El cantautor Adolfo Rafael Pacheco Anillo tiene la posibilidad por estos días de estar más quieto que nunca, para ver en silencio como las horas se hacen acompañar de los minutos y los segundos, pero eso sí, poniendo a dar vueltas su memoria por aquellos sueños del ayer, esos que tuvieron lugar en su natal San Jacinto, Bolívar, y que muchas veces convirtió en canciones.
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Lo que no sabe el hijo del inolvidable viejo Miguel, aquel que se fue del pueblo a buscar consuelo, paz y tranquilidad a tierras lejanas, es que su paisano, el también compositor Jaime Alberto Romero Janacet, le tiene listo el regalo de una bella canción donde lo pintó en toda su dimensión.
El canto se inicia con una carga de melodía alegre y en sus primeros versos destaca su sencillez, su talento y lo ubica en esa franja de tierra donde las alegrías tienen forma de mujer, flores, paisajes y animales.
Él, es un hombre sencillo
siempre expresa su talento
le canto a Adolfo Pacheco
le canto a Pacheco Anillo,
un compositor que hizo
un mundo de melodías
le cantó a la tierra mía
y también a sus amores
como el colibrí a las flores
en Los Montes de María.
Ahondado aún más en su hoja de vida, lo definió como el gallo fino y en el hombre que es como un verso de enero donde las esperanzas las arropa el año nuevo desde aquella tierra llena de gaitas, cuyos sonidos los acompaña el viento seco de los veranos eternos.
Lo dice Jimmy Romero
y en un verso lo defino
él es como el gallo fino
cuando lo tiran al ruedo.
Él, es el verso de enero
que se escucha en lejanía
una bella melodía
cual cristalino riachuelo
como el canto del mochuelo
en Los Montes de María.
Impronta en el folclor
Cuando el viaje de la canción se iba alejando y penetraba en el corazón del viejo juglar que solía sentarse en la sombra de sus bellos cantos, lo sorprende de la mejor manera.
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Esta vez, recordando sus amoríos llenos de poesía que lograban en diversas ocasiones el objetivo deseado porque le rendía honores a su majestad.
Eres el árbol sombrío
que produce mil canciones
son sus frutos bellos sones
que cantó en sus amoríos
como el caudaloso río
que trae cantos y poesías
pintaste la tierra mía
con el pincel del amor
porque tú eres el pintor
de Los Montes de María.
Al final, cuando las notas del acordeón se despedían y el homenajeado estaba pintado de cuerpo entero, lo puso a mecerse en aquella famosa hamaca grande donde se le agradeció por todo lo brindado en su larga carrera, llevando hasta su alma versos y melodías que hacen más agradable el entorno de un maestro que ha dejado su impronta en el folclor. Ese, que desde el fondo de su corazón se nutre como el vino que entre más añejo adquiere fineza en su alma.
Tierra de Toño Fernández
pueblo que te vió nacer
pintaste al viejo Miguel
hilaste la hamaca grande
para que el mundo la cante
se mesan to’ los días
al compás de melodías
que brotan de un acordeón
para que trine el cantor
de Los Montes de María.
Homenaje cantado
La historia de la canción comenzó hace seis meses cuando el compositor y abogado penalista Jaime Alberto Romero, más conocido como ‘Jimmy’, se sentó a platicar sobre diversos temas con el maestro Adolfo Pacheco, con quien mantiene una cerrada amistad desde hace muchos años.
Es así como de un momento a otro al viejo juglar de Los Montes de María, se le ocurrió hacer un rápido repaso por algunas de sus célebres obras. Era como resucitar personajes y lugares que hacen parte de sus sentimientos y que en otras ocasiones le provocaron lágrimas y muchas alegrías.
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Esa tarea no fue algo fácil, pero no se quedó en el intento, sino que le dio la orden a su memoria para que pusiera en primera fila esas canciones que se han paseado por todo el mundo dándole las más grandes satisfacciones en la vida.
“Como nosotros vivimos en Barranquilla, nos visitamos frecuentemente o nos llamamos, como ahora, teniendo la oportunidad de platicar del pueblo y de todo lo que gira a nuestro alrededor. En ese ameno diálogo me surgió la idea de hacer la canción para rendirle un homenaje al querido maestro”, contó Jaime Romero.
No perdió mucho tiempo y comenzó a armar la película cantada, y para estar seguro, se le ocurrió cantarle los primeros versos al protagonista. “Vas bien enfocado. Me parezco en ese verso. No vayas a parar la inspiración”, fue el contundente consejo del maestro Pacheco Anillo.
“Esa fue la mayor inyección de optimismo, pero sin embargo fuí poco a poco hasta darle forma a la canción, ponerle la melodía más adecuada en aire de merengue, tono menor y décima espinela”.
Con esa alegría de la obra titulada ‘El cantor de Los Montes de María’, que lo tiene satisfecho, convocó en el canto y el acordeón a Ramón Bastidas y Jairo Zagarra, respectivamente.
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Ahora, Jaime Romero se alista para que el compositor que pintó ‘La hamaca grande’ con magníficos colores, dibujó la nostalgia haciendo ‘El viejo Miguel’ y pinceló la dulzura con ‘Mercedes’ y ‘El mochuelo’, escuche este sencillo homenaje musical en el marco de sus 80 años de existencia.
Las palabras sobran, porque conociendo al gran “Adolfo Pacheco o Pacheco Anillo”, como lo saluda el autor de la canción, será un riachuelo de lágrimas porque lo supo pintar en toda su grandeza, como él hace muchos años también lo hizo de manera mágica sin pincel y sin paleta, solamente buscando con su pensamiento la armonía en el color que brindan las notas del pentagrama vallenato.
Por Juan Rincón Vanegas
@juanrinconv