Los esposos bogotanos, desaparecidos desde el viernes 20 de diciembre, cuando salieron de Santa Marta a Palomino en La Guajira, fueron hallados muertos este lunes en zona rural de la capital samaria, según lo confirmó el alcalde Rafael Martínez.

A través de su cuenta de Twitter, el mandatario ofreció una recompensa de hasta 50 millones de pesos por información que permita esclarecer la muerte de Nathalia Jiménez y su esposo Rodrigo Monsalve, quienes pasaban su luna de miel en la costa Caribe.

Lee también: Cierre Entre Grandes: Silvestre vuelve con Juancho

De acuerdo con las primeras informaciones, el hallazgo de los cuerpos se produjo a la altura de la vereda Perico Aguao, en el corregimiento de Guachaca, zona rural de la ciudad de Santa Marta.

La Policía Metropolitana de Santa Marta confirmó a medios de comunicación que la muerte de los esposos se produjo en un presunto asalto, mientras se adelantan las investigaciones que permitan esclarecer este caso.

Ante la desaparición de la pareja, las autoridades tenían previsto realizar un consejo de seguridad en esa región del país que fue cancelado debido al hallazgo de los cuerpos.

Lee también: “Me robaron toda mi vida en dos maletas”: Karen Lizarazo

En entrevista en Blu Radio, Jairo Jiménez, padre de Natalia, aseguró que el pasado viernes hablaba con su hija cuando la conversación fue interrumpida. “Mi hija hablaba normal conmigo a eso de la 5:30 p.m., cuando de repente gritó porque alguien le dijo que colgara el celular o la mataba”.

Desde ese momento, no se supo nada más de ella ni de su esposo Rodrigo. La familia nunca recibió una llamada extorsiva y tampoco se conocía ninguna amenaza o situación de alerta contra la pareja.

No dejes de leer: ¿De dónde saldría la foto pornográfica que Álvaro Uribe publicó por error?

“Tenían las manos amarradas”

El comandante de la Policía de Santa Marta, el coronel Gustavo Berdugo indicó que los esposos fueron encontrados con las manos amarradas y con capuchas.

“Muy preliminar determinar la causa por la que les quitaron la vida. Tenían capuchas en la cabeza, las manos amarradas”, dijo Berdugo.