En materia de pobreza, el departamento del Cesar tiene las cifras menos preocupantes, sin embargo, en conectividad, al ser departamentos costeros, Magdalena y la capital guajira sacan ventaja.
Por Redacción EL PILÓN
El Magdalena Grande era uno de los entes territoriales más extensos en los inicios republicanos de Colombia. Este antiguo departamento, fundamentado en la Constitución de 1886, incluía los territorios que hoy conforman al Cesar, La Guajira y el Magdalena.
Pese a las similitudes culturales, intereses estratégicos y políticos que dividían este territorio, por eso, primero se dio la secesión de La Guajira (1964) y tres años después (1967) la del Cesar.
Este 21 de diciembre se cumplen 55 años desde la constitución legal del departamento del Cesar. Por eso, EL PILÓN hace una comparación entre las tres demarcaciones que otrora conformaron el Magdalena Grande.
Según el último censo del Dane, de las tres entidades, el departamento del Magdalena cuenta con la mayor población. En total, son 1,46 millones de habitantes, por encima de los 1,3 millones del Cesar y el millón de guajiros.
Ahora bien, uno de los índices más preocupantes en los tres departamentos es la pobreza. Los tres territorios del Magdalena Grande han ‘fracasado’ en la lucha contra este mal, principalmente La Guajira, donde desde agosto han muerto 20 niños por desnutrición.
Incluso, en el 2021, el departamento que más experimentó la pobreza monetaria fue La Guajira, con 67,4%; por su lado, el Magdalena ocupó el tercer lugar, con 61,1 por ciento. El Cesar quedó en el sexto puesto con un 56%.
Por este dato no podría decirse, como aseguró un mandatario local en una entrevista, que el Cesar está mejor que los otros departamentos del Magdalena Grande. Teniendo en cuenta que más de la mitad de los cesarenses reciben ingresos menores a los necesarios para vivir bien, podría concluirse que el departamento está ‘menos mal’ que sus coterráneos.
Como la pobreza no es únicamente la falta de recursos, el Dane mide la pobreza multidimensional, la cual estudia dimensiones como el acceso a educación, condiciones de la niñez y la juventud, trabajo, salud, servicios públicos y vivienda.
En ese sentido, el departamento con mayor retraso en esta lucha es La Guajira, donde según las cifras casi la mitad de la población (48,7%) vive con carencias.
Con cifras más bajas aparecen Magdalena (31,0%) y Cesar (25,3%), sin embargo los tres están por encima del promedio nacional, como en casi todas las cifras negativas.
Comparando los territorios por índices educativos es posible observar que el departamento del Cesar es el mejor ubicado. En el territorio cesarense, el analfabetismo alcanza un 8,7%, frente a un 91,3% de la población que sabe leer. Mientras que en el Magdalena, el 9,12% de la población no sabe leer, y en La Guajira es un preocupante 17%.
Estos resultados regulares se entienden también por el porcentaje de la población que tiene acceso a internet. Por ejemplo, en La Guajira, según el Dane, solo el 28,6% está conectada con el mundo. Esta cifra requiere un análisis amplio, principalmente por la cantidad de población indígena y rural que habita en el departamento.
En acceso a internet, el Magdalena supera al Cesar (un 48,8%, frente al 44,8% del Cesar). Ante las nuevas reglas del mundo, sin internet es imposible construir territorios competitivos.
En materia de conectividad, sin duda, el Magdalena lleva 3 pasos adelante, mientras que el Cesar se encuentra ‘rezagado’. Con una capital como Santa Marta, posicionada como destino turístico nacional e internacional por sus playas, tienen un aeropuerto que a diario mueve cinco veces más vuelos que Riohacha y Valledupar.
En promedio, en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Santa Marta se registran alrededor de 20 salidas diarias. El aeropuerto de Valledupar tiene cuatro salidas diarias (y en enero se suspende la de Latam), al igual que el de Riohacha.
Además, con la ventaja del mar, Santa Marta cuenta con una sociedad portuaria que la conecta con los principales puertos del mundo. Con menor logística, y centrado principalmente en el transporte del carbón, La Guajira también cuenta con el Puerto Bolívar.
Contrario al Cesar, que, al no tener costas, no juega un papel clave en materia de conectividad a nivel nacional. En este punto, el departamento está en desventaja.
Como en todo el Caribe, en los departamentos del otrora Magdalena Grande la política es a “otro precio”. Con campañas costosísimas y formas ‘non sancta’, elegirse como alcalde en un municipio de La Guajira, el Cesar o el Magdalena cuesta miles de millones.
Esta economía de campaña ha permitido la creación de clanes. Deluque en La Guajira, los Gnecco y Araujo en el Cesar y Cotes en el Magdalena.
Pero, sin duda, el departamento más inestable políticamente ha sido La Guajira, el cual ha tenido 15 gobernadores en tres periodos. El último en caer fue Nemesio Roys, quien no logró terminar su periodo.
A esa inestabilidad se sumó el Cesar, que desde que Luis Alberto Monsalvo fue apartado del cargo en 2020, ha estado gobernado bajo encargo.
En ese sentido, el Magdalena ha logrado mantener su estabilidad, incluso surgió una nueva fuerza política de la mano de Carlos Caicedo. Con cuestionamientos de corrupción, Caicedo logró vencer a los Cotes en las urnas, una de las familias más poderosas del Magdalena.
En materia de pobreza, el departamento del Cesar tiene las cifras menos preocupantes, sin embargo, en conectividad, al ser departamentos costeros, Magdalena y la capital guajira sacan ventaja.
Por Redacción EL PILÓN
El Magdalena Grande era uno de los entes territoriales más extensos en los inicios republicanos de Colombia. Este antiguo departamento, fundamentado en la Constitución de 1886, incluía los territorios que hoy conforman al Cesar, La Guajira y el Magdalena.
Pese a las similitudes culturales, intereses estratégicos y políticos que dividían este territorio, por eso, primero se dio la secesión de La Guajira (1964) y tres años después (1967) la del Cesar.
Este 21 de diciembre se cumplen 55 años desde la constitución legal del departamento del Cesar. Por eso, EL PILÓN hace una comparación entre las tres demarcaciones que otrora conformaron el Magdalena Grande.
Según el último censo del Dane, de las tres entidades, el departamento del Magdalena cuenta con la mayor población. En total, son 1,46 millones de habitantes, por encima de los 1,3 millones del Cesar y el millón de guajiros.
Ahora bien, uno de los índices más preocupantes en los tres departamentos es la pobreza. Los tres territorios del Magdalena Grande han ‘fracasado’ en la lucha contra este mal, principalmente La Guajira, donde desde agosto han muerto 20 niños por desnutrición.
Incluso, en el 2021, el departamento que más experimentó la pobreza monetaria fue La Guajira, con 67,4%; por su lado, el Magdalena ocupó el tercer lugar, con 61,1 por ciento. El Cesar quedó en el sexto puesto con un 56%.
Por este dato no podría decirse, como aseguró un mandatario local en una entrevista, que el Cesar está mejor que los otros departamentos del Magdalena Grande. Teniendo en cuenta que más de la mitad de los cesarenses reciben ingresos menores a los necesarios para vivir bien, podría concluirse que el departamento está ‘menos mal’ que sus coterráneos.
Como la pobreza no es únicamente la falta de recursos, el Dane mide la pobreza multidimensional, la cual estudia dimensiones como el acceso a educación, condiciones de la niñez y la juventud, trabajo, salud, servicios públicos y vivienda.
En ese sentido, el departamento con mayor retraso en esta lucha es La Guajira, donde según las cifras casi la mitad de la población (48,7%) vive con carencias.
Con cifras más bajas aparecen Magdalena (31,0%) y Cesar (25,3%), sin embargo los tres están por encima del promedio nacional, como en casi todas las cifras negativas.
Comparando los territorios por índices educativos es posible observar que el departamento del Cesar es el mejor ubicado. En el territorio cesarense, el analfabetismo alcanza un 8,7%, frente a un 91,3% de la población que sabe leer. Mientras que en el Magdalena, el 9,12% de la población no sabe leer, y en La Guajira es un preocupante 17%.
Estos resultados regulares se entienden también por el porcentaje de la población que tiene acceso a internet. Por ejemplo, en La Guajira, según el Dane, solo el 28,6% está conectada con el mundo. Esta cifra requiere un análisis amplio, principalmente por la cantidad de población indígena y rural que habita en el departamento.
En acceso a internet, el Magdalena supera al Cesar (un 48,8%, frente al 44,8% del Cesar). Ante las nuevas reglas del mundo, sin internet es imposible construir territorios competitivos.
En materia de conectividad, sin duda, el Magdalena lleva 3 pasos adelante, mientras que el Cesar se encuentra ‘rezagado’. Con una capital como Santa Marta, posicionada como destino turístico nacional e internacional por sus playas, tienen un aeropuerto que a diario mueve cinco veces más vuelos que Riohacha y Valledupar.
En promedio, en el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Santa Marta se registran alrededor de 20 salidas diarias. El aeropuerto de Valledupar tiene cuatro salidas diarias (y en enero se suspende la de Latam), al igual que el de Riohacha.
Además, con la ventaja del mar, Santa Marta cuenta con una sociedad portuaria que la conecta con los principales puertos del mundo. Con menor logística, y centrado principalmente en el transporte del carbón, La Guajira también cuenta con el Puerto Bolívar.
Contrario al Cesar, que, al no tener costas, no juega un papel clave en materia de conectividad a nivel nacional. En este punto, el departamento está en desventaja.
Como en todo el Caribe, en los departamentos del otrora Magdalena Grande la política es a “otro precio”. Con campañas costosísimas y formas ‘non sancta’, elegirse como alcalde en un municipio de La Guajira, el Cesar o el Magdalena cuesta miles de millones.
Esta economía de campaña ha permitido la creación de clanes. Deluque en La Guajira, los Gnecco y Araujo en el Cesar y Cotes en el Magdalena.
Pero, sin duda, el departamento más inestable políticamente ha sido La Guajira, el cual ha tenido 15 gobernadores en tres periodos. El último en caer fue Nemesio Roys, quien no logró terminar su periodo.
A esa inestabilidad se sumó el Cesar, que desde que Luis Alberto Monsalvo fue apartado del cargo en 2020, ha estado gobernado bajo encargo.
En ese sentido, el Magdalena ha logrado mantener su estabilidad, incluso surgió una nueva fuerza política de la mano de Carlos Caicedo. Con cuestionamientos de corrupción, Caicedo logró vencer a los Cotes en las urnas, una de las familias más poderosas del Magdalena.