CULTURA

Magola Forero: homenaje en Valledupar a la pianista que cambió la enseñanza musical

El 16 de octubre a las 7 p. m. en la Casa Filarmónica del Cesar se realizará una gala homenaje y beneficio para la profesora Magola Forero, reconocida por su trayectoria musical en Valledupar. La donación mínima es de $20.000 y será destinada a apoyar a la docente en su vejez.

Magola Forero, reconocida pianista y profesora, dedicada por más de tres décadas a la enseñanza musical en Valledupar.

Magola Forero, reconocida pianista y profesora, dedicada por más de tres décadas a la enseñanza musical en Valledupar.

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De la generación de Teresita Gómez, dos pianistas destacan como hijas adoptivas de sus ciudades: una de Medellín y otra de Valledupar. Ambas tienen una profunda vocación por la enseñanza musical, combinando paciencia y rigurosidad. Magola Forero, en particular, ha dejado una huella imborrable en generaciones de vallenatos, tanto en las aulas como en la formación de público. Ha sido la guía que ha llevado a músicos con teoría clásica a las mejores instituciones educativas del país.

El 16 de octubre a las 7 p. m. se realizará una gala homenaje y beneficio para la profesora Magola Forero en la Casa Filarmónica del Cesar, en la calle 15 número 6-79, centro histórico. La donación mínima es de $20.000 y será destinada a la docente, quien no alcanzó una pensión digna. Además, la Fundación Filarmónica explica que todas las donaciones que reciben para esta y todas las galas que organiza, tienen beneficios tributarios legales.

La llegada inesperada a Valledupar

Magola Forero cuenta que llegó a Valledupar en 1989, hace ya 36 años, casi sin planearlo. En Bogotá, cuando arreglaban su piano, el técnico le pidió referencias para un profesor de piano, ella dio su tarjeta y poco después la llamaron para trabajar en la academia de Bellas Artes de Valledupar porque la profesora titular se había ido por malos tratos. “Me ofrecieron un sueldo que no me servía”, recuerda.

Sin embargo, gracias a la gestión de Fanny Dangond, fundadora de la orquesta departamental, lograron doblar su salario. “Me dijo: ‘No, no puede dar disculpas. Tiene que venirse. Usted es la que necesitamos’”. Así empezó su compromiso con la música vallenata desde un instrumento poco común en la región: el piano clásico.

“Yo soy licenciada en órgano clásico”

Estudió licenciatura en Pedagogía Musical y órgano clásico en el conservatorio de la Universidad Nacional de Bogotá. “El órgano del que hablo es un órgano tubular”, explica. Aunque el órgano electrónico existía, ella eligió el clásico, “porque quería acompañar en una iglesia evangélica, y allá solo tenían órgano electrónico”.

Magola ha enseñado piano, teoría, armonía y las materias básicas de música. Se enamoró del trabajo con Fundación Batuta en Colombia para la formación y protección integral de niños y jóvenes a través de la música, allí pudo sentir el poder transformador de la música en entornos de pobreza extrema, con niños en el Milciades Cantillo.

Recuerda con orgullo a alumnos como Elliot Gil y a una joven que hizo una obra musical en Estados Unidos, porque continuaron sus estudios y salieron de Valledupar con bases académicas sólidas. Sin embargo, reconoce que “aquí se le da muchísimo énfasis al vallenato”, y que la música clásica sigue siendo pobremente difundida.

Formación de públicos

El choque cultural fue fuerte al principio: “La cultura, la comida, el idioma… pero uno se va adaptando”. Admite que “al comienzo fue medio duro”, pero hoy se siente “muy amañada aquí en Valledupar”.

Al llegar, el único auditorio con capacidad limitada era el del Banco de la República, donde el público entraba y salía sin respeto al concierto. “Eso me da mucha tristeza”, comenta Magola, señalando la necesidad de un teatro o espacio adecuado para apreciar la música como sí lo tienen las ciudades capitales.

La carencia de espacios adecuados ha impedido que la ciudad desarrolle una formación sólida de públicos y una apreciación musical diversa, más allá del vallenato. Esto limita la oportunidad de educar el oído, fomentar la cultura ciudadana y apoyar al talento local que estudia música académica, que es el cimiento fundamental para construir una comunidad más sensible y comprometida con el arte.  En búsqueda de suplir esa necesidad, la Alcaldía de Valledupar realizó la compra del Teatro Cesar.

Sobre la formación musical en la región

Magola observa que muchos músicos prefieren la vía empírica, esquivando la teoría y la formación estructurada. “En Bellas Artes, los que entran no vienen con preparación, toca empezar de cero y no todos tienen disciplina”. Para ella, la música clásica es “básica para cualquier instrumento o rama de la música”.

Respecto al vallenato, dice que “es importante que también tenga su formación y vaya evolucionando”. Señala que algunos estudiantes “no tienen responsabilidad, piden que los suban de nota, pero la música es de pasión”, expresa. Ha visto frustraciones en el camino y lamenta que pocos músicos tengan “la ambición de llenarse de estructura y teoría”. Para ella, esa formación formal es necesaria para el desarrollo profesional, no solo para tocar empíricamente.

Homenaje y reconocimiento a sus 80 años

Samny Sarabia, directora de la Filarmónica, explica: “La profesora Magola en 2023 fue profesora de piano en la filarmónica y estuvo aquí formando a chicos. La filarmónica decidió hacer un acto de agradecimiento por todo su aporte durante tantos años. Esta gala es para que la sociedad pueda unirse para apoyarla, independientemente de si la conocen o no”.

Magola cuenta que cesó sus labores en Bellas Artes a mediados de 2025, pues por su edad ya no le dieron contrato: “Tengo 80 años, y no tengo pensión”, lamenta. Agradece la solidaridad del homenaje, que ha recibido con mucha humildad.

Para mí, esta ciudad ha sido una parte muy hermosa de mi vida”, expresa con emoción Magola Forero, una mujer que ha encontrado en Valledupar no solo su hogar, sino también un compromiso profundo con la música y la educación. Después de tantos años, siente que esta tierra es su casa, y aunque limita su talento interpretativo en comparación con figuras de su generación como Teresita Gómez, habla con humildad y orgullo de su don para la docencia, que para ella es su verdadera fortaleza y legado.

Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN

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