El diario EL PILÓN publica este breve glosario sobre la música y la cultura vallenata, a manera de información sencilla para los amantes de este género musical, con motivo del 45º Festival de la Leyenda Vallenata.
El son: De los cuatro aires vallenatos es la ritmo más reposado, donde los bajos del acordeón en su interpretación son dominantes con profusión de golpes rigurosos. El cantar es de ancestro mulato, aunque también puede tener influencia indígena. Existe la creencia generalizada de que el acordeonero que no ejecute a la perfección los bajos nunca podrá tocar bien un son vallenato.
El paseo: Es más lento que la puya y el merengue, pero más rápido que el son. En un principio el son y el paseo era la misma cosa pero posteriormente surge la división con la utilización de los bajos más en un aire musical que en el otro, y los pitos entraron a tener una ejecución mayor en el paseo. Es el ritmo más grabado y su interpretación es clave a la hora de hacerse elegir rey del Festival de la Leyenda Vallenata.
El merengue: La palabra proviene de la época de la colonia y desciende del vocablo muserengue, nombre de una de las culturas africanas traídas a las costas del Caribe. Es el aire más complejo pero también el más alegre de los cuatro ritmos tradicionales.
La puya: Es el aire más rápido y el más exigente en la interpretación del acordeón porque es aquí donde se aprecia la agilidad y la velocidad del acordeonista. En el momento en que se le agrega el canto viene cargado de ironía y sátiras.
La piqueria: Es el enfrentamiento entre dos cantores o acordeoneros que entonan sólo cantos de su inspiración nacidos del momento. Aquí importa mucho la agilidad para improvisar y responder al desafío que plantea el rival. Por eso la réplica y la contrarréplica es la dinámica de este ejercicio creativo. El manejo del ridículo contra el contrincante es otro ingrediente que le agrega picante a la competencia, lo que genera en el auditorio emoción y arranca aplausos en los seguidores de los participantes.
La Parranda Vallenata: Basta con que se encuentren varios amigos y esté presente un conjunto vallenato para que surja la parranda vallenata. Se disfruta más escuchando la música que bailándola, pero tan importante como la música misma, son los chistes y las anécdotas para compartir entre amigos y amigas. Generalmente, no se necesita una invitación especial, aunque existen sus excepciones; simplemente saber dónde se formó y aparecer allí.
Antiguamente a las parrandas vallenatas asistían sólo hombres, pero desde hace muchos años, con el nuevo protagonismo de la mujer en la vida social, ellas también participan del festejo, que antes era visto sólo para los varones. Otro ingrediente es la conversación en el que surgen los cuentos, las leyendas y las anécdotas. La música misma, llena de narraciones mágicas suscita y enriquecen la conversación. Y mejor si se realiza en un patio, al lado de un fogón donde se esté preparando el sancocho y debajo de un palo de mango, acompañada, claro está, de un buen licor, ojalá un buen whisky.
Las piloneras: Las piloneras y los piloneros tienen su origen en el Pilón, un canto y baile popular, cuyo autor es anónimo. El canto de las mujeres acompaña los movimientos del golpe del pilón sobre la fosa llena de maíces, se fue trasmutando en un baile que más tarde se convirtió en una danza que aglutinaba y convocaba al pueblo a las calles. Sin embargo, entró en un proceso de paulatino de olvido por lo cual La Fundación Festival de la Leyenda Vallenata la recuperó a partir de 1. 994, incluyéndolo dentro de los concursos y en los actos de apertura del festival. Este evento cada vez tiene una mayor acogida entre propios y visitantes.
