En medio de muros y puertas de hierro, la mañana en la cárcel Judicial de Valledupar se llenó de aplausos, abrazos y diplomas. Nueve internos, alumnos del colegio Nuestra Señora de las Mercedes, recibieron este jueves 14 de agosto su título de bachiller en la séptima ceremonia de graduación de la institución.
Actualmente, 220 privados de la libertad cursan el bachillerato en este centro educativo, buscando en el estudio una oportunidad de transformación y un camino distinto para sus vidas.
La historia de Juan Carlos Zapata
Uno de ellos es Juan Carlos Zapata González, de 33 años, oriundo de Pueblo Bello, Cesar, quien no pudo contener la emoción al recibir el diploma. “Me siento muy contento por haber logrado un objetivo más en mi vida. A pesar de las circunstancias en que nos encontramos, seguimos luchando y metiéndole ganas para seguir adelante”, expresó con una sonrisa que contrastaba con la dureza del entorno.
Han pasado 24 meses desde que fue privado de la libertad, tiempo que describe como una eternidad, especialmente por la distancia con su familia. “Lo más difícil ha sido estar separado de mi madre, mi esposa, mis hermanos. Les mando un fuerte abrazo, aunque no hayan podido estar aquí”, dijo con la voz entrecortada.
En el estudio encontró un camino distinto. Ahora sueña con convertirse en administrador de empresas y seguir preparándose, incluso dentro de la cárcel. “Aquí nos han dicho que hay oportunidades para la universidad. La idea es echarle más ganas, seguir adelante y trabajar por mi familia. Para eso no hay edad. Mi mamá se graduó y se hizo profesional siendo ya mayor, así que siempre hay tiempo para superarse”, dijo.
Antes de cerrar su intervención, dejó un mensaje a quienes hoy gozan de libertad. “No hay como estar afuera. Disfrutar de muchas cosas que aquí no se pueden. Sigan los consejos de sus madres y hagan siempre lo bueno”.
La educación como motor de cambio
La directora de La Judicial, Yesenia Salazar Díaz, resaltó que la educación es el camino más sólido para la resocialización. “La educación es un arma poderosa para cambiar el mundo, como dijo Nelson Mandela. Hoy hay nueve personas que eligieron este camino y nosotros vamos a respaldarlos para que tengan acceso a seguir creciendo académicamente”, indicó.
La funcionaria recordó que existen convenios con la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) y el SENA, además de talleres de confección y ebanistería, para que los internos puedan continuar su formación y acceder a oportunidades laborales. “La idea es que no se queden solo con el bachillerato, sino que sigan avanzando. Queremos que se conviertan en motores de esperanza en una sociedad más equitativa y justa”, concluyó.
Más allá de las rejas
En La Judicial, al menos por un día, las rejas no fueron límite para soñar. Las togas negras y los birretes al aire fueron símbolo de que, incluso tras los muros, hay caminos hacia la libertad más valiosa: la del pensamiento y el futuro.
Por: Kellys Paola Pedroza Parra / EL PILÓN











