El Gobierno de Colombia y las Farc rubricaron estre miércoles el acuerdo final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años, y que deberá ser refrendado por el pueblo colombiano en un plebiscito. El documento fue rubricado por los jefes negociadores de las dos delegaciones, Humberto de la […]
El Gobierno de Colombia y las Farc rubricaron estre miércoles el acuerdo final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años, y que deberá ser refrendado por el pueblo colombiano en un plebiscito.
El documento fue rubricado por los jefes negociadores de las dos delegaciones, Humberto de la Calle por el Gobierno y Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, en representación de la guerrilla, así como por los embajadores de Cuba y Noruega, países garantes en el proceso de paz.
Los seis puntos de los que consta el acuerdo final fueron leídos en un acto presidido por el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, y que generó una creciente expectación desde que a última hora del martes las delegaciones negociadoras desvelaron que estaban a las puertas de concluir los diálogos para la paz.
El documento firmado suma doscientas páginas y del mismo se han sacado siete copias para las partes, los dos países garantes (Cuba y Noruega), los dos acompañantes (Chile y Venezuela) y la ONU, todas ellas firmadas página a página por De la Calle y Márquez.
Su contenido ha sido negociado hasta la última coma a lo largo de 44 meses en La Habana, con varios hitos de gran relevancia cuando las partes alcanzaron acuerdos concretos en algunos de los puntos más sensibles de la negociación, como en el caso de la creación de la jurisdicción especial para la paz y el cese bilateral del fuego.
Los seis puntos generales del acuerdo se agrupan bajo los títulos “Reforma Rural Integral”, “Participación política: Apertura democrática para construir la paz”, “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas”, “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas”, “Víctimas” y ” Mecanismos de implementación y verificación”.
Una vez hecho público, el acuerdo pasará al Congreso de Colombia, que se ocupará de poner en vigor las leyes para la implementación de lo pactado, así como de convocar un plebiscito para que los colombianos tengan la última palabra.
En paralelo, la guerrilla convocará una conferencia interna para que sus filas den el visto bueno a lo pactado por los equipos negociadores del Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en casi cuatro años de diálogos de paz.
Es un conjunto de compromisos articuladosentre sí para terminar el conflicto armado ydarnos la oportunidad de construir juntos una paz estable y duradera para todos los colombianos.
El PRIMERO es poner fin efectivo a la violencia.
Esto es, un cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, lo que implica que se acaban todos los ataques y amenazas a la población.
Las FARC entregarán sus armas a las Naciones Unidas –mediante un cronograma ya anunciado– en un plazo de 6 meses.
Todo esto será verificado y monitoreado por una comisión de las Naciones Unidas.
Lo anterior significa que las FARC dejan de existir y se convertirán en un movimiento político sin armas.
SEGUNDO: nuestro deber principal para construir la paz es proteger los derechos de las víctimas… Sus derechos a la justicia, a la verdad, a la reparación y a que nunca más se vuelvan a repetir las atrocidades que sufrieron.
Creamos una Justicia Especial para la Paz–con un Tribunal conformado por magistrados independientes de las más altas calidades–, que será aplicada también, en forma diferenciada, a los miembros de nuestra fuerza pública y a civiles que hayan cometido delitos relacionados con el conflicto.
Esta justicia transicional garantiza que nohabrá impunidad –¡no habrá impunidad!– para los responsables de los delitos más graves.
Ellos serán investigados, juzgados y sancionados con varios años de restricción efectiva de su libertad. Además, tendrán que decir la verdad –¡toda la verdad!– y contribuir a reparar a las víctimas.
Si no lo hacen, irán a la cárcel hasta por 20 años.
Las víctimas han estado en el centro de este proceso, y serán sus principales beneficiarias.
Pero también lo será todo el país: ¡por todolo que significa vivir en paz y porque nohabrá más víctimas!
TERCERO: para desterrar la violencia, debemos llevar oportunidades y progreso a nuestros campos.
Por eso acordamos un plan de inversión para el campo y para los campesinos de Colombia, que nos ayude a superar la pobreza, la desigualdad y la violencia que tanto los han afectado. Los desplazados podrán por fin volver a sus hogares con tranquilidad.
Habrá programas de desarrollo para las zonas más golpeadas por el conflicto; un plan masivo de formalización de la tierra, y se creará un Fondo de Tierras para distribuirlas de forma justa a quienes la guerra les quitó todo.
Eso sí: sin afectar de ninguna manera la propiedad privada ni los derechos de los propietarios y poseedores de buena fe.
CUARTO: para que la paz sea duradera, debemos garantizar que los alzados en armas se reincorporen a la vida civil y legal de nuestro país.
Colombia tiene la experiencia y la capacidad para lograrlo. Lo hemos hecho en el pasado y lo haremos mejor ahora.
Los antiguos miembros de las FARC –ya sin armas– podrán acceder a la vida política del país…, en democracia. Deberán, como cualquier otra organización partidista, convencer con propuestas y argumentos a los ciudadanos para ser elegidos.
Tendrán unos voceros en el Congreso, con voz pero sin voto, para discutir exclusivamente la implementación de los acuerdos hasta el 2018.
A partir de ese momento participarán en las elecciones con una representación mínima asegurada por dos periodos, si no logran el umbral.
Vamos a ampliar y fortalecer nuestro sistema democrático y electoral; vamos adar mayores garantías a la oposición, y vamos a permitir que regiones que no han tenido representación política adecuada por causa del conflicto elijan de manera transitoria voceros en la Cámara de Representantes.
QUINTO: el Acuerdo nos permitirá atacarde manera más eficaz el narcotráfico, que ha alimentado el conflicto durante tantos años.
EFE
El Gobierno de Colombia y las Farc rubricaron estre miércoles el acuerdo final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años, y que deberá ser refrendado por el pueblo colombiano en un plebiscito. El documento fue rubricado por los jefes negociadores de las dos delegaciones, Humberto de la […]
El Gobierno de Colombia y las Farc rubricaron estre miércoles el acuerdo final que cierra las negociaciones de paz desarrolladas en La Habana durante los últimos cuatro años, y que deberá ser refrendado por el pueblo colombiano en un plebiscito.
El documento fue rubricado por los jefes negociadores de las dos delegaciones, Humberto de la Calle por el Gobierno y Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, en representación de la guerrilla, así como por los embajadores de Cuba y Noruega, países garantes en el proceso de paz.
Los seis puntos de los que consta el acuerdo final fueron leídos en un acto presidido por el ministro cubano de Exteriores, Bruno Rodríguez, y que generó una creciente expectación desde que a última hora del martes las delegaciones negociadoras desvelaron que estaban a las puertas de concluir los diálogos para la paz.
El documento firmado suma doscientas páginas y del mismo se han sacado siete copias para las partes, los dos países garantes (Cuba y Noruega), los dos acompañantes (Chile y Venezuela) y la ONU, todas ellas firmadas página a página por De la Calle y Márquez.
Su contenido ha sido negociado hasta la última coma a lo largo de 44 meses en La Habana, con varios hitos de gran relevancia cuando las partes alcanzaron acuerdos concretos en algunos de los puntos más sensibles de la negociación, como en el caso de la creación de la jurisdicción especial para la paz y el cese bilateral del fuego.
Los seis puntos generales del acuerdo se agrupan bajo los títulos “Reforma Rural Integral”, “Participación política: Apertura democrática para construir la paz”, “Cese al Fuego y de Hostilidades Bilateral y Definitivo y la Dejación de las Armas”, “Solución al Problema de las Drogas Ilícitas”, “Víctimas” y ” Mecanismos de implementación y verificación”.
Una vez hecho público, el acuerdo pasará al Congreso de Colombia, que se ocupará de poner en vigor las leyes para la implementación de lo pactado, así como de convocar un plebiscito para que los colombianos tengan la última palabra.
En paralelo, la guerrilla convocará una conferencia interna para que sus filas den el visto bueno a lo pactado por los equipos negociadores del Gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en casi cuatro años de diálogos de paz.
Es un conjunto de compromisos articuladosentre sí para terminar el conflicto armado ydarnos la oportunidad de construir juntos una paz estable y duradera para todos los colombianos.
El PRIMERO es poner fin efectivo a la violencia.
Esto es, un cese al fuego y de hostilidades bilateral y definitivo, lo que implica que se acaban todos los ataques y amenazas a la población.
Las FARC entregarán sus armas a las Naciones Unidas –mediante un cronograma ya anunciado– en un plazo de 6 meses.
Todo esto será verificado y monitoreado por una comisión de las Naciones Unidas.
Lo anterior significa que las FARC dejan de existir y se convertirán en un movimiento político sin armas.
SEGUNDO: nuestro deber principal para construir la paz es proteger los derechos de las víctimas… Sus derechos a la justicia, a la verdad, a la reparación y a que nunca más se vuelvan a repetir las atrocidades que sufrieron.
Creamos una Justicia Especial para la Paz–con un Tribunal conformado por magistrados independientes de las más altas calidades–, que será aplicada también, en forma diferenciada, a los miembros de nuestra fuerza pública y a civiles que hayan cometido delitos relacionados con el conflicto.
Esta justicia transicional garantiza que nohabrá impunidad –¡no habrá impunidad!– para los responsables de los delitos más graves.
Ellos serán investigados, juzgados y sancionados con varios años de restricción efectiva de su libertad. Además, tendrán que decir la verdad –¡toda la verdad!– y contribuir a reparar a las víctimas.
Si no lo hacen, irán a la cárcel hasta por 20 años.
Las víctimas han estado en el centro de este proceso, y serán sus principales beneficiarias.
Pero también lo será todo el país: ¡por todolo que significa vivir en paz y porque nohabrá más víctimas!
TERCERO: para desterrar la violencia, debemos llevar oportunidades y progreso a nuestros campos.
Por eso acordamos un plan de inversión para el campo y para los campesinos de Colombia, que nos ayude a superar la pobreza, la desigualdad y la violencia que tanto los han afectado. Los desplazados podrán por fin volver a sus hogares con tranquilidad.
Habrá programas de desarrollo para las zonas más golpeadas por el conflicto; un plan masivo de formalización de la tierra, y se creará un Fondo de Tierras para distribuirlas de forma justa a quienes la guerra les quitó todo.
Eso sí: sin afectar de ninguna manera la propiedad privada ni los derechos de los propietarios y poseedores de buena fe.
CUARTO: para que la paz sea duradera, debemos garantizar que los alzados en armas se reincorporen a la vida civil y legal de nuestro país.
Colombia tiene la experiencia y la capacidad para lograrlo. Lo hemos hecho en el pasado y lo haremos mejor ahora.
Los antiguos miembros de las FARC –ya sin armas– podrán acceder a la vida política del país…, en democracia. Deberán, como cualquier otra organización partidista, convencer con propuestas y argumentos a los ciudadanos para ser elegidos.
Tendrán unos voceros en el Congreso, con voz pero sin voto, para discutir exclusivamente la implementación de los acuerdos hasta el 2018.
A partir de ese momento participarán en las elecciones con una representación mínima asegurada por dos periodos, si no logran el umbral.
Vamos a ampliar y fortalecer nuestro sistema democrático y electoral; vamos adar mayores garantías a la oposición, y vamos a permitir que regiones que no han tenido representación política adecuada por causa del conflicto elijan de manera transitoria voceros en la Cámara de Representantes.
QUINTO: el Acuerdo nos permitirá atacarde manera más eficaz el narcotráfico, que ha alimentado el conflicto durante tantos años.
EFE