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Cultura - 25 diciembre, 2024

El Rey Vallenato Náfer Durán sin su acordeón no sabe estar

El juglar suma 92 años de experiencias vividas, que son su mayor tesoro en el folclor que le ha dado múltiples satisfacciones.

El maestro Náfer Durán con su gran amor Rosibel Escorcia.
El maestro Náfer Durán con su gran amor Rosibel Escorcia.
Boton Wpp

El Rey Vallenato Náfer Santiago Durán Díaz nació el 26 de diciembre de 1932 en El Paso, Magdalena Grande. A sus 92 años, ha demostrado no saber estar sin su amado acordeón. Ha sido su gran aliado para poner en lo más alto su dinastía y llevar interesantes mensajes cantados que han perdurado, siendo grabados por los más grandes intérpretes, comenzando por Diomedes Díaz y cerrando con Silvestre Dangond.

Precisamente hace varios días estuvo en Valledupar recibiendo un homenaje por parte de la Cámara de Comercio, volviéndose a poner su acordeón al pecho, que le parece un juguete para interpretar su canción insignia en tono menor, ‘Sin ti’, añadiendo dos más, ‘Con sentimiento’ y ‘La grabadora’.

Lee también: ‘Naferito’ Durán, el Rey Vallenato que vive contando recuerdos

Con la pausa que dan los años y con su sombrero elegante, señaló: “Recibir a mi edad un nuevo homenaje me llena de satisfacción porque pone de presente que puse mi talento al servicio del vallenato puro, ese que quieren acabar, pero no han podido. Y dígalo, sigo firme con mi acordeón hasta que Dios me lleve a su santo reino. Todos los días le doy gracias por la vida y todo lo que me ha dado al lado de mi familia”.

De igual manera, en su hoja de vida folclórica, se registra la gesta cuando se coronó como Rey Vallenato en 1976 y siete años después fue en busca de la segunda en el Festival de la Leyenda Vallenata, pero el jurado le dijo que era el mejor, declarándolo “Fuera de concurso”. 

Enseguida comentó: “Llegar a esos lugares de honor es producto del amor al folclor vallenato que sigo defendiendo aunque ya las fuerzas no son las mismas, pero no dejo de tocar mi acordeón”.

Continuó hablando de canciones y aseveró que todavía compone dedicándole una al Altísimo, la cual entre sus versos dice: “Eres mi Dios bondadoso y alabado, en el mundo no tienes comparación, mi Dios bendito no mires mi pecado, para que así me concedas el perdón”.

Náfer Durán Díaz, Rey Vallenato en el año 1976

Los recuerdos le hacían cola y reseñó dos canciones más. Se trata del merengue ‘La fiera’ y la puya ‘La Navidad’. “Tengo muchas y no he dejado de componer porque eso me alegra mucho y me recuerda de dónde vengo y lo que soy gracias a Dios”.

No dejes de leer: Náfer Durán gloria del folclor vallenato, aspira a sumar 100 años, pero no de soledad

Naferito volvió a hacerse sentir y demostrar que la edad no es impedimento para darle alegrías a su corazón, al que acompaña desde hace dos años un marcapasos. “Me ha salido bueno y lo pechicho con las notas de mi acordeón”, indica riéndose.

El amor de su vida

En las remembranzas con el viejo juglar que ahora camina a paso lento y sus palabras son medidas, llegó el amor de su vida, Rosibel Escorcia Mure, quien por 67 años ha estado a su lado en medio de tristezas y alegrías. La emoción lo acompañó y expresó:Rosibel, mi esposa, nació en Chiriguaná. A sus 20 años se me atravesó en el corazón y comenzamos a vivir. Le hice solamente la canción ‘Sin ti’, pero le regalé 12 hijos que han sido la mayor felicidad de nuestras vidas”.

Abrió sus ojos y le estaban brillando porque había relatado la epopeya de esos amores donde el eco de su voz llegaba más allá del silencio. Bella añoranza que abonó los recuerdos de una pareja donde la esperanza ganó la partida, haciendo posible que el sentimiento surgiera sin medida.

Cuando el sol se hacía sentir y el calor llegaba sin pedir permiso Náfer Durán añoró a su pueblo, El Paso. “Quiero vivir tranquilo debajo de un frondoso palo de mango y acostado en una hamaca, solamente pensando en las bendiciones que Dios me ha regalado a lo largo de la vida y que broten esos cantos con letras salidas del corazón”.

Al preguntarle sobre las satisfacciones recibidas en su larga carrera de juglar se quedó con su dinastía, su familia, el triunfo en el Festival de la Leyenda Vallenata, los viajes que hizo al exterior llevando la bandera del vallenato, las canciones que le grabaron. Además, el amor a su querida tierra, a la cual le regaló varias canciones, entre ellas ‘Mi patria chica’. “Mi agradecimiento es total a todos mis familiares, paisanos, amigos y seguidores, porque sin ellos no hubiera sobresalido”.

Entonces abrió un nuevo espacio para el ayer. “Antes la música no tenía tanto valor, era del agrado de parranderos en un círculo muy pequeño. Ahora es diferente porque gusta y los intérpretes ganan una cantidad de dinero. Antes eran más los trasnochos y los largos viajes en burros, caballos, lanchas o buses destartalados. La plata poco se veía. Eso sí, por donde iba el corazón andaba y se llenaba de emoción”.

Te puede interesar: Náfer Durán, el juglar que le canta con emoción a las historias pueblerinas

Al final del diálogo sincero y ameno, al maestro Naferito se le pidió interpretar una de sus canciones que le ha traído satisfacciones. No lo pensó dos veces, citando  a ‘La grabadora’, agradeciendo a Silvestre Dangond con Juancho de la Espriella por habérsela grabado en el año 2011. De inmediato hizo una petición. “Déjame cuadrar mi machete”, se refería a su acordeón.

A sus 92 años Náfer Durán Díaz, sigue dando batallas musicales con su acordeón al pecho.

No más lo hizo, tocó y cantó. “Reclama la grabadora, la rutina de Naferito, que se escuchara por disco, su linda nota sonora. Yo soy el negro Durán, el que llaman Naferito, los que escucharan por disco, mi música popular”.

El hermano de Alejo Durán se quedó pensativo con toda su carga de experiencias y nostalgias, intentando congelar en su corazón ese cúmulo de alegrías que son el mayor registro de aquel testamento donde se entrelazan todos los sentimientos teniendo al frente el jardín del alma.

Gracias Naferito y que la vida te regale más vida, para seguir dando testimonio de esos hechos cantados donde puedas decir como en tu puya. “Déjala vení que ya estoy aquí”…

Por: Juan Rincón Vanegas.

Cultura
25 diciembre, 2024

El Rey Vallenato Náfer Durán sin su acordeón no sabe estar

El juglar suma 92 años de experiencias vividas, que son su mayor tesoro en el folclor que le ha dado múltiples satisfacciones.


El maestro Náfer Durán con su gran amor Rosibel Escorcia.
El maestro Náfer Durán con su gran amor Rosibel Escorcia.
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El Rey Vallenato Náfer Santiago Durán Díaz nació el 26 de diciembre de 1932 en El Paso, Magdalena Grande. A sus 92 años, ha demostrado no saber estar sin su amado acordeón. Ha sido su gran aliado para poner en lo más alto su dinastía y llevar interesantes mensajes cantados que han perdurado, siendo grabados por los más grandes intérpretes, comenzando por Diomedes Díaz y cerrando con Silvestre Dangond.

Precisamente hace varios días estuvo en Valledupar recibiendo un homenaje por parte de la Cámara de Comercio, volviéndose a poner su acordeón al pecho, que le parece un juguete para interpretar su canción insignia en tono menor, ‘Sin ti’, añadiendo dos más, ‘Con sentimiento’ y ‘La grabadora’.

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Con la pausa que dan los años y con su sombrero elegante, señaló: “Recibir a mi edad un nuevo homenaje me llena de satisfacción porque pone de presente que puse mi talento al servicio del vallenato puro, ese que quieren acabar, pero no han podido. Y dígalo, sigo firme con mi acordeón hasta que Dios me lleve a su santo reino. Todos los días le doy gracias por la vida y todo lo que me ha dado al lado de mi familia”.

De igual manera, en su hoja de vida folclórica, se registra la gesta cuando se coronó como Rey Vallenato en 1976 y siete años después fue en busca de la segunda en el Festival de la Leyenda Vallenata, pero el jurado le dijo que era el mejor, declarándolo “Fuera de concurso”. 

Enseguida comentó: “Llegar a esos lugares de honor es producto del amor al folclor vallenato que sigo defendiendo aunque ya las fuerzas no son las mismas, pero no dejo de tocar mi acordeón”.

Continuó hablando de canciones y aseveró que todavía compone dedicándole una al Altísimo, la cual entre sus versos dice: “Eres mi Dios bondadoso y alabado, en el mundo no tienes comparación, mi Dios bendito no mires mi pecado, para que así me concedas el perdón”.

Náfer Durán Díaz, Rey Vallenato en el año 1976

Los recuerdos le hacían cola y reseñó dos canciones más. Se trata del merengue ‘La fiera’ y la puya ‘La Navidad’. “Tengo muchas y no he dejado de componer porque eso me alegra mucho y me recuerda de dónde vengo y lo que soy gracias a Dios”.

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Naferito volvió a hacerse sentir y demostrar que la edad no es impedimento para darle alegrías a su corazón, al que acompaña desde hace dos años un marcapasos. “Me ha salido bueno y lo pechicho con las notas de mi acordeón”, indica riéndose.

El amor de su vida

En las remembranzas con el viejo juglar que ahora camina a paso lento y sus palabras son medidas, llegó el amor de su vida, Rosibel Escorcia Mure, quien por 67 años ha estado a su lado en medio de tristezas y alegrías. La emoción lo acompañó y expresó:Rosibel, mi esposa, nació en Chiriguaná. A sus 20 años se me atravesó en el corazón y comenzamos a vivir. Le hice solamente la canción ‘Sin ti’, pero le regalé 12 hijos que han sido la mayor felicidad de nuestras vidas”.

Abrió sus ojos y le estaban brillando porque había relatado la epopeya de esos amores donde el eco de su voz llegaba más allá del silencio. Bella añoranza que abonó los recuerdos de una pareja donde la esperanza ganó la partida, haciendo posible que el sentimiento surgiera sin medida.

Cuando el sol se hacía sentir y el calor llegaba sin pedir permiso Náfer Durán añoró a su pueblo, El Paso. “Quiero vivir tranquilo debajo de un frondoso palo de mango y acostado en una hamaca, solamente pensando en las bendiciones que Dios me ha regalado a lo largo de la vida y que broten esos cantos con letras salidas del corazón”.

Al preguntarle sobre las satisfacciones recibidas en su larga carrera de juglar se quedó con su dinastía, su familia, el triunfo en el Festival de la Leyenda Vallenata, los viajes que hizo al exterior llevando la bandera del vallenato, las canciones que le grabaron. Además, el amor a su querida tierra, a la cual le regaló varias canciones, entre ellas ‘Mi patria chica’. “Mi agradecimiento es total a todos mis familiares, paisanos, amigos y seguidores, porque sin ellos no hubiera sobresalido”.

Entonces abrió un nuevo espacio para el ayer. “Antes la música no tenía tanto valor, era del agrado de parranderos en un círculo muy pequeño. Ahora es diferente porque gusta y los intérpretes ganan una cantidad de dinero. Antes eran más los trasnochos y los largos viajes en burros, caballos, lanchas o buses destartalados. La plata poco se veía. Eso sí, por donde iba el corazón andaba y se llenaba de emoción”.

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Al final del diálogo sincero y ameno, al maestro Naferito se le pidió interpretar una de sus canciones que le ha traído satisfacciones. No lo pensó dos veces, citando  a ‘La grabadora’, agradeciendo a Silvestre Dangond con Juancho de la Espriella por habérsela grabado en el año 2011. De inmediato hizo una petición. “Déjame cuadrar mi machete”, se refería a su acordeón.

A sus 92 años Náfer Durán Díaz, sigue dando batallas musicales con su acordeón al pecho.

No más lo hizo, tocó y cantó. “Reclama la grabadora, la rutina de Naferito, que se escuchara por disco, su linda nota sonora. Yo soy el negro Durán, el que llaman Naferito, los que escucharan por disco, mi música popular”.

El hermano de Alejo Durán se quedó pensativo con toda su carga de experiencias y nostalgias, intentando congelar en su corazón ese cúmulo de alegrías que son el mayor registro de aquel testamento donde se entrelazan todos los sentimientos teniendo al frente el jardín del alma.

Gracias Naferito y que la vida te regale más vida, para seguir dando testimonio de esos hechos cantados donde puedas decir como en tu puya. “Déjala vení que ya estoy aquí”…

Por: Juan Rincón Vanegas.