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Dignidad y conmemoración hacia las víctimas del conflicto armado

Los afectados por la violencia buscan ser reparados por el Estado y apoyados en sus proyectos. FOTO/CORTESÍA.

Hace más de 70 años el 9 de abril de 1948 ocurrió el ‘Bogotazo’, acontecimiento que se dio a conocer por el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán y dio inicio a una ola de violencia que ha dejado millones de víctimas en nuestro país.

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Es precisamente por eso que esta fecha fue la elegida para la conmemoración del Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas del Conflicto Armado como una medida simbólica para recordar los hechos violentos padecidos en Colombia.

Sin duda alguna el conflicto armado ha afectado enormemente a la población civil de las regiones, dejando saldos aterradores con casos como homicidios, ataques directos, secuestros y reclutamientos forzados, desplazamiento, violación de los derechos reproductivos y culturales, por lo que muchas personas se ven obligadas a huir y abandonar sus pertenencias.

De acuerdo a la Unidad de Reparación de Victimas de la Dirección Territorial Cesar- La Guajira, 1 de cada 3 cesarenses es víctima del conflicto armado. Entre Cesar y La Guajira existen más de 490 mil personas afectadas por estos hechos. Narrar el conflicto armado se ha convertido para los afectados en un tormento porque reviven esos momentos, pero al mismo tiempo es una terapia de recuperación.

La Unidad de Reparación de Victimas de la Dirección Territorial Cesar – La Guajira adelanta proyectos de construcción de memoria en todo el territorio para resarcir los daños que por ocasión de la violencia han sufrido los habitantes del departamento, ya sean campesinos, personas de las zonas urbanas, niños, mujeres, adultos mayores, empresas, poblaciones, agremiaciones, Fuerza Pública (Ejército, Policía, entre otros).

La campaña ‘Dona tu voz, dona tus oídos’ convocó  a los ciudadanos y recopiló los relatos de las víctimas (leídos, grabados y enviados como audio de Whatsapp) para ser difundidos públicamente de manera digital. Dichas historias desde este nueve de abril harán parte de la estrategia ‘Dona tus oídos’, con la cual, los colombianos podrán escuchar esos testimonios grabados y constatar que fueron un aporte importante en la memoria histórica y en la reparación integral a las víctimas”, exponen fuentes de la Unidad de Victimas del Cesar.

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Resaltar y conmemorar la fortaleza y resiliencia de las personas que buscan dejar atrás la violencia es el objetivo de las asociaciones y organizaciones debido a los daños psicológicos y emocionales que son consecuencia de esta ola de violencia que ha marcado indescriptiblemente al país.

VÍCTIMAS DE LA DESGARRADORA VIOLENCIA

Mara Nieto es una mujer vallenata cuya madre luchó para sustentarla a ella y a sus nueve hermanos, aunque sufriendo los golpes de la pobreza extrema, pero afirma que un día la violencia llegó a su casa frunciendo y dañando sus sueños, arrebatándole la paz. Su familia fue víctima de hostigamientos, desplazamientos, homicidios, desapariciones forzadas y otros hechos que dejaron sus vidas marcadas por el dolor. 

Nieto, a raíz de la labor social realizada con sus familiares (observar el buen uso de los recursos de la salud para los niños y niñas) fue amenazada y después de eso su hermano José Luis Nieto desapareció el día 22 de mayo año 2003, pasados cinco años aparece su cuerpo sepultado en un departamento lejano; efectivamente, este se sumó a la devastadora lista de los llamados ‘Falsos Positivos’. Transcurrido un año atentaron contra la vida de Luis Alberto, hermano gemelo de José, quien por esas razones tuvo que abandonar la región.

Así como sus hermanos, ella también fue víctima de amenazas lo cual le ocasionó problemas a su salud, por lo que estuvo ocho días en UCI, repitiéndose estos hechos su salud afectó su estado de embarazo, por lo que su hijo nació prematuro y tres días después falleció.

Soy sobreviviente de un conflicto despiadado y cruel, pero cada día me levanto con mayor ilusión para seguir trabajando por la paz que de niña soñé… Dios es grande y uno nunca debe perder la fe.  Todavía tengo tanto por hacer, ruego a Dios me permita tomarme un tinto en mi propia casa un día no lejano”, expresó.

Actualmente pertenece a una organización del sector textil, junto a mujeres sobrevivientes del conflicto armado, llamado Costura de Paz, pasarela Amarlo, en la que confeccionan prendas que son presentadas en Bogotá y Medellín; han sido invitadas a Colombia moda y Colombiatex. Asegura que esto ha sido una terapia de recuperación en todo este proceso.

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Así como este son innumerables los casos de violencia que padecen los habitantes, en algunos de ellos sus familiares son desaparecidos y sus cuerpos hasta la fecha no han sido encontrados. Sin embargo, hay quienes al ver presencia en sus territorios de grupos armados, huyeron evitando ser víctimas de la guerra, un monstruo grande que pisa fuerte. 

Confecciones a cargo de mujeres víctimas de la violencia. Costura de Paz, pasarela Amarlo. FOTO: CORTESÍA.

SOLIDARIDAD Y RESISTENCIA

Somos personas a las que nos negó la oportunidad de salir adelante, se nos truncó ese arraigo y buen vivir en el campo, fuimos vulnerados, nos desalojaron”, expresó Ebert García, de la Asamblea Campesina del Cesar por la Restitución de Tierras y el Buen Vivir.

García afirma que al desplazarse forzosamente a otras ciudades son mirados con desprecio e incluso se les señala como culpables de esos actos, por lo que invita a la ciudadanía y organizaciones a no revictimizar, a respetar y apoyar los derechos de las personas víctimas de la violencia armada del país.

Por: Ketty Gutiérrez
Kjgutierrezma.18@gmail.com

Ketty Gutierrez: