Las autoridades investigan el asesinato de un joven de 17 años, atacado a tiros por desconocidos en el barrio Mareigua, al sur de Valledupar.
Inconsolable Rubiela Daza, llora la muerte del segundo de sus cuatro hijos, Jonathan Viloria Daza, de 17 años, quien fue ultimado a tiros el pasado domingo, a las 9:40 de la noche, a pocas cuadras de su residencia.
Ese día lo vio por última vez al mediodía, después de almorzar.
“Yo le decía a mi hijo que no me gustaba que estuviera en esas esquinas porque, pero me respondía que no hacía nada malo y no se metía con nadie. En el momento que lo mataron ya regresaba para la casa a cenar”, relató la angustiada madre.
Testigos manifestaron que los sicarios salieron caminando de la zona enmontada, cerca a las mallas del aeropuerto y sin mediar palabras le dispararon al grupo de jóvenes que se encontraba en la esquina de la manzana 21.
“En la balacera, Jonathan recibió dos impactos de bala en el cuello y a uno de sus amigos un proyectil lo hirió levemente en el pecho”, contó un habitante del sector.
Jonathan Viloria Daza, malherido fue auxiliado y trasladado al Hospital Eduardo Arredondo Daza del barrio San Martín, pero los médicos no lograron salvarlo, porque llegó a la sala de urgencias sin signos vitales.
Afectados por la violencia
Hace varios años, la familia de Jonathan Viloria Daza, llegó a la capital del Cesar, huyendo de la violencia en Riohacha, La Guajira, su tierra natal.
“Es la primera vez que paso por una situación de estas, nunca me habían matado a un ser querido”, exclamó Rubiela Daza, la mañana de ayer, mientras el cadáver de su hijo permanecía en las instalaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
La víctima de este nuevo hecho violento era estudiante de la institución educativa Mis Primeras Letras, donde validaba el bachillerato.
“Cuando no estaba estudiando, trabajaba en una recicladora. Era un pelao tranquilo y descomplicado”, recordó su padrastro Edwin Romero.
Agregó que el temor crece en Mareigua, barrio ubicado en el sur de la ciudad, a un costado del aeropuerto Alfonso López, donde según afirmaron que los atracos a mano armada y la presencia de drogadictos es el pan de cada día.
¿Qué dice la Policía?
El comandante de la Estación de Policía Valledupar, el mayor Diego Edinson Mora, afirmó que no hay una hipótesis clara sobre el asesinato del menor de 17 años.
“Estamos en las investigaciones porque no hay muchas pistas del caso, solo sabemos que fueron dos personas que llegaron allí y le dispararon a este joven que se encontraba con varios amigos”, dijo el oficial.
Además explicó que este es uno de los sectores más peligrosos de la ciudad. “Allí funciona el cuadrante 8, es un cuadrante bastante conflictivo, donde no solo tenemos ese barrio, sino que tenemos Tierra Prometida y siempre hay unos apoyos adicionales a la patrulla del cuadrante, por eso invitamos a la comunidad a que denuncie oportunamente y así nosotros poder capturar a los delincuentes”.
“Yo le decía a mi hijo que no me gustaba que estuviera en esas esquinas porque, pero me respondía que no hacía nada malo y no se metía con nadie”: Rubiela Daza.
Las autoridades investigan el asesinato de un joven de 17 años, atacado a tiros por desconocidos en el barrio Mareigua, al sur de Valledupar.
Inconsolable Rubiela Daza, llora la muerte del segundo de sus cuatro hijos, Jonathan Viloria Daza, de 17 años, quien fue ultimado a tiros el pasado domingo, a las 9:40 de la noche, a pocas cuadras de su residencia.
Ese día lo vio por última vez al mediodía, después de almorzar.
“Yo le decía a mi hijo que no me gustaba que estuviera en esas esquinas porque, pero me respondía que no hacía nada malo y no se metía con nadie. En el momento que lo mataron ya regresaba para la casa a cenar”, relató la angustiada madre.
Testigos manifestaron que los sicarios salieron caminando de la zona enmontada, cerca a las mallas del aeropuerto y sin mediar palabras le dispararon al grupo de jóvenes que se encontraba en la esquina de la manzana 21.
“En la balacera, Jonathan recibió dos impactos de bala en el cuello y a uno de sus amigos un proyectil lo hirió levemente en el pecho”, contó un habitante del sector.
Jonathan Viloria Daza, malherido fue auxiliado y trasladado al Hospital Eduardo Arredondo Daza del barrio San Martín, pero los médicos no lograron salvarlo, porque llegó a la sala de urgencias sin signos vitales.
Afectados por la violencia
Hace varios años, la familia de Jonathan Viloria Daza, llegó a la capital del Cesar, huyendo de la violencia en Riohacha, La Guajira, su tierra natal.
“Es la primera vez que paso por una situación de estas, nunca me habían matado a un ser querido”, exclamó Rubiela Daza, la mañana de ayer, mientras el cadáver de su hijo permanecía en las instalaciones de Medicina Legal y Ciencias Forenses.
La víctima de este nuevo hecho violento era estudiante de la institución educativa Mis Primeras Letras, donde validaba el bachillerato.
“Cuando no estaba estudiando, trabajaba en una recicladora. Era un pelao tranquilo y descomplicado”, recordó su padrastro Edwin Romero.
Agregó que el temor crece en Mareigua, barrio ubicado en el sur de la ciudad, a un costado del aeropuerto Alfonso López, donde según afirmaron que los atracos a mano armada y la presencia de drogadictos es el pan de cada día.
¿Qué dice la Policía?
El comandante de la Estación de Policía Valledupar, el mayor Diego Edinson Mora, afirmó que no hay una hipótesis clara sobre el asesinato del menor de 17 años.
“Estamos en las investigaciones porque no hay muchas pistas del caso, solo sabemos que fueron dos personas que llegaron allí y le dispararon a este joven que se encontraba con varios amigos”, dijo el oficial.
Además explicó que este es uno de los sectores más peligrosos de la ciudad. “Allí funciona el cuadrante 8, es un cuadrante bastante conflictivo, donde no solo tenemos ese barrio, sino que tenemos Tierra Prometida y siempre hay unos apoyos adicionales a la patrulla del cuadrante, por eso invitamos a la comunidad a que denuncie oportunamente y así nosotros poder capturar a los delincuentes”.
“Yo le decía a mi hijo que no me gustaba que estuviera en esas esquinas porque, pero me respondía que no hacía nada malo y no se metía con nadie”: Rubiela Daza.