Alcaldía realizó desalojo pacífico de más de 200 familias en la urbanización El Porvenir
El desalojo se llevó a cabo sin manifestaciones ni alteraciones del orden público.
Después de varios intentos fallidos, la mañana de este martes las autoridades locales llevaron a cabo el desalojo de más de 200 familias que se encontraban habitando ilegalmente viviendas en la urbanización El Porvenir de Valledupar.
El proyecto, conformado por 758 viviendas, fue una iniciativa establecida durante el mandato del exalcalde Augusto Ramírez Uhía, en respuesta a la Sentencia T 946 del 2011 emitida por la Corte Suprema de Justicia. El fallo ordenó a los entes territoriales construir casas para reubicar a las familias que estuvieran habitando terrenos de propiedad privada en la zona metropolitana.
En Valledupar, las personas beneficiarias del proyecto eran aquellas que habitaban las invasiones Bello Horizonte 2, Altos de Pimienta, Guasimales y Brisas de La Popa, en cumplimiento de las tutelas emitidas.
A lo largo del 2022, se realizaron más de 6 intentos de intervenciones en la urbanización, pero la falta de documentos requeridos impidió su ejecución según la administración municipal.
El secretario de Gobierno, Felipe Murgas, manifestó que, con la ejecución realizada se le da cumplimiento a la orden proferida por la Corte Suprema, de restablecer los derechos de las personas que resultaron beneficiarias en el predio Sabanas uno.
“Hoy se están restableciendo los derechos de los beneficiarios con el proceso de desalojo pacífico del proyecto de construcción Sabanas uno. Con la ejecución de desalojo le estamos garantizando los derechos a los propietarios, para que puedan habitarlas”, afirmó Murgas.
De acuerdo con el funcionario, las más de 200 familias contaron con acompañamiento y servicio logístico para que estas pudieran transportar sus enseres hasta el nuevo lugar de residencia, las cuales, según el secretario, “en su mayoría cuentan con vivienda propia”.
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Los propietarios de las viviendas tendrán que ocuparlas de manera inmediata siendo este uno de los compromisos plasmados para poder evitar que se vuelva a presentar una nueva invasión en la urbanización.
A pesar de la orden y la ejecución pacífica del desalojo, la situación generó sensibilidad y consideración entre algunos beneficiarios presentes. Nelis Mejía, una de las beneficiarias, expresó que: “No deja de ser triste, porque ellos también son una familia y no es fácil al no tener donde vivir, sin embargo, deben comprender que nosotros también necesitamos nuestra vivienda para poder habitarla”.
El desalojo se llevó a cabo sin manifestaciones ni alteraciones del orden público por parte de las familias afectadas.
REDACCIÓN/EL PILÓN.