El 7 y 8 de diciembre, cuando Colombia se ilumina con millones de velas en calles, balcones y patios, la melodía que más resuena en pueblos, veredas y ciudades sigue siendo la misma de siempre “Las Cuatro Fiestas” de Diomedes Díaz.
“Que linda la fiesta es / en un 8 de diciembre / Que linda la fiesta es / En un 8 de diciembre / Al sonar del traquitraqui / Que el sabroso amanecer / Con ese ambiente prendido / Me dan ganas de beber”, dice una estrofa de la canción.
32 años después de que el maestro la grabara esta joya del gran compositor Barranquillero Adolfo Echeverría, nacido el 3 de septiembre de 1932, sigue siendo el himno oficial del inicio de las fiestas el Día de las velitas. Nadie la ha logrado destronar, porque resume como ninguna otra canción la alegría, la parranda y esas tradiciones festivas de los colombianos.
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Historia de una eminencia
La historia de la canción se remonta a 1961, cuando Adolfo Echeverría, un vendedor de ropa, tenía bajo su poder una gran cantidad de temas compuestos a puño y letra. Quería cambiar su situación económica, así que entre tantas obras tomó ‘Las cuatro fiestas’, su maleta llena de esperanzas, 70 pesos y viajó a Medellín. Tocó varias puertas y todas las disqueras se lo rechazaron.
Cabizbajo, pero no derrotado, regresó a Barranquilla, convenció al empresario y dueño de una discotienda, Mario Ochoa, de que le adelantara el prensaje de 50 discos de 78 revoluciones, al que el empresario accedió. La canción fue interpretada por Nury Borrás, acompañada por un cuarteto de lujo: Ángel Monsalvo en la guitarra, Rafael Guardo en la batería, Eugenio García en el bajo y Alex “Muñecón” Acosta en el clarinete.
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Lo que empezó como una apuesta arriesgada, terminó vendiendo más de 5.000 copias en pocos días. La canción se coló en todas las emisoras y pronto la grabaron artistas nacionales e internacionales, pero fue Diomedes quien en los 90 la convirtió en leyenda.
Hoy, cuando las velas se encienden en desde las grandes ciudades hasta los rincones del país, la melodía de “Las Cuatro Fiestas” acompaña a cada uno de los colombianos, porque esta canción no solo celebra la Inmaculada Concepción, celebra la identidad misma, de la Navidad colombiana, la tradición parrandera y el orgullo del folclore vallenato.











