El 30 de abril, la danza de las piloneras se ha transformado en un escenario de reivindicación, esperanza y celebración de la vida. Tres agrupaciones, cada una con su propia causa, han convertido el folclor vallenato en un acto de resistencia y visibilización: el Pilón Madrina Rosa, el Pilón Diverso y la Mancha morada de la Universidad Nacional de Colombia sede La Paz. Cada una, desde su singularidad, demuestra que la cultura puede ser un puente para sanar, denunciar y abrazar la diversidad.
Fucsia Madrina Rosa
La Fundación Madrina Rosa, bajo la dirección de Paola Pamela Maestre Castro, es un ejemplo conmovedor de cómo el arte puede transformar el dolor en resiliencia. Paola, sobreviviente de cáncer de mama desde hace catorce años, lidera una red de apoyo que acompaña a mujeres en distintas etapas del diagnóstico y tratamiento.
Hace tres años, la fundación decidió hacer visible su lucha y su esperanza a través del desfile de piloneras. Así nació una comparsa donde el color fuscia no solo identifica la causa, sino que simboliza la valentía, la sororidad y el mensaje de autocuidado que quieren transmitir a la comunidad.
Bailar el pilón para estas mujeres es mucho más que una coreografía: “es una celebración de la vida, una terapia colectiva y un homenaje a quienes ya no están”, asegura Maestre Castro. Mujeres en remisión, en tratamiento activo o recién diagnosticadas se unen para decirle sí a la vida, para demostrar que detrás del cáncer hay sueños, hay amor y hay esperanza. Como relata Paola Pamela, “hay que cuidarse, hay que amarse, hay que chequearse”, y el pilón se convierte en una plataforma para recordar que el cáncer puede tocar cualquier puerta, pero también que la red de apoyo y el amor pueden hacer el proceso más llevadero.
La comparsa es diversa y solidaria. Algunas integrantes bailan con los efectos visibles de la quimioterapia, otras están en radioterapia, y todas encuentran en el grupo un espacio de fraternidad y comprensión. La experiencia es tan significativa que muchas mujeres, incluso en medio de la adversidad, sienten que cumplen un sueño al bailar el pilón, y se reconocen como protagonistas de su propia historia.
Piloneras diversas
En la misma línea de inclusión y transformación social, el Pilón Diverso de la profe Elvia Montero se ha convertido en un referente de visibilidad y orgullo para la comunidad LGBTIQ+ en Valledupar. Liderado por la profesora Elvia, este grupo se propuso abrir un espacio en el Festival Vallenato para celebrar la diversidad sexual y de género, desafiando prejuicios y estigmas a través de la danza. El Pilón Diverso no solo es un acto festivo, sino también una declaración de derechos y de pertenencia: sus integrantes, con vestuarios coloridos y banderas del orgullo, bailan para reivindicar el derecho a ser, a amar y a existir sin miedo.
La profesora Elvia ha sido enfática en la importancia de que la cultura vallenata, tradicionalmente conservadora, abra sus puertas a todas las expresiones de identidad. No es su primera vez incursionando con temáticas sociales en sus comparsas, ya organizó las piloneras de ediles y de firmantes de paz. El Pilón Diverso es un “espacio seguro y alegre donde jóvenes y adultos pueden expresarse libremente, encontrando en la danza una forma de resistencia y celebración”, explica la profe Elvia.
La Mancha Morada
La “mancha morada” es el movimiento que acompañará al grupo de piloneras de la Universidad Nacional de Colombia, sede La Paz. Los estudiantes quieren decir que la Nacho está presente con un verso propio: “La Nacho ya está llegando con ritmo y con sabor, la Nacho ya está llegando con ritmo y con sabor, la mancha color morado se sobra con el folclor”. Según lo compartido en redes participará el vicerrector de la institución, Camilo Borrero.
En el Caribe, la danza de las piloneras ya no es solo memoria de tradición: es también memoria de lucha, de diversidad y de futuro. El Pilón Madrina Rosa, el Pilón Diverso de la profe Elvia y La Mancha Morada son un abrazo colectivo y una invitación a la empatía. Así, el pilón se reinventa.
