Por la compra de un lote de terreno donde se construye el Megacolegio Villa Haidith, el líder entregó como garantía de pago, su vivienda y la comunidad no le respondió económicamente.
Por Abdel Martínez Pérez
[email protected]
Alfonso Medina, un líder comunal de grandes luchas sociales, quien se preocupa más por la comunidad, que por el bienestar propio, el de su familia y su casa, es un ebanista bogotano que luego de recorrer parte del Cesar, se radicó hace 27 años en Valledupar, donde luego de trabajar con la mueblería ‘Egurrola y Canabal', se independizó, al cerrar sus puertas al servicio de la comunidad vallenata.
Su mayor satisfacción en la vida, es servirle a su comunidad, sin importarle sus necesidades en su hogar y por ello, no le importó hipotecar su casa localizada en el barrio Villa Haidith, para servir de garante al pago de 25 millones de pesos por la venta de media hectárea de tierra que hacía falta para la construcción del Megacolegio que se ejecuta en ese mismo sector.
EL PILÓN: ¿Qué lo motivó a radicarse en Valledupar?
Alfonso Medina: Yo viví varios años en Aguachica, con mi esposa Mariela Cuestas, quien es mella y tengo con ella cinco hijos, todos profesionales. Su hermana, se vino para Valledupar y como ella no sabía vivir sin mi esposa, la convenció que se viniera para acá, porque había más perspectivas por lo que era la ciudad capital. Arrendé una casa en el barrio San Jorge y conseguí trabajo en la famosa y extinta mueblería ‘Egurrola y Canabal', que quedaba en el mismo sector. Esta empresa cerró sus puertas y decidí trabajar independiente, porque tenía mis herramientas de trabajo, y me radiqué en el barrio Villa Haidith, cuando eso era puro monte y tenía uno que caminar a pie, porque los carros no querían llegar hasta allá.
EP: ¿Qué lo llevó a que dar tanto por las comunidades?
AM. Cuando recién llegué a Villa Haidith, luego de haber vivido en Aguachica, residir en el barrio San Jorge de Valledupar, monté mi ebanistería y observaba del sacrificio de los niños estudiantes para llegar a las aulas de clase, quienes debían caminar tres kilómetros para llegar al colegio. A mí eso me partía el alma, por lo que comencé a gestionar ante las autoridades locales para que metieran una ruta hacia ese sector, porque era un sitio muy alejado de la urbe y solo había un camino.
EP: ¿Por qué hipotecó su casa? ¿Será por ser fiel a su comunidad?
AM. Porque en Villa Haidith, había la necesidad de un colegio, porque los niños tenían que ir a estudiar al ‘Joaquín Ochoa' del barrio Mareigua y era una odisea, porque tenían que salir de sus casas a las 5:00 de la mañana y regresaban al mediodía con un sol candente. Los urbanizadores, ocho en total, no dejaron área de cesión y la única forma para que el Mecolegio quedara en ese lugar, era comprar dos hectáreas de tierra que requería el Ministerio de Educación.
EP: ¿Cómo hizo para comprarlo?
AM. Hablé con Eduardo Quintero, quien reside en Panamá y era propietario de un terreno. Le expuse la situación y me dijo que me regalaba una hectárea y media, pero la otra media tenía que comprársela; reuní a la comunidad para financiar el pago de 25 millones de pesos y como garantía de pago, hipotequé mi casa, mientras que la ciudadanía me devolviera el dinero. Cada uno tenía que pagarme 60 mil pesos; el primer mes recolecté 900 mil pesos y de ahí en adelante, no volví a ver un peso más y me tocó recoger el pagaré con el trabajo de mi ebanistería.
EP: ¿Le duele no haber recaudado toda la plata?
AM. Sabe que no, antes por el contrario, eso me ha dado mayor satisfacción en mi vida, porque estoy cumpliendo con uno de mis objetivos y principios de una persona humanitaria como yo, servirle sin ningún interés político, ni económica a una comunidad necesitada, pese a que todavía estoy debiendo cinco cuotas de 270 mil pesos cada una.
CIFRAS
25 millones de pesos, fue el costo de 50 metros cuadrados de tierra, de los cuales el líder comunal solo logró recuperar 900 mil pesos y aún está debe 1.350.000 pesos, para liberar su casa.
Por la compra de un lote de terreno donde se construye el Megacolegio Villa Haidith, el líder entregó como garantía de pago, su vivienda y la comunidad no le respondió económicamente.
Por Abdel Martínez Pérez
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Alfonso Medina, un líder comunal de grandes luchas sociales, quien se preocupa más por la comunidad, que por el bienestar propio, el de su familia y su casa, es un ebanista bogotano que luego de recorrer parte del Cesar, se radicó hace 27 años en Valledupar, donde luego de trabajar con la mueblería ‘Egurrola y Canabal', se independizó, al cerrar sus puertas al servicio de la comunidad vallenata.
Su mayor satisfacción en la vida, es servirle a su comunidad, sin importarle sus necesidades en su hogar y por ello, no le importó hipotecar su casa localizada en el barrio Villa Haidith, para servir de garante al pago de 25 millones de pesos por la venta de media hectárea de tierra que hacía falta para la construcción del Megacolegio que se ejecuta en ese mismo sector.
EL PILÓN: ¿Qué lo motivó a radicarse en Valledupar?
Alfonso Medina: Yo viví varios años en Aguachica, con mi esposa Mariela Cuestas, quien es mella y tengo con ella cinco hijos, todos profesionales. Su hermana, se vino para Valledupar y como ella no sabía vivir sin mi esposa, la convenció que se viniera para acá, porque había más perspectivas por lo que era la ciudad capital. Arrendé una casa en el barrio San Jorge y conseguí trabajo en la famosa y extinta mueblería ‘Egurrola y Canabal', que quedaba en el mismo sector. Esta empresa cerró sus puertas y decidí trabajar independiente, porque tenía mis herramientas de trabajo, y me radiqué en el barrio Villa Haidith, cuando eso era puro monte y tenía uno que caminar a pie, porque los carros no querían llegar hasta allá.
EP: ¿Qué lo llevó a que dar tanto por las comunidades?
AM. Cuando recién llegué a Villa Haidith, luego de haber vivido en Aguachica, residir en el barrio San Jorge de Valledupar, monté mi ebanistería y observaba del sacrificio de los niños estudiantes para llegar a las aulas de clase, quienes debían caminar tres kilómetros para llegar al colegio. A mí eso me partía el alma, por lo que comencé a gestionar ante las autoridades locales para que metieran una ruta hacia ese sector, porque era un sitio muy alejado de la urbe y solo había un camino.
EP: ¿Por qué hipotecó su casa? ¿Será por ser fiel a su comunidad?
AM. Porque en Villa Haidith, había la necesidad de un colegio, porque los niños tenían que ir a estudiar al ‘Joaquín Ochoa' del barrio Mareigua y era una odisea, porque tenían que salir de sus casas a las 5:00 de la mañana y regresaban al mediodía con un sol candente. Los urbanizadores, ocho en total, no dejaron área de cesión y la única forma para que el Mecolegio quedara en ese lugar, era comprar dos hectáreas de tierra que requería el Ministerio de Educación.
EP: ¿Cómo hizo para comprarlo?
AM. Hablé con Eduardo Quintero, quien reside en Panamá y era propietario de un terreno. Le expuse la situación y me dijo que me regalaba una hectárea y media, pero la otra media tenía que comprársela; reuní a la comunidad para financiar el pago de 25 millones de pesos y como garantía de pago, hipotequé mi casa, mientras que la ciudadanía me devolviera el dinero. Cada uno tenía que pagarme 60 mil pesos; el primer mes recolecté 900 mil pesos y de ahí en adelante, no volví a ver un peso más y me tocó recoger el pagaré con el trabajo de mi ebanistería.
EP: ¿Le duele no haber recaudado toda la plata?
AM. Sabe que no, antes por el contrario, eso me ha dado mayor satisfacción en mi vida, porque estoy cumpliendo con uno de mis objetivos y principios de una persona humanitaria como yo, servirle sin ningún interés político, ni económica a una comunidad necesitada, pese a que todavía estoy debiendo cinco cuotas de 270 mil pesos cada una.
CIFRAS
25 millones de pesos, fue el costo de 50 metros cuadrados de tierra, de los cuales el líder comunal solo logró recuperar 900 mil pesos y aún está debe 1.350.000 pesos, para liberar su casa.