CULTURA

Douglas Mendoza convierte la devastación ambiental en arte con su exposición ‘100 Jardines Encendidos’

Douglas Mendoza nació en Cañaverales, La Guajira, en 1973 e inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes en Valledupar, y su trayectoria comenzó a finales de los noventa, cuando, tras una experiencia personal marcada por la violencia, presentó su primera exposición ‘Gritos presos’ (1998).

Douglas Mendoza, pintor guajiro que plasma sus memorias de devastación ambiental en obras abstractas. Foto: suministrada.

Douglas Mendoza, pintor guajiro que plasma sus memorias de devastación ambiental en obras abstractas. Foto: suministrada.

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En Bogotá, la Galería Casa Cuadrada es el escenario donde se lleva a cabo la exposición ‘100 Jardines Encendidos’ del artista guajiro Douglas Mendoza, bajo la curaduría de Christian Padilla, desde el pasado 26 de septiembre, una muestra que reúne 111 obras en las que el lienzo y la pintura se convierten en resistencia, memoria y esperanza frente a la devastación ambiental en Colombia. Estas obras fueron inspiradas en los páramos colombianos que fueron arrasados por el fuego, dejando tras de sí hectáreas de frailejones convertidos en ceniza, fuentes de agua extinguidas y territorios condenados a una lenta recuperación a inicios del presente año. Ese evento dejó una huella imborrable en el artista guajiro, quien transformó su furia en el acto poético de sembrar, a través del color, jardines pictóricos que contrarrestan la destrucción.

En palabras del curador Christian Padilla, “la afectación al ecosistema se revierte en aquel que la causa. Con esta exposición, Mendoza convierte la devastación en jardines floridos, una expedición botánica personal que busca resarcir poéticamente lo que el fuego arrebató. En sus lienzos, el hollín, el humo y las brasas dan paso a orquídeas, flores de Inírida, hortensias y arrebatamachos, como si la memoria y la pintura fueran capaces de reforestar lo perdido. Cada jardín encendido de Mendoza surge como respuesta a una emergencia ambiental, pero también como testimonio de una sensibilidad artística que entiende que el arte puede ser resistencia, memoria y esperanza”.

Douglas Mendoza nació en Cañaverales, La Guajira, en 1973 e inició sus estudios en la Escuela de Bellas Artes en Valledupar, y su trayectoria comenzó a finales de los noventa, cuando, tras una experiencia personal marcada por la violencia, presentó su primera exposición ‘Gritos presos’ (1998). Desde entonces, ha transitado de la figuración expresionista hacia una abstracción cargada de gestualidad y memoria, encontrando en el color su medio más libre de expresión. Su obra ha sido expuesta en Colombia, España, México, Estados Unidos, Canadá, Venezuela, China, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos y Brasil, y se encuentra también en espacios públicos de Colombia y México.

El Museo Casa Cuadrada muestra al público 111 obras que evocan las tragedias ambientales colombianas. Foto: suministrada.

El Museo Casa Cuadrada muestra al público 111 obras que evocan las tragedias ambientales colombianas. Foto: suministrada.

En esta exposición, su pintura establece un diálogo silencioso con otros grandes artistas: El Bosco, con su ‘Jardín de las delicias’; Monet, con sus nenúfares; Kandinsky, con sus universos de color; u Óscar Murillo, con ‘Sus jardines inundados’, que también encontraron en los jardines un motivo eterno. Yo quise pintar mis jardines, los de mis memorias, los de La Guajira, los de Colombia, los de América. Esta exposición es ese viaje desde el incendio de los frailejones hasta jardines encendidos que colorean el paisaje del continente”, afirma el artista.

Obras como ‘Jardín encendido’, de gran formato y tonos negros que evocan la tragedia de los páramos; ‘El Darién’, en rojos intensos cargados de tensión y dramatismo; o ‘El Catatumbo’, con la imagen de un ave cubierta de negro como metáfora del petróleo y la violencia ambiental, conviven con la serie de 100 cuadros pequeños que dan nombre a la exposición, cada uno diferente en colores y formas, como un mosaico de paisajes interiores y colectivos.

La invitación es a contemplar que la pintura no solo representa, sino que también puede sanar y restituir simbólicamente lo que la humanidad ha destruido. Foto: suministrada.

La invitación es a contemplar que la pintura no solo representa, sino que también puede sanar y restituir simbólicamente lo que la humanidad ha destruido. Foto: suministrada.

Con un ejercicio poético y virtuoso del color, Mendoza nos recuerda que el fuego abrazador puede transformarse en destellos encendidos de vida, nunca en amenaza contra ella. Sus cuadros nos invitan a contemplar que la pintura no solo representa, sino que también puede sanar, sembrar y restituir simbólicamente aquello que la humanidad ha destruido”, expresa Christian Padilla.

‘100 Jardines Encendidos’ está abierta al público como una invitación a sentir, a cuestionarse y a llevarse en la retina los colores de una memoria que, pese a la devastación, se niega a dejar de florecer.

Por: EL PILÓN.

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