La Alianza empresarial-académica de Valledupar Como Vamos y el Centro de Estudios Socioeconómico CESORE, se han unido para presentar el siguiente análisis de la situación de pobreza en Valledupar, explicando por qué a Valledupar se calificó como la segunda capital más pobre del país en 2023 y qué se puede hacer para disminuir los escandalosos índices de pobreza municipal.
La pobreza monetaria exhibe la línea por debajo de la cual los miembros de un hogar son incapaces de adquirir bienes y servicios no solo de alimentación sino de elementos tales como entretenimiento, vestido y otros. En el año 2023, la línea de pobreza para Valledupar se ubicó en $448.300 según los cálculos del DANE, es decir, el ingreso mínimo mensual que cada miembro de un hogar debería percibir para cubrir necesidades básicas de alimentación y subsistencia. La pobreza monetaria extrema representa, por su parte, la línea por debajo de la cual los miembros de un hogar son incapaces de adquirir una canasta básica de alimentos. De nuevo, según cálculos de DANE, en el año 2023 esa línea se ubicaba en $211.040.
De acuerdo con esto, una familia en Valledupar conformada por padre, madre y dos hijos, en la que solo el padre recibe ingresos mensuales por $1.000.000, sería catalogada como pobre monetaria porque, al dividir ese ingreso entre los 4 miembros de la familia, el resultado sería inferior al establecido como línea de pobreza monetaria, pero no así catalogada en situación de pobreza monetaria extrema.
En términos comparativos, las líneas de pobreza y pobreza monetaria de Valledupar se ubican en el puesto 20 de las 23 principales ciudades medidas por el DANE, lo que significa que el costo de la canasta básica de alimentos y elementos de subsistencia es de las más bajas entre las ciudades capitales del país (Gráfica 1).
El análisis de las líneas de pobreza nos permite entender mejor la incidencia de la pobreza monetaria y pobreza monetaria extrema, medida como el porcentaje de la población que se encuentra por debajo de las líneas de ingreso previamente establecidas. En 2023, la incidencia de pobreza monetaria en Valledupar fue de 49,8 % de personas en esta situación, 1,3 puntos porcentuales por encima de lo registrado en 2022 que, puestos en números absolutos, significa que 9.000 personas más ingresaron en la categoría de pobreza monetaria este último año.
Una situación similar ocurre con la medición de la incidencia de la pobreza monetaria extrema en la ciudad. Para 2023, la incidencia fue de 18 %, 2,1 puntos porcentuales por encima de lo registrado en 2022. En este punto debemos advertir que el mayor registro de aumento en pobreza monetaria extrema en Colombia en 2023 fue el de Valledupar, traducido en 11.000 personas que ingresan a la clasificación de pobreza monetaria extrema (Gráfica 3).
Para concluir, los niveles de pobreza que exhibe Valledupar son dramáticos y exigen acciones contundentes. Es cierto que las líneas de pobreza monetaria y monetaria extrema no son las más altas del país, pero preocupa que crezcan por encima del promedio nacional. También preocupa que 9.000 personas adicionales ingresen a la línea de pobreza monetaria y 11.000 lo hagan a la de pobreza monetaria extrema, siendo esta última la incidencia con el mayor crecimiento en el país.
Para contrarrestar esta situación, las autoridades locales y la sociedad civil deberían empezar por implementar acciones que estimulen el crecimiento económico. La caída en el PIB departamental muestra signos de debilitamiento del sector minero y de sus encadenamientos en la ciudad y no parece haber en el corto plazo un renglón que sustituya su peso en la economía del departamento.
Seguido a ello, creemos prudente el acercamiento con el sector empresarial y conocer cuáles son aquellas empresas que mayor valor están creando, con el ánimo de poder actuar en ellos como catalizadores y potenciar su expansión. Sugerimos apoyar este acercamiento con una Misión de Empleo que plantee directrices en la cobertura de las necesidades de demanda de factores de producción y de medidas institucionales que logren jalonar la actividad empresarial.
Por último, vemos que las ayudas institucionales no están teniendo el mismo efecto paliativo en reducción de pobreza que está mostrando en otras ciudades. La focalización y el mejoramiento de la información podrá redundar en transferencias monetarias a aquellas personas más necesitadas. De igual manera, creemos necesario revisar con mayor meticulosidad los renglones de las variaciones del IPC en la ciudad que han hecho que el crecimiento de los precios se haya incrementado por encima de la tasa de crecimiento del IPC Nacional, con el ánimo de mitigar el aumento desmedido de la canasta básica familiar y proteger el bolsillo de los más pobres.
En resumen, trabajar con el sector privado para apoyar el crecimiento empresarial con empleos de buena calidad; focalizar mejor los subsidios del SISBEN; apoyar en particular la producción de alimentos locales con políticas de incentivos a los campesinos vallenatos y pelear por la disminución de las tarifas de energía, son las cuatro medidas de corto y mediano plazo urgentes para disminuir la pobreza en la ciudad.










