Un grupo de estudiantes de los grados noveno, décimo y once de la Institución Educativa Loperena Garupal utilizan las danzas folclóricas como herramienta para preservar las tradiciones culturales.
ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
[email protected]
Un grupo de estudiantes de los grados noveno, décimo y once de la Institución Educativa Loperena Garupal utilizan las danzas folclóricas como herramienta para preservar las tradiciones culturales.
El pilón, la chicha maya, el porro, el fandango, el mapalé y la cumbia, son algunos de los bailes de la Costa Atlántica que practican los jóvenes. La historia, vestimenta y movimientos particulares de éstos, son estudiados a lo largo del período escolar.
De esta inquietud despertada en la institución educativa, muchos chicos han optado por hacer parte de escuelas folclóricas como el Ballet Vallenato, Chingalé o la extensión cultural de la UPC, donde desarrollan sus potencialidades como danzadores.
Brayan Morales, de 16 años, aseguró que encuentra satisfactorio bailar porque esto lo llena de emoción y felicidad, además se aleja de malos hábitos que tientan frecuentemente a la juventud como la droga o el alcohol.
Por su parte, María Fernanda Babilonia, de 17 años, dijo que “es agradable sentir que tu cuerpo se mueve al compás de instrumentos musicales. Me gusta mucho exponer los bailes típicos de la región”.
¿Dónde surge la idea?
“Esta iniciativa que hace parte del proyecto ‘Preservando nuestra Identidad Colombiana’, es implementado en todas las materias, con el fin de que las nuevas generaciones conozcan y cuiden su patrimonio cultural”, explicó la docente de Sociales, Isis Viloria Pérez.
La meta, de acuerdo a Viloria Pérez, es integrar a los jóvenes en espacios de sano esparcimiento, fomentado la convivencia pacífica, el buen trato y la tolerancia.
Un grupo de estudiantes de los grados noveno, décimo y once de la Institución Educativa Loperena Garupal utilizan las danzas folclóricas como herramienta para preservar las tradiciones culturales.
ANNELISE BARRIGA RAMIREZ
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Un grupo de estudiantes de los grados noveno, décimo y once de la Institución Educativa Loperena Garupal utilizan las danzas folclóricas como herramienta para preservar las tradiciones culturales.
El pilón, la chicha maya, el porro, el fandango, el mapalé y la cumbia, son algunos de los bailes de la Costa Atlántica que practican los jóvenes. La historia, vestimenta y movimientos particulares de éstos, son estudiados a lo largo del período escolar.
De esta inquietud despertada en la institución educativa, muchos chicos han optado por hacer parte de escuelas folclóricas como el Ballet Vallenato, Chingalé o la extensión cultural de la UPC, donde desarrollan sus potencialidades como danzadores.
Brayan Morales, de 16 años, aseguró que encuentra satisfactorio bailar porque esto lo llena de emoción y felicidad, además se aleja de malos hábitos que tientan frecuentemente a la juventud como la droga o el alcohol.
Por su parte, María Fernanda Babilonia, de 17 años, dijo que “es agradable sentir que tu cuerpo se mueve al compás de instrumentos musicales. Me gusta mucho exponer los bailes típicos de la región”.
¿Dónde surge la idea?
“Esta iniciativa que hace parte del proyecto ‘Preservando nuestra Identidad Colombiana’, es implementado en todas las materias, con el fin de que las nuevas generaciones conozcan y cuiden su patrimonio cultural”, explicó la docente de Sociales, Isis Viloria Pérez.
La meta, de acuerdo a Viloria Pérez, es integrar a los jóvenes en espacios de sano esparcimiento, fomentado la convivencia pacífica, el buen trato y la tolerancia.