Los delincuentes al parecer ingresaron por el techo del campanario que supera los dos metros.
La inseguridad que golpea al departamento del Cesar tocó la mañana del viernes las puertas de la Iglesia Católica. Dos delincuentes intentaron hurtar de la Iglesia San Miguel Arcángel la campana con la que anuncian los actos litúrgicos a la población del municipio de La Jagua de Ibirico.
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Los delincuentes al parecer ingresaron por el techo del campanario que supera los dos metros y descolgaron el objeto de cobre para lanzarlo hacia una de las calles de la plaza principal del pueblo.
No obstante, los vecinos del templo y el vigilante comunitario sintieron el ruido, notando el intento de hurto.
“Ellos se volaron y corrieron, cuando los celadores llegaron ya ellos habían salido”, comentó Danilo Freile, párroco de la iglesia. Así pudieron recuperar la campana para volverla a instalar en el templo religioso.
“Ya van dos veces seguidas (que cometen hurto), el año pasado en el mes de septiembre se robaron las sillas, también las plásticas, rompieron la puerta de los salones y entraron”, puntualizó el religioso.
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La comunidad también mostró inconformidad por la inseguridad en el municipio y denunció que la plaza principal está a oscuras por un daño ocasionado en una fiesta.
“La plaza principal parece un pueblo fantasma. La Jagua de Ibirico está a la merced de los delincuentes, esto da es pena, es deplorable, la Policía de pronto patrulla hasta ciertas horas y después el pueblo queda a merced, se han robado hasta cableado eléctrico en las noches”, denunció un ciudadano en un vídeo.
Los delincuentes al parecer ingresaron por el techo del campanario que supera los dos metros.
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Los delincuentes al parecer ingresaron por el techo del campanario que supera los dos metros y descolgaron el objeto de cobre para lanzarlo hacia una de las calles de la plaza principal del pueblo.
No obstante, los vecinos del templo y el vigilante comunitario sintieron el ruido, notando el intento de hurto.
“Ellos se volaron y corrieron, cuando los celadores llegaron ya ellos habían salido”, comentó Danilo Freile, párroco de la iglesia. Así pudieron recuperar la campana para volverla a instalar en el templo religioso.
“Ya van dos veces seguidas (que cometen hurto), el año pasado en el mes de septiembre se robaron las sillas, también las plásticas, rompieron la puerta de los salones y entraron”, puntualizó el religioso.
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