Este lunes, 4 de agosto, la Personería Municipal de Valledupar convocó a una importante reunión interinstitucional con EPS, IPS, Secretaría Municipal de Salud, Oficina de Gestión Social, Procuraduría, Comisaría de Familia e ICBF, para abordar la problemática de la estancia prolongada por abandono o inasistencia de pacientes en los centros hospitalarios de la ciudad.
Esta situación afecta principalmente a adultos mayores, pero también a niños, jóvenes y migrantes, y representa un gran reto dada la imposibilidad de asumir estos costos a través del Sistema General de Seguridad Social en Salud.
Casos puntuales presentados
Durante el diálogo se pusieron sobre la mesa varios casos, algunos incluso de pacientes que llevan más de dos años en los centros de atención de la ciudad, que reflejan la complejidad del problema y la necesidad urgente de una ruta clara de acción que incluya la participación activa de la Comisaría de Familia, porque, según relatan los representantes de las EPS, esta entidad no cumple con su función de dar búsqueda a los familiares de los pacientes.
La Personería presentó cuatro casos de larga permanencia y urgente atención. Estos incluyen usuarios alojados en los hospitales Virrey Solís y Dusakawi. Los diagnósticos van desde Alzheimer, tuberculosis y neumonía hasta trastornos como la esquizofrenia paranoide, todos ellos agravados por la ausencia o débiles vínculos con sus familias, que en algunos casos no asumen la responsabilidad del cuidado.
Uno de los casos más sensibles explicados fue el de Julio César Vergara, quien permaneció 38 días hospitalizado sin que se lograra encontrar un cupo disponible en un centro de bienestar. Esta falta de respuesta institucional y familiar refleja el vacío en la protección y atención que enfrentan muchos pacientes en situación crítica.
También se abordó el caso de un paciente venezolano diagnosticado con tuberculosis, quien concluyó la primera fase del tratamiento, aunque el seguimiento clínico resulta complicado debido a su condición social y la dificultad para garantizar una red de apoyo estable. Este ejemplo dejó ver la realidad que viven las personas migrantes en la ciudad y el departamento.
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La reunión contó además con menciones de otros pacientes que se encuentran en situación de abandono o cuyos familiares se rehúsan a asumir su cuidado, especialmente personas mayores de 60 años. En total, se contaron por lo menos siete casos específicos con detalles sobre la situación clínica, social y familiar, contabilizados por el ente de control. Sin embargo, las EPS e IPS asistentes relataron más casos que datan desde el 2023 y que aún permanecen en los centros de atención hospitalaria de la ciudad.
Procesos y obstáculos en la ruta de atención
La reunión dejó ver la evidente falta de claridad y coordinación entre las diversas entidades involucradas para activar de manera efectiva la ruta de atención y protección de los pacientes en situación de abandono. Se señaló que los reportes suelen llegar con retraso o con información incompleta a las Comisarías de Familia, lo que dificulta la toma de decisiones rápidas y acertadas. Además, se evidenció que estas comisarías enfrentan una insuficiencia de recursos y personal, limitaciones que les impiden realizar acompañamientos interdisciplinarios con la profundidad necesaria para garantizar una atención integral y oportuna.
Una representante de una de las clínicas de la ciudad comentó: “Mi trabajo va hasta donde estoy, no cuento con equipo interdisciplinario para hacer visitas. Yo reporto el caso a la comisaría de familia y lamentablemente a veces no hay respuesta rápida, o la pelotica se tira entre gestión social y comisaría”.
Por su parte, representantes de la Personería señalaron ante la inasistencia de delegados de la Comisaría de Familia: “Cuando el servidor público no cumple con sus funciones, la función preventiva corre traslado a proceso disciplinario… Nosotros damos la oportunidad, pero la próxima reunión ellos deben hacer presencia”.
Importancia de la red familiar y el control social
El abandono no está solo en la atención médica, sino en la responsabilidad que tienen las familias para cuidar a sus miembros vulnerables. Se relató un caso de abuso y abandono donde la familia no cumplía con su función, y la necesidad de que las autoridades actúen de manera coercitiva cuando sea necesario.
“Tenemos que hacer entender a la familia que si no cumplen, viene la justicia a decirles lo que tienen que hacer”, dijo José Gregorio Zuleta, jefe de la Oficina de Gestión Social del municipio, quien recordó la legislación colombiana en casos de negligencia o abandono como la Ley 1850 de 2017 que regula temas relacionados con la atención integral a las personas mayores. Entre sus disposiciones destaca la obligación de los familiares de proveer el cuidado, protección y asistencia necesarias para garantizar el bienestar de los adultos mayores. La ley establece que la familia tiene un deber fundamental para garantizar los derechos de los adultos mayores, y si incumplen esta responsabilidad, pueden incurrir en abandono, descuido o maltrato, lo cual es sancionable.
Tal fue el caso de un adulto mayor en evidente estado de abandono en una casa de la avenida Simón Bolívar, donde “no había prácticamente nada, solo un colchón viejísimo con un hueco en medio en el que dormía. La vivienda carecía de servicios adecuados, aunque sí tenía luz y baño”, relató Zuleta. Ante las condiciones insalubres y de riesgo, se activó la ruta de atención por medio de la comisaría y se llevó al paciente al Hospital Eduardo Arredondo, pues “la valoración del riesgo era alta”.
No obstante, se evidenció que la red de apoyo familiar era casi inexistente y que personas encargadas estafaban al adulto mayor, “nada más que llegaba a la casa a coger la firma para autorizar el pago del subsidio a La Paz. Estaba estafando al adulto mayor con esas malas condiciones”. A pesar de su estado y abandono, el paciente recibía algo de cuidado informal por parte de un hijo, “él entre comillas responsablemente le daba una bebida de comida, el almuerzo. Por eso es que no se muere ese paciente”.
Este relato pone en evidencia la compleja realidad que atraviesan muchos adultos mayores abandonados en Valledupar y en los centros hospitalarios.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN











