EL PILÓN hoy cumple 28 años como el medio de comunicación insignia de la región que informa y representa al Cesar y La Guajira.
Hace más de 28 años, el abogado Dickson Quiroz Torres y el periodista Iván Alejandro Duarte iniciaron una quijotada que nació de las tertulias cotidianas en las cuales era tema de conversación principal la necesidad de que Valledupar y la región tuvieran un medio de comunicación que pudiera recoger o registrar todos los hechos noticiosos que fomentaran las fortalezas que tenía el territorio.
Aunque reconocían -y reconocen aún- el esfuerzo enorme que venía haciendo en ese entonces el Diario Vallenato, en cabeza de Lolita Acosta, y muy a pesar que muchos de los proyectos que se habían emprendido años atrás habían fracasado, se dieron a la tarea de montar un periódico.
Aquella quijotada, a la que le sobraban ganas e ideas, pero le escaseaban recursos, hoy cumple 28 años como el medio de comunicación insignia de la región que informa y representa al Cesar y La Guajira.
Con las uñas, literalmente, con un esfuerzo muy grande y el apoyo de algunas personas que creyeron en el proyecto EL PILÓN, Duarte Torrejano y Quiroz Torres emprendieron el reto de sacar el periódico adelante.
“La decisión periodística de crear un formato, unos contenidos alternativos para la época la teníamos muy clara, pero digamos que el tema de construir ya el proyecto como una empresa implicaba grandes esfuerzos, sobre todo en lo económico, en el sondeo inicial que hicimos con gente que tenía los recursos, les parecía muy importante nuestra idea pero, al no tener unos documentos técnicos, estudios socio-económicos y de mercadeo que garantizaran la factibilidad financiera, muchísimos empresarios no se animaban a invertir en él”, recuerda Iván Alejandro Duarte, primer editor general del medio.
El icónico nombre nació luego de ventilar otras posibilidades, pero fue escogido EL PILÓN por tratarse de un nombre corto, contundente, de gran impacto y raizal, que tenía mucho que ver con la cultura propia de la vallenatía y en alusión a la actividad de las señoras que pilaban en la madrugada por el barrio Cañaguate y el callejón de La Purrututú. “Siempre dijimos que esa magia de intercambio de información entre todas estas señoras era un noticiero en vivo, en el cual se podían conocer los grandes acontecimientos de la ciudad y a veces hasta de la región”, recordó Duarte.
Fue así como en julio de 1994, salió la primera edición semanal de EL PILÓN; en septiembre se convirtió en interdiario y al cabo de 5 meses ya circulaba de lunes a domingo, siendo bautizado el 6 de enero de 1995, en el marco del aniversario de Valledupar.
“La línea editorial del periódico siempre fue crítica, tenía mucha claridad de que una cosa eran las relaciones con los comerciantes y con los anunciantes y otra cosa era la independencia de la línea editorial, ahí no hicimos ningún tipo de contemplaciones, siempre fue crítico, inclusive el equipo de columnistas, era supremamente independiente y muy crítico”, asevera Quiroz Torres.
Recuerda Quiroz que, en aquellos primeros años, se crearon dos empresas: Siglo XXI y Crear Impresores, las cuales ayudaron a impulsar a EL PILÓN. La primera se dedicaba a la asesoría de imagen, mientras que la segunda ofrecía servicio de litografía.
Periodistas como David Sierra, Dennis Pérez, Roxana Cabas, Pablo Camargo, Galo Bravo, Guzmán Quintero, Óscar Martínez, José Urbano Céspedes, Ana María Ferrer, Ana María Baute y Yanitza Fontalvo, entre otros, hacían parte del equipo de redacción de esa época.
Esos primeros años trabajaban con máquinas de escribir y los editoriales se escribían a manuscrito. “Teníamos una secretaria veloz escribiendo y levantaba textos en máquinas, tipiaba al computador y durábamos 26 horas haciendo un periódico”, recuerda Quiroz.
Eran los tiempos en que las jornadas duraban más de un día: empezaban a las 8 de la mañana con el consejo de redacción, luego venía el proceso de edición, fotomecánica, computación, hasta las 9 y 10 de la mañana que se empezaba a repartir el periódico. “Empezábamos a trabajar en la máquina impresora a las 7 de la noche e imprimían hasta las 4 de la mañana; de 4 a.m. a 6 a.m. la intercalación y de 6 a.m. a 9 a.m. o 10 a.m. la repartición. Un trabajo tenaz”, recalca Quiroz.
Después de 7.294 ediciones y en medio de esa titánica tarea de informar con rigor y responsabilidad, han sido muchos los logros y reconocimientos, pero también episodios trágicos y de tristeza.
Como lo refiere Duarte Torrejano, durante esa primera etapa de bohemia periodística, EL PILÓN fue un proyecto esencialmente “romántico, con inspiración ciudadana y honrando el propósito de la profesión del periodismo como narradores e historiadores del momento”.
“Generó un gran posicionamiento y poder en términos de influencia en la región y eso que para muchos fue bueno, para otros fue una amenaza, particularmente para el establecimiento corrupto, para la mafia de la época, para las organizaciones al margen de la ley, eso generó que tuviéramos un tiempo también difícil en cuanto a la supervivencia profesional, en esa etapa del asesinato de Guzmán Quintero y también las amenazas de la que fuimos objetos muchos de los que trabajamos en EL PILÓN”, recalca Duarte.
EL PILÓN no ha sido ajeno a la crisis de los grandes diarios de referencia del mundo que perdieron difusión e ingresos por publicidad, ni a los presagios pesimistas de los profetas del mundo digital que dan como seguro el fin de la prensa.
Una etapa difícil en la parte económica, como señala Duarte, que llevó a tomar una serie de medidas extremas, casi que de agonía empresarial y financiera, pero que con la aparición de personas, empresarios inversionistas y la misma ciudadanía permitió que EL PILÓN tomara un nuevo impulso.
Juan Carlos Quintero Castro, actual director de EL PILÓN, quien ingresó al periódico hace unos 20 años, explicó que hubo un periodo de recuperación económica fuerte del año 2006 en adelante hasta principios de la década, aunque con errores administrativos y estratégicos, pero irrumpió el internet junto a Google, Facebook y, en general, las redes.
“A pesar del debilitamiento de nuestra nómina de redacción y su circulación impresa que mató la pandemia del coronavirus, así como la publicidad, el periódico mantiene su calidad periodística, su sintonía con la gente, la atención, información y opinión sobre los grandes temas regionales, que le duelen a la gente. Y vean ustedes cómo se ha logrado un liderazgo en la web y redes sociales”, precisó Castro Quintero.
Los últimos 16 años, el gran esfuerzo de un equipo comprometido en el tema digital, con todo lo que significa abordar nuevas audiencias y públicos y la enorme exigencia no solo en la estructura tecnológica sino en el perfilamiento de la información, ha permitido a EL PILÓN ponerse a prueba no solamente con los retos del ‘fantasma’ que desaparezcan los periódicos impresos, sino que ha sido un gran reto empresarial para reinventarse.
Además, la pandemia obligó a los medios a ser más creativos y reinventarse para intentar sobreponerse a tantas dificultades propias de lo económico, pero también de los mismos retos.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN
EL PILÓN hoy cumple 28 años como el medio de comunicación insignia de la región que informa y representa al Cesar y La Guajira.
Hace más de 28 años, el abogado Dickson Quiroz Torres y el periodista Iván Alejandro Duarte iniciaron una quijotada que nació de las tertulias cotidianas en las cuales era tema de conversación principal la necesidad de que Valledupar y la región tuvieran un medio de comunicación que pudiera recoger o registrar todos los hechos noticiosos que fomentaran las fortalezas que tenía el territorio.
Aunque reconocían -y reconocen aún- el esfuerzo enorme que venía haciendo en ese entonces el Diario Vallenato, en cabeza de Lolita Acosta, y muy a pesar que muchos de los proyectos que se habían emprendido años atrás habían fracasado, se dieron a la tarea de montar un periódico.
Aquella quijotada, a la que le sobraban ganas e ideas, pero le escaseaban recursos, hoy cumple 28 años como el medio de comunicación insignia de la región que informa y representa al Cesar y La Guajira.
Con las uñas, literalmente, con un esfuerzo muy grande y el apoyo de algunas personas que creyeron en el proyecto EL PILÓN, Duarte Torrejano y Quiroz Torres emprendieron el reto de sacar el periódico adelante.
“La decisión periodística de crear un formato, unos contenidos alternativos para la época la teníamos muy clara, pero digamos que el tema de construir ya el proyecto como una empresa implicaba grandes esfuerzos, sobre todo en lo económico, en el sondeo inicial que hicimos con gente que tenía los recursos, les parecía muy importante nuestra idea pero, al no tener unos documentos técnicos, estudios socio-económicos y de mercadeo que garantizaran la factibilidad financiera, muchísimos empresarios no se animaban a invertir en él”, recuerda Iván Alejandro Duarte, primer editor general del medio.
El icónico nombre nació luego de ventilar otras posibilidades, pero fue escogido EL PILÓN por tratarse de un nombre corto, contundente, de gran impacto y raizal, que tenía mucho que ver con la cultura propia de la vallenatía y en alusión a la actividad de las señoras que pilaban en la madrugada por el barrio Cañaguate y el callejón de La Purrututú. “Siempre dijimos que esa magia de intercambio de información entre todas estas señoras era un noticiero en vivo, en el cual se podían conocer los grandes acontecimientos de la ciudad y a veces hasta de la región”, recordó Duarte.
Fue así como en julio de 1994, salió la primera edición semanal de EL PILÓN; en septiembre se convirtió en interdiario y al cabo de 5 meses ya circulaba de lunes a domingo, siendo bautizado el 6 de enero de 1995, en el marco del aniversario de Valledupar.
“La línea editorial del periódico siempre fue crítica, tenía mucha claridad de que una cosa eran las relaciones con los comerciantes y con los anunciantes y otra cosa era la independencia de la línea editorial, ahí no hicimos ningún tipo de contemplaciones, siempre fue crítico, inclusive el equipo de columnistas, era supremamente independiente y muy crítico”, asevera Quiroz Torres.
Recuerda Quiroz que, en aquellos primeros años, se crearon dos empresas: Siglo XXI y Crear Impresores, las cuales ayudaron a impulsar a EL PILÓN. La primera se dedicaba a la asesoría de imagen, mientras que la segunda ofrecía servicio de litografía.
Periodistas como David Sierra, Dennis Pérez, Roxana Cabas, Pablo Camargo, Galo Bravo, Guzmán Quintero, Óscar Martínez, José Urbano Céspedes, Ana María Ferrer, Ana María Baute y Yanitza Fontalvo, entre otros, hacían parte del equipo de redacción de esa época.
Esos primeros años trabajaban con máquinas de escribir y los editoriales se escribían a manuscrito. “Teníamos una secretaria veloz escribiendo y levantaba textos en máquinas, tipiaba al computador y durábamos 26 horas haciendo un periódico”, recuerda Quiroz.
Eran los tiempos en que las jornadas duraban más de un día: empezaban a las 8 de la mañana con el consejo de redacción, luego venía el proceso de edición, fotomecánica, computación, hasta las 9 y 10 de la mañana que se empezaba a repartir el periódico. “Empezábamos a trabajar en la máquina impresora a las 7 de la noche e imprimían hasta las 4 de la mañana; de 4 a.m. a 6 a.m. la intercalación y de 6 a.m. a 9 a.m. o 10 a.m. la repartición. Un trabajo tenaz”, recalca Quiroz.
Después de 7.294 ediciones y en medio de esa titánica tarea de informar con rigor y responsabilidad, han sido muchos los logros y reconocimientos, pero también episodios trágicos y de tristeza.
Como lo refiere Duarte Torrejano, durante esa primera etapa de bohemia periodística, EL PILÓN fue un proyecto esencialmente “romántico, con inspiración ciudadana y honrando el propósito de la profesión del periodismo como narradores e historiadores del momento”.
“Generó un gran posicionamiento y poder en términos de influencia en la región y eso que para muchos fue bueno, para otros fue una amenaza, particularmente para el establecimiento corrupto, para la mafia de la época, para las organizaciones al margen de la ley, eso generó que tuviéramos un tiempo también difícil en cuanto a la supervivencia profesional, en esa etapa del asesinato de Guzmán Quintero y también las amenazas de la que fuimos objetos muchos de los que trabajamos en EL PILÓN”, recalca Duarte.
EL PILÓN no ha sido ajeno a la crisis de los grandes diarios de referencia del mundo que perdieron difusión e ingresos por publicidad, ni a los presagios pesimistas de los profetas del mundo digital que dan como seguro el fin de la prensa.
Una etapa difícil en la parte económica, como señala Duarte, que llevó a tomar una serie de medidas extremas, casi que de agonía empresarial y financiera, pero que con la aparición de personas, empresarios inversionistas y la misma ciudadanía permitió que EL PILÓN tomara un nuevo impulso.
Juan Carlos Quintero Castro, actual director de EL PILÓN, quien ingresó al periódico hace unos 20 años, explicó que hubo un periodo de recuperación económica fuerte del año 2006 en adelante hasta principios de la década, aunque con errores administrativos y estratégicos, pero irrumpió el internet junto a Google, Facebook y, en general, las redes.
“A pesar del debilitamiento de nuestra nómina de redacción y su circulación impresa que mató la pandemia del coronavirus, así como la publicidad, el periódico mantiene su calidad periodística, su sintonía con la gente, la atención, información y opinión sobre los grandes temas regionales, que le duelen a la gente. Y vean ustedes cómo se ha logrado un liderazgo en la web y redes sociales”, precisó Castro Quintero.
Los últimos 16 años, el gran esfuerzo de un equipo comprometido en el tema digital, con todo lo que significa abordar nuevas audiencias y públicos y la enorme exigencia no solo en la estructura tecnológica sino en el perfilamiento de la información, ha permitido a EL PILÓN ponerse a prueba no solamente con los retos del ‘fantasma’ que desaparezcan los periódicos impresos, sino que ha sido un gran reto empresarial para reinventarse.
Además, la pandemia obligó a los medios a ser más creativos y reinventarse para intentar sobreponerse a tantas dificultades propias de lo económico, pero también de los mismos retos.
POR JOSÉ ALEJANDRO MARTÍNEZ VEGA / EL PILÓN