Hernán Penagos Giraldo, registrador nacional del Estado civil, visitó a EL PILÓN para hablar sobre la jornada de identificación a población vulnerable de la población indígena kankuama.
Del 5 al 7 de diciembre, la Registraduría Nacional del Estado Civil lleva a cabo una jornada de identificación dirigida a la población indígena kankuama, con el objetivo de atender a aproximadamente 902 personas, según el censo proporcionado por las autoridades de esta comunidad.
El primer punto de atención se encuentra en la vereda Ramalito, dentro del corregimiento de Los Haticos, en Valledupar, donde se habilitó la Casa Comunal. En este lugar, se registraron 401 personas el 5 de diciembre. El segundo punto de atención es el corregimiento Guatapurí.
El registrador nacional del Estado Civil, Hernán Penagos Giraldo, participó en estas jornadas para comprender mejor las necesidades de la población atendida. Destacó que, dado el elevado número de personas no identificadas en el departamento, esta iniciativa también representa una oportunidad para que los wiwas y koguis, así como todos los habitantes de las áreas rurales, accedan a estos servicios esenciales.
Lo primero que estamos haciendo en la Registraduría es una tarea de encontrar a miles de colombianos que no tienen identificación ni registro, me refiero al registro civil, tarjeta de identidad o cédula de ciudadanía. Estos colombianos están en todo el territorio nacional, y calculamos que son cerca de un millón de ellos. Hemos estado trabajando intensamente en esto porque, según los datos de los censos poblacionales y del censo indígena, encontramos diariamente una gran parte de la población, especialmente indígena, afrodescendiente y algunos campesinos, que no aparecen registrados.
Nuestra estrategia consiste en ubicar sus asentamientos y comunidades, enviando a todo nuestro equipo de la Registraduría —registradoras, registradores y funcionarios— para dialogar con estas personas y verificar la posibilidad de realizar jornadas masivas. Cada jornada de este tipo requiere logística específica, como plantas eléctricas satelitales y equipos de primera generación para expedir cédulas digitales. También necesitamos bacteriólogos para determinar el tipo de sangre de las personas.
Toda esta logística se moviliza después de dialogar con las comunidades para organizar equipos y jornadas concentradas. Es fundamental hacer estas jornadas donde se concentre a los colombianos que necesitan el registro, ya que visitar cada casa individualmente es muy complejo. Actualmente, estamos realizando jornadas concentradas, como la que tenemos en el Hatico y en el corregimiento de Guatapurí, donde aspiramos a registrar cerca de 400 indígenas.
¿Cómo está el tema de identificación en el departamento del Cesar y cuántos de sus habitantes son indígenas, considerando que se está enfatizando en esta población?
En el departamento del Cesar, la población indígena representa un porcentaje significativo, siendo la más alta en comparación con otros grupos como los campesinos. Sin embargo, también estamos trabajando para identificar a los campesinos. Es importante destacar que departamentos como Cesar, La Guajira, Vichada y Amazonas tienen altos niveles de personas no identificadas. Por ello, estamos enfocando esfuerzos en estas áreas, incluso desplazándonos a ellas para facilitar el registro y evitar que las personas deban trasladarse a las cabeceras municipales.
El diálogo inicial se maneja con mucho cuidado. Nuestros equipos realizan un censo para verificar la población presente y socializar el proceso. Una ventaja es que en Valledupar contamos con funcionarios que pertenecen a la población indígena, lo que facilita la comunicación y organización de las jornadas. Además, los líderes indígenas comprenden la importancia de registrarse para acceder a servicios de salud y otros beneficios estatales. He observado una clara conciencia entre la población indígena sobre la necesidad de obtener un registro de identificación.
Aprovecho para reiterar que actualmente tenemos cerca de 450.000 cédulas en todo el país que no han sido reclamadas. Esto es preocupante, ya que son documentos que los colombianos solicitan y por los cuales han pagado. Según la ley, estas cédulas de ciudadanía son destruidas si no se reclaman en un plazo de un año. A veces extendemos este plazo un poco más y estamos realizando jornadas extendidas para facilitar que los ciudadanos reclamen sus cédulas.
Muchos ciudadanos, en ocasiones, no las encuentran posteriormente o las necesitan para obtener otro tipo de información; incluso hay quienes simplemente se olvidan de ellas. En cuanto a las jornadas de identificación, el proceso es el siguiente: organizamos la jornada y utilizamos la misma logística tecnológica que se emplea en cualquier ciudad capital de Colombia. Esto nos permite producir rápidamente todas las cédulas de ciudadanía en el transcurso de una semana.
Una vez producidas, enviamos las cédulas al departamento correspondiente, donde nuestros delegados, junto con sus equipos, se encargan de entregarlas en los corregimientos. Anteriormente, el proceso requería que los ciudadanos fueran a la Registraduría a recoger sus cédulas, lo cual era complicado. Ahora, estamos implementando una segunda jornada específicamente para la entrega de estos documentos. Las cédulas producidas durante una jornada de identificación serán entregadas a más tardar en un plazo de 8 a 15 días.
En estos dos días, aspiramos a identificar algo así como 400 indígenas. Se están concentrando en un solo día y tenemos varias estaciones de servicio. Muchos de ellos no están concentrados o no viven en el lugar donde se está llevando a cabo la jornada, sino que tienen que venir de diferentes veredas y lugares más apartados. Los estamos recibiendo durante todo el transcurso del día; en el primer día llegan unos, y al segundo día llegan otros tantos. Es importante destacar que son muy organizados. En jornadas anteriores hemos visto que bajan por bloques y grupos, definiendo horarios y días gracias a la organización de los mismos indígenas, lo que nos permite identificarlos a todos.
Es muy importante mencionar que en cada jornada encontramos personas mayores de edad que, por ejemplo, en su vida han tenido Registro Civil. Piensan que la jornada de identificación es solo para niños; sí hay muchos niños, pero también hay un número significativo de adultos que llegan por primera vez a obtener un registro civil y una cédula. Esto indica que debemos trabajar intensamente en identificación.
Quiero aclarar lo siguiente: la identificación es la puerta de entrada a los derechos fundamentales. Quien no tiene un registro o una identificación no tiene derechos básicos; ni siquiera puede considerarse ciudadano colombiano, lo que le impide ejercer su derecho político a votar y acceder a otros derechos fundamentales como la salud y la educación. Si un ciudadano no está registrado, no aparece en los registros y, por ende, no recibe servicios del Estado. Por eso debemos trabajar todos juntos en esta tarea.
Por: Katlin Navarro Luna/EL PILÓN
Hernán Penagos Giraldo, registrador nacional del Estado civil, visitó a EL PILÓN para hablar sobre la jornada de identificación a población vulnerable de la población indígena kankuama.
Del 5 al 7 de diciembre, la Registraduría Nacional del Estado Civil lleva a cabo una jornada de identificación dirigida a la población indígena kankuama, con el objetivo de atender a aproximadamente 902 personas, según el censo proporcionado por las autoridades de esta comunidad.
El primer punto de atención se encuentra en la vereda Ramalito, dentro del corregimiento de Los Haticos, en Valledupar, donde se habilitó la Casa Comunal. En este lugar, se registraron 401 personas el 5 de diciembre. El segundo punto de atención es el corregimiento Guatapurí.
El registrador nacional del Estado Civil, Hernán Penagos Giraldo, participó en estas jornadas para comprender mejor las necesidades de la población atendida. Destacó que, dado el elevado número de personas no identificadas en el departamento, esta iniciativa también representa una oportunidad para que los wiwas y koguis, así como todos los habitantes de las áreas rurales, accedan a estos servicios esenciales.
Lo primero que estamos haciendo en la Registraduría es una tarea de encontrar a miles de colombianos que no tienen identificación ni registro, me refiero al registro civil, tarjeta de identidad o cédula de ciudadanía. Estos colombianos están en todo el territorio nacional, y calculamos que son cerca de un millón de ellos. Hemos estado trabajando intensamente en esto porque, según los datos de los censos poblacionales y del censo indígena, encontramos diariamente una gran parte de la población, especialmente indígena, afrodescendiente y algunos campesinos, que no aparecen registrados.
Nuestra estrategia consiste en ubicar sus asentamientos y comunidades, enviando a todo nuestro equipo de la Registraduría —registradoras, registradores y funcionarios— para dialogar con estas personas y verificar la posibilidad de realizar jornadas masivas. Cada jornada de este tipo requiere logística específica, como plantas eléctricas satelitales y equipos de primera generación para expedir cédulas digitales. También necesitamos bacteriólogos para determinar el tipo de sangre de las personas.
Toda esta logística se moviliza después de dialogar con las comunidades para organizar equipos y jornadas concentradas. Es fundamental hacer estas jornadas donde se concentre a los colombianos que necesitan el registro, ya que visitar cada casa individualmente es muy complejo. Actualmente, estamos realizando jornadas concentradas, como la que tenemos en el Hatico y en el corregimiento de Guatapurí, donde aspiramos a registrar cerca de 400 indígenas.
¿Cómo está el tema de identificación en el departamento del Cesar y cuántos de sus habitantes son indígenas, considerando que se está enfatizando en esta población?
En el departamento del Cesar, la población indígena representa un porcentaje significativo, siendo la más alta en comparación con otros grupos como los campesinos. Sin embargo, también estamos trabajando para identificar a los campesinos. Es importante destacar que departamentos como Cesar, La Guajira, Vichada y Amazonas tienen altos niveles de personas no identificadas. Por ello, estamos enfocando esfuerzos en estas áreas, incluso desplazándonos a ellas para facilitar el registro y evitar que las personas deban trasladarse a las cabeceras municipales.
El diálogo inicial se maneja con mucho cuidado. Nuestros equipos realizan un censo para verificar la población presente y socializar el proceso. Una ventaja es que en Valledupar contamos con funcionarios que pertenecen a la población indígena, lo que facilita la comunicación y organización de las jornadas. Además, los líderes indígenas comprenden la importancia de registrarse para acceder a servicios de salud y otros beneficios estatales. He observado una clara conciencia entre la población indígena sobre la necesidad de obtener un registro de identificación.
Aprovecho para reiterar que actualmente tenemos cerca de 450.000 cédulas en todo el país que no han sido reclamadas. Esto es preocupante, ya que son documentos que los colombianos solicitan y por los cuales han pagado. Según la ley, estas cédulas de ciudadanía son destruidas si no se reclaman en un plazo de un año. A veces extendemos este plazo un poco más y estamos realizando jornadas extendidas para facilitar que los ciudadanos reclamen sus cédulas.
Muchos ciudadanos, en ocasiones, no las encuentran posteriormente o las necesitan para obtener otro tipo de información; incluso hay quienes simplemente se olvidan de ellas. En cuanto a las jornadas de identificación, el proceso es el siguiente: organizamos la jornada y utilizamos la misma logística tecnológica que se emplea en cualquier ciudad capital de Colombia. Esto nos permite producir rápidamente todas las cédulas de ciudadanía en el transcurso de una semana.
Una vez producidas, enviamos las cédulas al departamento correspondiente, donde nuestros delegados, junto con sus equipos, se encargan de entregarlas en los corregimientos. Anteriormente, el proceso requería que los ciudadanos fueran a la Registraduría a recoger sus cédulas, lo cual era complicado. Ahora, estamos implementando una segunda jornada específicamente para la entrega de estos documentos. Las cédulas producidas durante una jornada de identificación serán entregadas a más tardar en un plazo de 8 a 15 días.
En estos dos días, aspiramos a identificar algo así como 400 indígenas. Se están concentrando en un solo día y tenemos varias estaciones de servicio. Muchos de ellos no están concentrados o no viven en el lugar donde se está llevando a cabo la jornada, sino que tienen que venir de diferentes veredas y lugares más apartados. Los estamos recibiendo durante todo el transcurso del día; en el primer día llegan unos, y al segundo día llegan otros tantos. Es importante destacar que son muy organizados. En jornadas anteriores hemos visto que bajan por bloques y grupos, definiendo horarios y días gracias a la organización de los mismos indígenas, lo que nos permite identificarlos a todos.
Es muy importante mencionar que en cada jornada encontramos personas mayores de edad que, por ejemplo, en su vida han tenido Registro Civil. Piensan que la jornada de identificación es solo para niños; sí hay muchos niños, pero también hay un número significativo de adultos que llegan por primera vez a obtener un registro civil y una cédula. Esto indica que debemos trabajar intensamente en identificación.
Quiero aclarar lo siguiente: la identificación es la puerta de entrada a los derechos fundamentales. Quien no tiene un registro o una identificación no tiene derechos básicos; ni siquiera puede considerarse ciudadano colombiano, lo que le impide ejercer su derecho político a votar y acceder a otros derechos fundamentales como la salud y la educación. Si un ciudadano no está registrado, no aparece en los registros y, por ende, no recibe servicios del Estado. Por eso debemos trabajar todos juntos en esta tarea.
Por: Katlin Navarro Luna/EL PILÓN