto los daños irreversibles que se causa a la naturaleza, la cultura y en general al territorio si no se frena esta práctica de goce.

Hay que tener en cuenta que la Sierra está conformada por una serie de biomas frágiles, que no resisten la presión causada por los seres humanos, ocasionando la desaparición de especies únicas en el mundo, por lo que debe garantizarse su existencia. De ahí se deduce que existen lugares que no deben ser visitados, sólo los indígenas pueden hacerlo, quienes tienen la facultad de interpretar su función. Tal es el caso de los pozos de agua, lagunas, piedras, árboles, cerros, ente otros, que son de especial atracción por su belleza.

Sequía causa desplazamiento

Lo que causa el turismo es promocionar el deleite de esos sitios, invitando a frecuentarlos de manera descontrolada y desordenada, causando un desequilibrio, un desgaste energético de los mismos, una contaminación tanto física como espiritual. Por eso se secan los ríos, desaparecen las especies vegetales y animales, aparecen nuevas enfermedades y la tierra no permite cultivar.

Es lo que está ocurriendo en estos momentos en poblados arhuacos donde los riachuelos desaparecieron por completo, dejando solo piedra, arena y familias que han optado por desplazarse a otros lugares donde aún queda agua.
Al recibir esta información el cabildo gobernador, José María Arroyo Izquierdo, máximo representante del pueblo arhuaco, fue enfático en su mensaje dirigido al hermanito menor (al no indígena): “pongámonos de acuerdo para preservar la Sierra Nevada, contribuir en la recuperación del equilibrio de los sitios sagrados y de esta manera poder garantizar la existencia de la vida misma”.
¿Pero de qué manera se puede lograr?, entendiendo y acatando las decisiones tomadas por las autoridades indígenas respecto de la prohibición del turismo.
“Para nosotros los arhuacos está claro que la paz consiste en preservar la Sierra Nevada como escenario sagrado de la cultura, donde se resguarda el conocimiento milenario. De esta manera, respetando el equilibrio que hay entre cada uno de los elementos existentes en este territorio, y los lugares sagrados es que vamos a tener paz”, concluyó el cabildo gobernador.

“Hay que dejar en paz a la naturaleza”: Leonor Zalabata

Por otro lado, Leonor Zalabata Torres, lideresa arhuaca y comisionada de los Derechos Humanos para los Pueblos Indígenas en Colombia, recordó que esta decisión no fue tomada en la actualidad, sino que ha sido analizada en diferentes épocas históricas del Pueblo Arhuaco, que se ha visto en la necesidad de prohibir realmente el turismo.

Argumenta que ahora el tema cobra mayor validez porque está en discusión la sostenibilidad ambiental y el acelerado proceso de degradación que está sufriendo la Sierra, Valledupar, Colombia y el mundo entero con el fenómeno del recalentamiento global. Explica que los espacios donde se desarrolla la actividad turística son pequeños y no deben estar invadidos por personas, porque así no es posible conservarlos.

“Los hilos de agua que nacen en la Nevada han ido desapareciendo por el calentamiento global, entonces no podemos aceptar que a esos pocos recursos naturales que aún existen, que aún los podemos cuidar y conservar, lleguen personas a usarlos desordenadamente. Sencillamente la naturaleza ya no da capacidad”, argumentó la lideresa arhuaca.

Fue crítica al analizar la situación de Valledupar, preguntándose qué van hacer las familias vallenatas frente a la infraestructura que se está erigiendo en la ciudad, “porque no se sabe de dónde van a sacar el agua para mantener todas esas construcciones, o ¿será que le van a restringir el preciado líquido al resto de población que siempre ha vivido en este lugar?, ¿de dónde van a sacar el agua?”.

Ve con gran preocupación que la humanidad no se esté indagando seguidamente sobre cómo conservar, manejar y cuidar los recursos naturales, ya que existe una evidente degradación ambiental, afectación de animales, paisaje, plantas que al contrario deben ser respetados, dejarlos descansar y protegerlos para preservarlos, por eso explica que esta no es una decisión que beneficia no solo al Pueblo Arhuaco, sino a la gente que está alrededor de la Sierra Nevada.
“Entonces, debieran de dejar en paz no solamente a los pueblos indígenas, sino dejar tranquila a la naturaleza ante la fragilidad climática que hay”, puntualizó.

Daños causados por el turismo

Seguidamente la reconocida líder indígena aclara que el turismo no es una actividad de interés para las comunidades, que jamás se ha tenido una política que contemple llevarlo a los territorios indígenas. Pero que si han estudiado e identificado claramente los impactos negativos causados por el ingreso descontrolado de personas ajenas al pueblo arhuaco.

Son hechos palpables los citados por la comisionada de los Derechos Humanos tales como la guaquería, cuando se profanaban los lugares sagrados por personas extrañas, llevándose elementos de especial valor espiritual para los indígenas de la Sierra Nevada.

Luego de ver como saqueaban descontroladamente los objetos sagrados por la falta de regulación de acceso a los territorios indígenas es que empieza a tomar fuerza el conflicto armado que luego fue incontrolable.

“Nuestros territorios fueron involucrados en el conflicto armado. Sin pertenecer a grupos armados sufrimos una violencia por causa de personas extrañas que llegaban allí, como los paramilitares, guerrilleros y militares, el control del territorio se salió de las manos de las autoridades indígenas”, agregó.

Por esta misma puerta que se le abre al turismo llegan los grupos religiosos que hacen presencia en el territorio libremente por fuera del control de las comunidades, yendo en contra de las tradiciones y costumbres para modificarlas, tan grave fue la situación que los organismos nacionales debieron intervenir, como la Corte Constitucional de Colombia, dando como resultado un fallo en favor de los arhuacos.

Sumado a la guaquería que profanó culturas, a las sectas religiosas que invadieron comunidades, se encuentra el tema político que ha dividido y fraccionado el territorio y comunidades, conllevando a una modificación de la unidad del pueblo arhuaco cultural y políticamente.

Finalmente explicó que el turismo no se hace por solidaridad, tampoco por la necesidad de integración de pueblos, de familias o de personas, “lo cierto es que se práctica como forma de inversión de un capital para pasear. Mientras ese dinero le llega a determinados grupos de personas o casas que están adecuadas para recibir ese capital”.

“El turismo es tan dañino como la minería”
Tras la reciente medida, es necesario recordar que a finales del año pasado por solicitud de los mamos (guías espirituales) de los cuatro pueblos que habitan la Sierra Nevada (arhuacos, koguis, wiwas y kakuamos) se cerró el Parque Nacional Natural Tayrona, PNN, durante un mes, arrojando como resultado una notable recuperación ambiental.

Al respecto Gelver Zapata Izquierdo, arhuaco que ha liderado el proceso de Consulta Previa con el PNN, asegura que el mismo estudio de impactos realizado para el Tayrona y que justificó el cierre del Parque reúne exactamente los mismos análisis que justifican la prohibición del turismo para toda la Sierra Nevada.

Para llegar a tomar esta medida temporal fue necesario que los mamos o guías espirituales sustentaran por qué debía evitarse el ingreso de personas a ese lugar, partiendo de la afirmación que la práctica del turismo es perversa en toda su dimensión, primero porque afecta directamente el plano espiritual y la cultura ya que permite el acceso de personas extrañas a los sitios sagrados en cualquier época del año, haciendo un uso indebido de los lugares.

Los mamos explican que la presencia de gente que no se rige por la Ley de Origen, que es la guía de los pueblos indígenas de la Sierra, no debe hacer llegar a los lugares sagrados porque los debilitan energéticamente, causando un desequilibrio que luego se ve manifestado en los fenómenos naturales como largas temporadas de sequía, o lluvia, huracanes, temblores, granizadas y otros.

Zapata Izquierdo, quien ha venido liderando el proceso desde hace más de tres años, considera que no existe un turismo que contemple acatar ciertos comportamientos culturales, en definitiva no respeta.

También se logró demostrar mediante estudios de campo que la actividad turística influye sobremanera en la cultura de la gente, porque las familias arhuacas han empezado a adecuar sus viviendas, ahora extraen más piedras, arena, tierra, agua para nuevas construcciones conllevando a un inminente cambio de los estilos de vida.

Por otro lado, se presentan problemas de prostitución, mendicidad, se incentiva el comercio de elementos identitatarios de la cultura, como el ayu u hoja de coca, el vestido y el poporo. Además incorpora nuevas formas de gobierno que minan el ejercicio de las autoridades indígenas.

En resumen, Zapata Izquierdo considera que el turismo es tan dañino como la minería, arrasando todo a su paso, dejando los mismos problemas, como la prostitución, corrupción, deterioro ambiental y cultural.

¡No pase, sitio sagrado!

La trascendental medida que consiste en prohibir el ingreso de personas extrañas fue establecida en el pueblo sagrado de Nabusímake, el pasado 16 de enero. Por eso, ahora sobre la vía que conduce al majestuoso Valle, sus autoridades decidieron instalar un portón a través del cual se regula el acceso de personas distintas a la etnia arhuaca. Tras dar a conocer la nueva medida, se ha desencadenado una serie de cuestionamientos y señalamientos al extremo de afirmar que las autoridades indígenas arhuacas están violando el derecho a la libre movilidad, que están creando estados independientes y otra serie de afirmaciones desfasadas que demuestran claramente un desconocimiento de la legislación indígena.

Ante tal circunstancia, Ramón Laborde, especialista en derecho constitucional y normatividad indígena, explica que en Colombia la figura del resguardo tiene dos características principales, la primera de ellas es que cuando se hace entrega de un título de los resguardos se está haciendo un reconocimiento de una propiedad que existe desde antes de la época de la conquista y de la colonización, es un reconocimiento a un derecho originario que tienen los indígenas sobre las tierras. Y la segunda es que sobre esa propiedad y en concordancia con el derecho civil se les otorgan facultades a sus autoridades para la toma de decisiones en su territorio, y así determinar qué actividades se pueden o no realizar o quién puede o no entrar.

Así que las autoridades indígenas arhuacas, quienes cuentan con un carácter político- administrativo, tienen permitido autogobernarse. En este caso, tanto desde el derecho simple de propiedad del Código Civil, como del derecho del autogobierno, la decisión de prohibir el ingreso de personas ajenas a la comunidad está en concordancia con la Constitución Nacional y las normas internacionales.

“La decisión que toma el pueblo arhuaco de no permitir que dentro de su territorio se de la actividad del proselitismo religioso, del turismo o de cualquier otra acción que desarrollen personas ajenas a la comunidad, es absolutamente válido”, afirma Laborde.

Hay que tener en cuenta que con la Constitución de 1991 se consagró el derecho que tienen los indígenas de autogobernarse, de ser los propios gestores de su desarrollo, por eso se les confiere una facultad de tomar decisiones en el interior de sus territorios, mientras la autoridad que ejerce un alcalde no puede estar por encima de la autoridades o facultades que tienen las autoridades de los territorios indígenas. Así que por ahora continuará la restricción de acceso al territorio de los arhuacos mientras no definan lo contrario.

Ante la inconformidad por la prohibición del ingreso de turistas a Nabusímake y a los pueblos arhuacos de la Sierra, lo único que pueden hacer los alcaldes de los municipios de influencia como Pueblo Bello y Valledupar es respetar las decisiones indígenas.

Los indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta sienten que su territorio está seriamente amenazado por el turismo y otras actividades económicas, por lo que restringiendo el paso a sus territorios sagrados quieren minimizar los impactos negativos.

Yuneydi Villazón Zalabata
Texto y fotografías