Tenedores de mascotas, veterinarios y explosivistas le contaron al diario EL PILÓN sobre las afectaciones que tiene el uso irresponsable de la pólvora más allá de la cifra de quemados.
En Valledupar, el uso de pirotecnia durante las festividades ha generado un impacto anónimo en el medio ambiente y en la salud pública . Este fenómeno no solo afecta a los seres humanos con cifras de niños y personas quemadas. A cifras de hoy, el departamento tiene 9 personas quemadas por manipulación de totes y volcanes, 5 de ellas menores de edad.
Además, el uso, tenencia, compra y manipulación irresponsable y delictiva de todo material que contenga fósforo blanco, tiene consecuencias para los animales y el medio ambiente. Que van desde familias que salieron en la mañana del 8 y 9 de diciembre a pegar papeles en postes de sus gatos y perros perdidos durante el fin de semana de velitas, hasta médicos veterinarios tratando de salvar la vida y economía de avicultores que se ven afectados por la alta muerte de gallinas.
En Valledupar se han registrado 169 especies de fauna, distribuidas en 4 clases, 27 órdenes, 62 familias y 149 géneros, según registros de Corpocesar. Este conjunto de datos incluye principalmente aves y mamíferos. Además, el Ecoparque Los Besotes, que forma parte del territorio de Valledupar y sus corregimientos, alberga más de 250 especies de aves, así como venados, armadillos, dantas y monos aulladores.
Aunque el daño por la pirotecnia no se ha cuantificado oficialmente, es común observar aves muertas o que abandonan sus nidos debido al estrés causado por los estruendos. La contaminación auditiva generada por las explosiones afecta gravemente a todos los animales de la ciudad, en especial la variedad de aves que mueren en silencio y son recogidas a la mañana siguiente.
Así como a las aves, que muchos tienen como mascotas en sus casas, Régulo ‘Kacho’ Pineda, un padre de familia y dueño de una perra llamada Trufa, vivió una angustiante experiencia que compartió con el diario EL PILÓN: “Lo que pasó el sábado fue que llegué a casa y la saqué (Trufa) para estar con ella en la terraza; estaba solo y en una casa cercana estaban haciendo voladores. Normalmente, cuando eso pasa, se pone muy nerviosa y ladra incesantemente. Nos toca meterla incluso en la cama, abrazarla y darle seguridad. En ese momento, ella sintió el volador y salió corriendo de tal manera que yo me quedé sentado pensando que iba a volver enseguida. Luego, pasamos más de una hora y pico buscando por toda la zona de la casa. Afortunadamente para nosotros, ella tiene un collar con su nombre y nuestros teléfonos, además de la pañoleta que normalmente le ponemos para que se vea más bonita”.
“Parece que un ángel nos ayudó; un señor que es un ángel la encontró. Ella entró corriendo como loca a una casa en Garupal. Nosotros vivimos al lado de Palmeto, así que puedes imaginarte todo lo que esa perra recorrió monte a monte en las calles; más o menos cuatro kilómetros pudo haber recorrido. Cuando llegó a una casa, de hecho, la iban a linchar porque entró corriendo hacia unos hombres que estaban tomando tragos. El señor la cogió, miró el número del collar y llamó a mi esposa. Luego la montó en una moto porque mi esposa me encontraba la dirección y se la entregó a ella en las manos. Fue un momento bastante difícil”, contó Pineda.
Aunque para esta familia el final fue relativamente feliz, muchas familias hoy siguen buscando a sus mascotas o lloran la pérdida de alguna. “La perra llegó con todas las patas ensangrentadas porque se le había arrancado toda la piel de los cojines de las manos y de las patitas. Había corrido por todas partes; fue un momento horrible. Llegó con el corazón a mil por hora, respiración acelerada y con la lengua afuera. Nos sentimos afortunados porque uno piensa ‘Dios mío, no la atropelló un carro’. No sé cómo no le pasó nada grave. Es un momento muy feo y es realmente lamentable que la gente no sea consciente de que no se trata solo de quemarse ellos mismos”, contó el padre de familia sobre las afectaciones que sí sufrió su perra Trufa.
Esta situación debería mostrar cómo el ruido generado por los voladores provoca ansiedad en las mascotas y puede llevarlas a situaciones peligrosas. La historia de Trufa es solo un ejemplo entre muchos; muchas mascotas se pierden, son atropelladas o sufren daños físicos debido al estrés provocado por la pirotecnia.
Santiago Monsalve, médico veterinario, señala que “los animales se ven afectados de todas las formas posibles. La única manera de certificar estos efectos es midiendo las poblaciones antes y después de fechas críticas como el 7 u 8 de diciembre. La semana siguiente recibimos animalitos agonizantes, pajaritos muertos”, añade Monsalve, enfatizando que un solo estruendo puede ser escuchado a muchos metros de distancia, afectando especialmente a las aves.
Cuando se detonan elementos pirotécnicos basados en pólvora, se liberan al ambiente una serie de materiales particulados, siendo el más preocupante el PM2.5, que son partículas menores a 2.5 micras. Estas partículas, aunque no son visibles, quedan suspendidas en el aire y pueden ser inhaladas, ingresando al sistema respiratorio sin que nuestro cuerpo tenga la capacidad de filtrarlas adecuadamente. Esto puede provocar enfermedades respiratorias.
Leer: Valledupar lanza campaña y refuerza medidas: multarán a padres de niños quemados por pólvora
Carlos Deuth Martínez, ingeniero de minas y metalurgia de la Universidad Nacional de Colombia y experto en explosivos, explica: “Cuando se deflan o también cuando se detonan elementos para pirotecnia basados en pólvora se liberan en el ambiente una serie de materiales particulados… ese material particulado entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema respiratorio… puede causar enfermedades respiratorias”. Además de las partículas, durante la deflagración de explosivos se libera una gran cantidad de vapor y otros elementos al aire; esto incluye monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro que puede provocar intoxicaciones agudas.
“La contaminación auditiva generada por los estallidos también tiene un impacto dañino. Aunque para los humanos puede ser un nivel tolerable de ruido, muchos animales no lo soportan y sufren alteraciones en su ciclo natural, lo que puede llevar a la desorientación tanto en mascotas como en fauna silvestre expuesta a estos sonidos perturbadores”, explica el ingeniero. Por esta razón, Martínez debe usar mascarillas protectoras y orejeras al manipular explosivos, siempre con los permisos correspondientes de las autoridades.
La quema de pólvora genera una variedad de contaminantes que representan serios riesgos para la salud y el medio ambiente. Entre los principales se encuentra el material particulado (PM2.5), que puede penetrar profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo, provocando enfermedades respiratorias y cardiovasculares. El monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro, también se libera durante la combustión de la pólvora y puede causar intoxicación aguda, con síntomas que incluyen dolor de cabeza, mareos e incluso la muerte en casos severos.
Además, la pólvora contiene metales pesados como arsénico, cromo y bario, que son altamente contaminantes y pueden dañar órganos vitales como el hígado y los riñones. Compuestos como el nitrato de potasio y sulfatos, utilizados como oxidantes en la pirotecnia, contribuyen a la formación de lluvia ácida, afectando negativamente a los ecosistemas acuáticos y terrestres. Asimismo, el fósforo blanco, un componente corrosivo de la pólvora, puede causar graves daños internos si se ingiere accidentalmente.
La inhalación de estos contaminantes puede resultar en una amplia gama de problemas de salud, desde irritaciones leves hasta condiciones graves como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La exposición al material particulado también incrementa el riesgo de infartos y otros problemas cardíacos.
A pesar de las evidencias sobre los daños que causa la quema de pólvora, los vallenatos continúan buscando un momento de disfrute que justifique el impacto negativo que genera. Régulo Pineda, quien ha experimentado este cambio de mentalidad desde que adoptó a su perra Trufa, comparte su perspectiva: “De niño nunca pensé en el tema de los voladores porque no tenía mascotas. Para mí, el tema de los voladores lo odio con toda mi fuerza, porque cada vez que lo hacen el 7 de diciembre y vamos a una fiesta, nos toca dejarla en casa. El problema para nosotros es salir y dejarla con música, con la puerta cerrada para que no escuche los voladores; eso fue terrible”.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN
Tenedores de mascotas, veterinarios y explosivistas le contaron al diario EL PILÓN sobre las afectaciones que tiene el uso irresponsable de la pólvora más allá de la cifra de quemados.
En Valledupar, el uso de pirotecnia durante las festividades ha generado un impacto anónimo en el medio ambiente y en la salud pública . Este fenómeno no solo afecta a los seres humanos con cifras de niños y personas quemadas. A cifras de hoy, el departamento tiene 9 personas quemadas por manipulación de totes y volcanes, 5 de ellas menores de edad.
Además, el uso, tenencia, compra y manipulación irresponsable y delictiva de todo material que contenga fósforo blanco, tiene consecuencias para los animales y el medio ambiente. Que van desde familias que salieron en la mañana del 8 y 9 de diciembre a pegar papeles en postes de sus gatos y perros perdidos durante el fin de semana de velitas, hasta médicos veterinarios tratando de salvar la vida y economía de avicultores que se ven afectados por la alta muerte de gallinas.
En Valledupar se han registrado 169 especies de fauna, distribuidas en 4 clases, 27 órdenes, 62 familias y 149 géneros, según registros de Corpocesar. Este conjunto de datos incluye principalmente aves y mamíferos. Además, el Ecoparque Los Besotes, que forma parte del territorio de Valledupar y sus corregimientos, alberga más de 250 especies de aves, así como venados, armadillos, dantas y monos aulladores.
Aunque el daño por la pirotecnia no se ha cuantificado oficialmente, es común observar aves muertas o que abandonan sus nidos debido al estrés causado por los estruendos. La contaminación auditiva generada por las explosiones afecta gravemente a todos los animales de la ciudad, en especial la variedad de aves que mueren en silencio y son recogidas a la mañana siguiente.
Así como a las aves, que muchos tienen como mascotas en sus casas, Régulo ‘Kacho’ Pineda, un padre de familia y dueño de una perra llamada Trufa, vivió una angustiante experiencia que compartió con el diario EL PILÓN: “Lo que pasó el sábado fue que llegué a casa y la saqué (Trufa) para estar con ella en la terraza; estaba solo y en una casa cercana estaban haciendo voladores. Normalmente, cuando eso pasa, se pone muy nerviosa y ladra incesantemente. Nos toca meterla incluso en la cama, abrazarla y darle seguridad. En ese momento, ella sintió el volador y salió corriendo de tal manera que yo me quedé sentado pensando que iba a volver enseguida. Luego, pasamos más de una hora y pico buscando por toda la zona de la casa. Afortunadamente para nosotros, ella tiene un collar con su nombre y nuestros teléfonos, además de la pañoleta que normalmente le ponemos para que se vea más bonita”.
“Parece que un ángel nos ayudó; un señor que es un ángel la encontró. Ella entró corriendo como loca a una casa en Garupal. Nosotros vivimos al lado de Palmeto, así que puedes imaginarte todo lo que esa perra recorrió monte a monte en las calles; más o menos cuatro kilómetros pudo haber recorrido. Cuando llegó a una casa, de hecho, la iban a linchar porque entró corriendo hacia unos hombres que estaban tomando tragos. El señor la cogió, miró el número del collar y llamó a mi esposa. Luego la montó en una moto porque mi esposa me encontraba la dirección y se la entregó a ella en las manos. Fue un momento bastante difícil”, contó Pineda.
Aunque para esta familia el final fue relativamente feliz, muchas familias hoy siguen buscando a sus mascotas o lloran la pérdida de alguna. “La perra llegó con todas las patas ensangrentadas porque se le había arrancado toda la piel de los cojines de las manos y de las patitas. Había corrido por todas partes; fue un momento horrible. Llegó con el corazón a mil por hora, respiración acelerada y con la lengua afuera. Nos sentimos afortunados porque uno piensa ‘Dios mío, no la atropelló un carro’. No sé cómo no le pasó nada grave. Es un momento muy feo y es realmente lamentable que la gente no sea consciente de que no se trata solo de quemarse ellos mismos”, contó el padre de familia sobre las afectaciones que sí sufrió su perra Trufa.
Esta situación debería mostrar cómo el ruido generado por los voladores provoca ansiedad en las mascotas y puede llevarlas a situaciones peligrosas. La historia de Trufa es solo un ejemplo entre muchos; muchas mascotas se pierden, son atropelladas o sufren daños físicos debido al estrés provocado por la pirotecnia.
Santiago Monsalve, médico veterinario, señala que “los animales se ven afectados de todas las formas posibles. La única manera de certificar estos efectos es midiendo las poblaciones antes y después de fechas críticas como el 7 u 8 de diciembre. La semana siguiente recibimos animalitos agonizantes, pajaritos muertos”, añade Monsalve, enfatizando que un solo estruendo puede ser escuchado a muchos metros de distancia, afectando especialmente a las aves.
Cuando se detonan elementos pirotécnicos basados en pólvora, se liberan al ambiente una serie de materiales particulados, siendo el más preocupante el PM2.5, que son partículas menores a 2.5 micras. Estas partículas, aunque no son visibles, quedan suspendidas en el aire y pueden ser inhaladas, ingresando al sistema respiratorio sin que nuestro cuerpo tenga la capacidad de filtrarlas adecuadamente. Esto puede provocar enfermedades respiratorias.
Leer: Valledupar lanza campaña y refuerza medidas: multarán a padres de niños quemados por pólvora
Carlos Deuth Martínez, ingeniero de minas y metalurgia de la Universidad Nacional de Colombia y experto en explosivos, explica: “Cuando se deflan o también cuando se detonan elementos para pirotecnia basados en pólvora se liberan en el ambiente una serie de materiales particulados… ese material particulado entra en nuestro cuerpo y nuestro sistema respiratorio… puede causar enfermedades respiratorias”. Además de las partículas, durante la deflagración de explosivos se libera una gran cantidad de vapor y otros elementos al aire; esto incluye monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro que puede provocar intoxicaciones agudas.
“La contaminación auditiva generada por los estallidos también tiene un impacto dañino. Aunque para los humanos puede ser un nivel tolerable de ruido, muchos animales no lo soportan y sufren alteraciones en su ciclo natural, lo que puede llevar a la desorientación tanto en mascotas como en fauna silvestre expuesta a estos sonidos perturbadores”, explica el ingeniero. Por esta razón, Martínez debe usar mascarillas protectoras y orejeras al manipular explosivos, siempre con los permisos correspondientes de las autoridades.
La quema de pólvora genera una variedad de contaminantes que representan serios riesgos para la salud y el medio ambiente. Entre los principales se encuentra el material particulado (PM2.5), que puede penetrar profundamente en los pulmones y el torrente sanguíneo, provocando enfermedades respiratorias y cardiovasculares. El monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro, también se libera durante la combustión de la pólvora y puede causar intoxicación aguda, con síntomas que incluyen dolor de cabeza, mareos e incluso la muerte en casos severos.
Además, la pólvora contiene metales pesados como arsénico, cromo y bario, que son altamente contaminantes y pueden dañar órganos vitales como el hígado y los riñones. Compuestos como el nitrato de potasio y sulfatos, utilizados como oxidantes en la pirotecnia, contribuyen a la formación de lluvia ácida, afectando negativamente a los ecosistemas acuáticos y terrestres. Asimismo, el fósforo blanco, un componente corrosivo de la pólvora, puede causar graves daños internos si se ingiere accidentalmente.
La inhalación de estos contaminantes puede resultar en una amplia gama de problemas de salud, desde irritaciones leves hasta condiciones graves como asma o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). La exposición al material particulado también incrementa el riesgo de infartos y otros problemas cardíacos.
A pesar de las evidencias sobre los daños que causa la quema de pólvora, los vallenatos continúan buscando un momento de disfrute que justifique el impacto negativo que genera. Régulo Pineda, quien ha experimentado este cambio de mentalidad desde que adoptó a su perra Trufa, comparte su perspectiva: “De niño nunca pensé en el tema de los voladores porque no tenía mascotas. Para mí, el tema de los voladores lo odio con toda mi fuerza, porque cada vez que lo hacen el 7 de diciembre y vamos a una fiesta, nos toca dejarla en casa. El problema para nosotros es salir y dejarla con música, con la puerta cerrada para que no escuche los voladores; eso fue terrible”.
Por: Katlin Navarro Luna/ EL PILÓN