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Especial - 17 marzo, 2019

Ilusiones y desengaños de un patrimonio inmaterial llamado Vallenato

La realidad dice que al Plan Especial de Salvaguardia de la Música Vallenata Tradicional está desfinanciado y carente de unas políticas públicas que resuelvan el tema de recursos. En estos tres años y cuatro meses se han venido adelantando acciones en torno a la protección de este patrimonio, sin que logren hacer una mella notoria al riesgo advertido por la Unesco. Queda la opción de recomendar hacer modificaciones al PES.

Pese a que han transcurrido cuarenta meses desde que la Unesco incluyó el vallenato tradicional en la lista de patrimonios inmateriales con urgencia de salvaguardia, aún no se cuenta con unas normas claras que abran el camino a las tareas establecidas en el Plan Especial de Salvaguardia. 


Foto Suministrada Andrés Barbudo.
Pese a que han transcurrido cuarenta meses desde que la Unesco incluyó el vallenato tradicional en la lista de patrimonios inmateriales con urgencia de salvaguardia, aún no se cuenta con unas normas claras que abran el camino a las tareas establecidas en el Plan Especial de Salvaguardia. Foto Suministrada Andrés Barbudo.

Por: Mariaruth Mosquera / EL PILÓN

Colombia no estaba preparada para tener un patrimonio inmaterial en la lista de las manifestaciones que requieren medida urgente de salvaguardia. Esta es la realidad concluyente y dura en torno a la cual reflexionan los promotores de la iniciativa de proteger el vallenato tradicional, quienes hoy, cuarenta meses después de la notificación de la Unesco sobre la inclusión de esta manifestación cultural del Magdalena Grande en la mencionada lista, se preocupan y ocupan en encontrar la fórmula salvadora de la tradición cantada la provincia.

Lo que le sucedió al vallenato tradicional podría metaforizarse con un paciente muy enfermo que requiere con urgencia ser internado en la unidad de cuidados intensivos, lo que pon fin se logra, pero al llegar a esta instancia se encentra con que la UCI no está acondicionada con equipos, medicamentos, ni un médico intensivista que propicien su cura.

A esta alegoría la refiere el investigador y escritor Abel Medina Sierra, haciendo la aclaración que es propia del compositor y médico Adrián Villamizar, para explicar que “Colombia tiene una normatividad, unas leyes reglamentarias que tiene que ver con las políticas, procedimientos, normas y garantías para protección y preservación del patrimonio, pero no dice nada de declaratorias de riesgo urgente. El vallenato se declaró en riesgo urgente, hay que meterlo en una UCI, pero el Ministerio de Cultura en toda su estructura y escudos de salvaguardia, la Ley 1185 y todas la normatividad que tiene que ver con patrimonio cultural, no tiene unas medidas urgentes y tampoco lo ha hecho desde el 2015; entonces ese fue el primer tropiezo que tuvo el PES”.

Sobre este tropiezo ya había lanzado una alerta temprana alrededor del tema presupuestal, pero fue desatendida, a la luz de lo explicado por dicho por Medina Sierra. “Esa decisión de declaratoria ante la Unesco tiene primero una evaluación de un comité técnico que le puso objeciones, diciendo: No, este PES está desfinanciado, no están claros los compromisos de corresponsabilidad y concurrencia económica, quién aporte qué y quién hace qué; sin embargo, los que votan, que son los delegados de las naciones, no les pareció importante en su real entendimiento, pensaron que eso era salvable y que era urgente la declaratoria, por razones políticas, de conveniencia, y fue aprobada la declaratoria”.

Ese diciembre (2015) nacieron ilusiones, tales como ver al vallenato tradicional, entendido como el que da cuenta de las costumbres, que identifica al ser con su esencia y su quehacer, que representa la memoria inalterada del territorio de este género, se mantenga vigente en los diversos espacios de circulación musical, a la par con otros géneros; que las generaciones de hoy y mañana tengan acceso a esas narraciones cantadas que fotografían la vida, describen realidades históricas, sociales y culturales, para la apropiación social de la tradición musical regional y la consecuente salvaguardia de la manifestación cultural identitaria.

Una ilustración de los aires vallenatos llevo el alcalde Augusto Ramírez Uhía a la reunión de seguimiento de implementación del PES Vallenato, celebrada en la Casa de la Cultura de Valledupar. Foto Andrés Barbudo

Para convertir en realidad estos sueños existe una hoja de ruta llamada ‘Plan Especial de Salvaguardia para la Música Vallenata Tradicional del Caribe Colombiano’ – PES, que contiene estrategias de protección, agrupadas en tres grandes ramas: transmisión de conocimientos, mediante la recuperación de memoria que pueda ser usada en capacitaciones y en la formación de las nuevas generaciones de la región Caribe; normatividad, relacionada con políticas públicas y organización sectorial, que permita incentivar a las organizaciones comunitarias que fomenten la creación, producción y circulación del vallenato tradicional, y promoción, difusión y comercialización, porque actualmente no hay una difusión adecuada de los elementos culturales constitutivos de la música vallenata tradicional.

Los desengaños asaltan a muchos, golpeándoles las ilusiones, por ver que transcurridos tres años y cuatro meses sigue estando muy nublado el panorama para ese vallenato del que habla la Unesco: “Nostálgicas, alegres, sarcásticas y humorísticas, las letras de las canciones del vallenato interpretan el mundo a través de relatos en los que se combinan el realismo y la imaginación”.

“Sí hubo ilusiones porque se pensó que esto traería grandes desarrollos para el vallenato y la gente, sin poner los pies en la tierra pensó demasiadas cosas en torno a lo que se venía”, dice el investigador y escritor Simón Martínez Ubárnez y añade que “el desencanto y el desengaño llegaron en la medida en que esa ilusión que hubo inicialmente se vino a tierra porque lo que la Unesco estaba diciendo era que las personas, los protagonistas asumieran unos compromisos de transformación y mejoramiento y esas personas protagonistas, que eran las mismas que estaban ilusionadas, no hicieron nada para que lo que la Unesco esperaba se diera. Ahí viene el desencanto porque la gente no había entendido lo que le correspondía hacer”.

Rosendo Romero Ospino, compositor y formador en el tema de estructura literaria de la canción vallenata, quien confiesa que sí han sido muchas las ilusiones de tener un museo donde repose la memoria del vallenato, expresó: “Que no esté nuestra historia así dispersa por todas partes; fíjate que Juancho Polo Valencia se murió y nunca supimos por boca de él sobre la muerte de Alicia Adorada; él nunca contó cómo hizo la canción ni nunca habló de cómo vivió después sin ella y él se murió, eso se perdió”, y menciona a otros juglares que se han ido, así como a Nafer Durán de quien dijo urge entrevistarlo.

Y claro, dice: “Son muchas las desilusiones que hemos tenido o los desengaños. El presupuesto para estas cosas no se ve, no hay forma de nosotros poder financiar todo lo que queremos hacer para la música vallenata; qué bueno sería poder decirle a Nafer Durán: maestro, venga que le vamos a financiar una grabación, la promoción y la difusión para que usted grabe, y le vamos a pagar por eso. Eso sería lo ideal, y él tiene un valor por encima de los de la nueva ola”.
Estado del arte

Este sábado se celebró en Valledupar la tercera reunión para la revisión de avances del PES, con participación de actores culturales no solo de los tres departamentos Cesar, La Guajira y Magdalena, sino también de la sabana, que no está mencionada en el documento PES. Al hacer un estado del arte de encuentra que sí se están desarrollando acciones, como el Proyecto Música Vallenata Tradicional en Sintonía, la cartilla Ay hombre Uepajé, el documental Francisco el Hombre, la inclusión de una categoría de Patrimonio en la convocatoria Estímulos del Mincultura. Se suman también los festivales que hacen concursos anualmente, las universidades de La Guajira y Popular del Cesar que tienen programas de música vallenata, así como academias que enseñan a cantar o a ejecutar instrumentos; no obstante, salió a la mesa la necesidad de ahondar en la transmisión de contenidos, de la historiografía del vallenato tradicional.

En este punto, surgió la necesidad de hacer las delimitaciones necesarias entre vallenato tradicional y las nuevas formas musicales que se están interpretando con acordeón. El cantautor Gabby Arregocés preguntó qué puede hacer la Unesco, Mincultura y los que defensores de lo tradicional para hacer esa diferenciación porque están conociendo en otros países como vallenato algo que no es, es música interpretada con acordeón.

“Nunca se había visto tanta participación de música vallenata como tenemos en estos momentos, hablo específicamente de Viña del Mar: se presenta Colombia, se presenta como música vallenata algo que no tiene nada que ver, sin demeritar a la nueva generación, porque ellos también su espacio, pero primero se presentaron los hijos de Miguel Morales, los K Morales, con una canción que no era vallenato, pero llevaba el acordeón; luego se presentó el grupo Kvrass con un reguetón, le aplicaron el acordeón, pero eso no significa que sea vallenato”.

Se sumó a esta apreciación Tomás Darío Gutiérrez, coordinador de Cultura Municipal, quien dijo que “la nueva generación debe reconocer que está equivocada” y mencionó el ejemplo del hijo y los nietos de Antonio Aguilar que hoy son millonarios siguiendo el legado musical del emblemático músico mexicano. “A los nuestros se les ocurrió coger el reguetón y llevarlo por fuera de nuestro país para mostrarlo como nuestra música identitaria; es un absurdo que yo particularmente no lo perdono y la historia tampoco se las va a perdonar”.

Un escenario de conciliación propuso el alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, para reunir a las generaciones, en pro de construir y aportar a la salvaguardia de la tradición. Mientras que Adrián Villamizar sugiere como medida efectiva y gratuita que simplemente se le ponga nombre a estas nuevas músicas que se están haciendo con acordeón, pero que no son vallenato.

El vallenato en general no está en riesgo, dice Abel Medina Sierra, explicando que sí lo están ciertos componentes como el carácter testimonial del vallenato tradicional, aspectos literarios y otros. “La ultima -y en las tres anteriores fue igual – encuesta de consumo cultural, el vallenato sigue ocupando el primer lugar”, aunque haba de vallenato, sin hacer referencia a qué tipo de vallenato se refiere.

Se puede modificar el PES

En lo que sigue para este patrimonio hay diversidad de esperanzas. “Lo que va a suceder es que seguirán esfuerzos independientes tratando de visibilizar esto y vendrán pequeñas conquistas que de a poco irán construyendo canales independientes de difusión y visibilización”, acotó Adrián Villamizar, y añadió que lo que el sentimiento que hoy lo embarga, como ideólogo de la salvaguardia del vallenato, es de “confusión”.

Andrés Forero, asesor del grupo de patrimonio inmaterial del Ministerio de Cultura, quien lideró el encuentro de este sábado, hizo claridades a cerca de los tiempos y procedimientos que se pueden aplicar al PES. “La ley colombiana estipula que cinco años después de la aprobación de un plan especial de salvaguardia se hace una evaluación de la implementación de ese, que se presenta ante la Unesco. Lo importante es que con la comunidad evaluemos cuáles han sido los avances y ser sinceros para ver cómo podemos mejorar en esa implementación. Lo ideal es que si ha habido fallas en ese proceso de evaluación se reconozca. La idea es que si dentro de esa evaluación se contempla que el PES no ha tenido el alcance que se esperaba y que tiene que ver con su falta de priorización, se puede recomendar hacer modificaciones que serían presentadas al Consejo Nacional de Patrimonio e incluirlas en un nuevo momento”.

Entre tanto, Roberto Ahumada, coordinador de Cultura del Cesar, anunció que en abril se abrirán las convocatorias para proyectos relacionados con el PES, a financiarse con recursos de IVA de telefonía, y llamó a los “señores alcaldes, a través de sus gestores culturales, para que presenten sus proyectos de salvaguarda”, pues si estos recursos no se ejecutan, la Gobernación del Cesar, como garante, tiene que devolverlos”.

Especial
17 marzo, 2019

Ilusiones y desengaños de un patrimonio inmaterial llamado Vallenato

La realidad dice que al Plan Especial de Salvaguardia de la Música Vallenata Tradicional está desfinanciado y carente de unas políticas públicas que resuelvan el tema de recursos. En estos tres años y cuatro meses se han venido adelantando acciones en torno a la protección de este patrimonio, sin que logren hacer una mella notoria al riesgo advertido por la Unesco. Queda la opción de recomendar hacer modificaciones al PES.


Pese a que han transcurrido cuarenta meses desde que la Unesco incluyó el vallenato tradicional en la lista de patrimonios inmateriales con urgencia de salvaguardia, aún no se cuenta con unas normas claras que abran el camino a las tareas establecidas en el Plan Especial de Salvaguardia. 


Foto Suministrada Andrés Barbudo.
Pese a que han transcurrido cuarenta meses desde que la Unesco incluyó el vallenato tradicional en la lista de patrimonios inmateriales con urgencia de salvaguardia, aún no se cuenta con unas normas claras que abran el camino a las tareas establecidas en el Plan Especial de Salvaguardia. Foto Suministrada Andrés Barbudo.

Por: Mariaruth Mosquera / EL PILÓN

Colombia no estaba preparada para tener un patrimonio inmaterial en la lista de las manifestaciones que requieren medida urgente de salvaguardia. Esta es la realidad concluyente y dura en torno a la cual reflexionan los promotores de la iniciativa de proteger el vallenato tradicional, quienes hoy, cuarenta meses después de la notificación de la Unesco sobre la inclusión de esta manifestación cultural del Magdalena Grande en la mencionada lista, se preocupan y ocupan en encontrar la fórmula salvadora de la tradición cantada la provincia.

Lo que le sucedió al vallenato tradicional podría metaforizarse con un paciente muy enfermo que requiere con urgencia ser internado en la unidad de cuidados intensivos, lo que pon fin se logra, pero al llegar a esta instancia se encentra con que la UCI no está acondicionada con equipos, medicamentos, ni un médico intensivista que propicien su cura.

A esta alegoría la refiere el investigador y escritor Abel Medina Sierra, haciendo la aclaración que es propia del compositor y médico Adrián Villamizar, para explicar que “Colombia tiene una normatividad, unas leyes reglamentarias que tiene que ver con las políticas, procedimientos, normas y garantías para protección y preservación del patrimonio, pero no dice nada de declaratorias de riesgo urgente. El vallenato se declaró en riesgo urgente, hay que meterlo en una UCI, pero el Ministerio de Cultura en toda su estructura y escudos de salvaguardia, la Ley 1185 y todas la normatividad que tiene que ver con patrimonio cultural, no tiene unas medidas urgentes y tampoco lo ha hecho desde el 2015; entonces ese fue el primer tropiezo que tuvo el PES”.

Sobre este tropiezo ya había lanzado una alerta temprana alrededor del tema presupuestal, pero fue desatendida, a la luz de lo explicado por dicho por Medina Sierra. “Esa decisión de declaratoria ante la Unesco tiene primero una evaluación de un comité técnico que le puso objeciones, diciendo: No, este PES está desfinanciado, no están claros los compromisos de corresponsabilidad y concurrencia económica, quién aporte qué y quién hace qué; sin embargo, los que votan, que son los delegados de las naciones, no les pareció importante en su real entendimiento, pensaron que eso era salvable y que era urgente la declaratoria, por razones políticas, de conveniencia, y fue aprobada la declaratoria”.

Ese diciembre (2015) nacieron ilusiones, tales como ver al vallenato tradicional, entendido como el que da cuenta de las costumbres, que identifica al ser con su esencia y su quehacer, que representa la memoria inalterada del territorio de este género, se mantenga vigente en los diversos espacios de circulación musical, a la par con otros géneros; que las generaciones de hoy y mañana tengan acceso a esas narraciones cantadas que fotografían la vida, describen realidades históricas, sociales y culturales, para la apropiación social de la tradición musical regional y la consecuente salvaguardia de la manifestación cultural identitaria.

Una ilustración de los aires vallenatos llevo el alcalde Augusto Ramírez Uhía a la reunión de seguimiento de implementación del PES Vallenato, celebrada en la Casa de la Cultura de Valledupar. Foto Andrés Barbudo

Para convertir en realidad estos sueños existe una hoja de ruta llamada ‘Plan Especial de Salvaguardia para la Música Vallenata Tradicional del Caribe Colombiano’ – PES, que contiene estrategias de protección, agrupadas en tres grandes ramas: transmisión de conocimientos, mediante la recuperación de memoria que pueda ser usada en capacitaciones y en la formación de las nuevas generaciones de la región Caribe; normatividad, relacionada con políticas públicas y organización sectorial, que permita incentivar a las organizaciones comunitarias que fomenten la creación, producción y circulación del vallenato tradicional, y promoción, difusión y comercialización, porque actualmente no hay una difusión adecuada de los elementos culturales constitutivos de la música vallenata tradicional.

Los desengaños asaltan a muchos, golpeándoles las ilusiones, por ver que transcurridos tres años y cuatro meses sigue estando muy nublado el panorama para ese vallenato del que habla la Unesco: “Nostálgicas, alegres, sarcásticas y humorísticas, las letras de las canciones del vallenato interpretan el mundo a través de relatos en los que se combinan el realismo y la imaginación”.

“Sí hubo ilusiones porque se pensó que esto traería grandes desarrollos para el vallenato y la gente, sin poner los pies en la tierra pensó demasiadas cosas en torno a lo que se venía”, dice el investigador y escritor Simón Martínez Ubárnez y añade que “el desencanto y el desengaño llegaron en la medida en que esa ilusión que hubo inicialmente se vino a tierra porque lo que la Unesco estaba diciendo era que las personas, los protagonistas asumieran unos compromisos de transformación y mejoramiento y esas personas protagonistas, que eran las mismas que estaban ilusionadas, no hicieron nada para que lo que la Unesco esperaba se diera. Ahí viene el desencanto porque la gente no había entendido lo que le correspondía hacer”.

Rosendo Romero Ospino, compositor y formador en el tema de estructura literaria de la canción vallenata, quien confiesa que sí han sido muchas las ilusiones de tener un museo donde repose la memoria del vallenato, expresó: “Que no esté nuestra historia así dispersa por todas partes; fíjate que Juancho Polo Valencia se murió y nunca supimos por boca de él sobre la muerte de Alicia Adorada; él nunca contó cómo hizo la canción ni nunca habló de cómo vivió después sin ella y él se murió, eso se perdió”, y menciona a otros juglares que se han ido, así como a Nafer Durán de quien dijo urge entrevistarlo.

Y claro, dice: “Son muchas las desilusiones que hemos tenido o los desengaños. El presupuesto para estas cosas no se ve, no hay forma de nosotros poder financiar todo lo que queremos hacer para la música vallenata; qué bueno sería poder decirle a Nafer Durán: maestro, venga que le vamos a financiar una grabación, la promoción y la difusión para que usted grabe, y le vamos a pagar por eso. Eso sería lo ideal, y él tiene un valor por encima de los de la nueva ola”.
Estado del arte

Este sábado se celebró en Valledupar la tercera reunión para la revisión de avances del PES, con participación de actores culturales no solo de los tres departamentos Cesar, La Guajira y Magdalena, sino también de la sabana, que no está mencionada en el documento PES. Al hacer un estado del arte de encuentra que sí se están desarrollando acciones, como el Proyecto Música Vallenata Tradicional en Sintonía, la cartilla Ay hombre Uepajé, el documental Francisco el Hombre, la inclusión de una categoría de Patrimonio en la convocatoria Estímulos del Mincultura. Se suman también los festivales que hacen concursos anualmente, las universidades de La Guajira y Popular del Cesar que tienen programas de música vallenata, así como academias que enseñan a cantar o a ejecutar instrumentos; no obstante, salió a la mesa la necesidad de ahondar en la transmisión de contenidos, de la historiografía del vallenato tradicional.

En este punto, surgió la necesidad de hacer las delimitaciones necesarias entre vallenato tradicional y las nuevas formas musicales que se están interpretando con acordeón. El cantautor Gabby Arregocés preguntó qué puede hacer la Unesco, Mincultura y los que defensores de lo tradicional para hacer esa diferenciación porque están conociendo en otros países como vallenato algo que no es, es música interpretada con acordeón.

“Nunca se había visto tanta participación de música vallenata como tenemos en estos momentos, hablo específicamente de Viña del Mar: se presenta Colombia, se presenta como música vallenata algo que no tiene nada que ver, sin demeritar a la nueva generación, porque ellos también su espacio, pero primero se presentaron los hijos de Miguel Morales, los K Morales, con una canción que no era vallenato, pero llevaba el acordeón; luego se presentó el grupo Kvrass con un reguetón, le aplicaron el acordeón, pero eso no significa que sea vallenato”.

Se sumó a esta apreciación Tomás Darío Gutiérrez, coordinador de Cultura Municipal, quien dijo que “la nueva generación debe reconocer que está equivocada” y mencionó el ejemplo del hijo y los nietos de Antonio Aguilar que hoy son millonarios siguiendo el legado musical del emblemático músico mexicano. “A los nuestros se les ocurrió coger el reguetón y llevarlo por fuera de nuestro país para mostrarlo como nuestra música identitaria; es un absurdo que yo particularmente no lo perdono y la historia tampoco se las va a perdonar”.

Un escenario de conciliación propuso el alcalde de Valledupar, Augusto Ramírez Uhía, para reunir a las generaciones, en pro de construir y aportar a la salvaguardia de la tradición. Mientras que Adrián Villamizar sugiere como medida efectiva y gratuita que simplemente se le ponga nombre a estas nuevas músicas que se están haciendo con acordeón, pero que no son vallenato.

El vallenato en general no está en riesgo, dice Abel Medina Sierra, explicando que sí lo están ciertos componentes como el carácter testimonial del vallenato tradicional, aspectos literarios y otros. “La ultima -y en las tres anteriores fue igual – encuesta de consumo cultural, el vallenato sigue ocupando el primer lugar”, aunque haba de vallenato, sin hacer referencia a qué tipo de vallenato se refiere.

Se puede modificar el PES

En lo que sigue para este patrimonio hay diversidad de esperanzas. “Lo que va a suceder es que seguirán esfuerzos independientes tratando de visibilizar esto y vendrán pequeñas conquistas que de a poco irán construyendo canales independientes de difusión y visibilización”, acotó Adrián Villamizar, y añadió que lo que el sentimiento que hoy lo embarga, como ideólogo de la salvaguardia del vallenato, es de “confusión”.

Andrés Forero, asesor del grupo de patrimonio inmaterial del Ministerio de Cultura, quien lideró el encuentro de este sábado, hizo claridades a cerca de los tiempos y procedimientos que se pueden aplicar al PES. “La ley colombiana estipula que cinco años después de la aprobación de un plan especial de salvaguardia se hace una evaluación de la implementación de ese, que se presenta ante la Unesco. Lo importante es que con la comunidad evaluemos cuáles han sido los avances y ser sinceros para ver cómo podemos mejorar en esa implementación. Lo ideal es que si ha habido fallas en ese proceso de evaluación se reconozca. La idea es que si dentro de esa evaluación se contempla que el PES no ha tenido el alcance que se esperaba y que tiene que ver con su falta de priorización, se puede recomendar hacer modificaciones que serían presentadas al Consejo Nacional de Patrimonio e incluirlas en un nuevo momento”.

Entre tanto, Roberto Ahumada, coordinador de Cultura del Cesar, anunció que en abril se abrirán las convocatorias para proyectos relacionados con el PES, a financiarse con recursos de IVA de telefonía, y llamó a los “señores alcaldes, a través de sus gestores culturales, para que presenten sus proyectos de salvaguarda”, pues si estos recursos no se ejecutan, la Gobernación del Cesar, como garante, tiene que devolverlos”.