La idea es tener un equipo a bajo costo que tendría un precio de alrededor de los cinco millones de pesos, cuando en el mercado oscila en 30 mil dólares, o sea cerca de 90 millones de pesos.
Para brindar apoyo a las instituciones hospitalarias en caso de una emergencia por el COVID-19, empleados del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, seccional Cesar, trabajan en la elaboración de un ventilador mecánico de respiración controlada.
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En las clínicas y hospitales con unidades de cuidados intensivos tienen estos artefactos, de nivel avanzado, pero son muy costosos y para conseguirlos es complicado ante la gran demanda que existe en la actualidad.
“La idea es tener un equipo a un bajo costo, que estaría en promedio a cinco millones de pesos, cuando en el mercado oscila en 30 mil dólares, o sea cerca de 90 millones de pesos”, precisó el ingeniero de sistemas, Eduardo Mendoza, líder de esta iniciativa.
El experto aseguró que un ventilador mecánico puede trabajar tanto con respiración asistida (cuando el paciente está sedado y los pulmones no le funcionan) y respiración controlada, que es la que hace este dispositivo, (detecta cuándo se iniciará el ciclo de respiración para ayudarlo a respirar).
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“Es un motor que acciona una bomba, utilizada para resucitación manual, que ayuda al paciente con coronavirus que tiene dificultad respiratoria. Cuando el dispositivo detecta que la persona empieza a hacer una inspiración, a través de un sensor de presión se abre una válvula, que es la que permite el paso de aire a los pulmones; y a través de otro sensor de flujo medimos la cantidad de aire que entra a los pulmones para saber el volumen de aire que le vamos a inyectar y no pasarnos de una presión máxima que se maneja en los pacientes, de tal forma que el pulmón no vaya a colapsar”, explicó Mendoza, quien agregó que luego se abre la válvula de expiración, que permite la salida de aire que viene con el CO2 (dióxido de carbono) que sale del cuerpo.
En el dispositivo vienen trabajando desde hace tres semanas, logrando la segunda versión del prototipo. El objetivo es un producto final capacitado para atender en época de crisis.
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“El paso a seguir es hacer la prueba con un muñeco que tenga pulmones para simular la función de estos órganos, luego validarlo con animales (en cerdos), y finalmente hacer la solicitud al Invima para que nos dé un aval para empezar a fabricar estos dispositivos en la ciudad para apoyar las entidades gubernamentales o al que necesite apoye en este sentido”, argumentó el ingeniero de sistemas que trabaja en esta creación junto con los ingenieros electrónicos, Adolfo Duarte y Mauricio Alí, así como con el tecnólogo Daniel de la Cruz.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN [email protected]
La idea es tener un equipo a bajo costo que tendría un precio de alrededor de los cinco millones de pesos, cuando en el mercado oscila en 30 mil dólares, o sea cerca de 90 millones de pesos.
Para brindar apoyo a las instituciones hospitalarias en caso de una emergencia por el COVID-19, empleados del Servicio Nacional de Aprendizaje, SENA, seccional Cesar, trabajan en la elaboración de un ventilador mecánico de respiración controlada.
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En las clínicas y hospitales con unidades de cuidados intensivos tienen estos artefactos, de nivel avanzado, pero son muy costosos y para conseguirlos es complicado ante la gran demanda que existe en la actualidad.
“La idea es tener un equipo a un bajo costo, que estaría en promedio a cinco millones de pesos, cuando en el mercado oscila en 30 mil dólares, o sea cerca de 90 millones de pesos”, precisó el ingeniero de sistemas, Eduardo Mendoza, líder de esta iniciativa.
El experto aseguró que un ventilador mecánico puede trabajar tanto con respiración asistida (cuando el paciente está sedado y los pulmones no le funcionan) y respiración controlada, que es la que hace este dispositivo, (detecta cuándo se iniciará el ciclo de respiración para ayudarlo a respirar).
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“Es un motor que acciona una bomba, utilizada para resucitación manual, que ayuda al paciente con coronavirus que tiene dificultad respiratoria. Cuando el dispositivo detecta que la persona empieza a hacer una inspiración, a través de un sensor de presión se abre una válvula, que es la que permite el paso de aire a los pulmones; y a través de otro sensor de flujo medimos la cantidad de aire que entra a los pulmones para saber el volumen de aire que le vamos a inyectar y no pasarnos de una presión máxima que se maneja en los pacientes, de tal forma que el pulmón no vaya a colapsar”, explicó Mendoza, quien agregó que luego se abre la válvula de expiración, que permite la salida de aire que viene con el CO2 (dióxido de carbono) que sale del cuerpo.
En el dispositivo vienen trabajando desde hace tres semanas, logrando la segunda versión del prototipo. El objetivo es un producto final capacitado para atender en época de crisis.
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“El paso a seguir es hacer la prueba con un muñeco que tenga pulmones para simular la función de estos órganos, luego validarlo con animales (en cerdos), y finalmente hacer la solicitud al Invima para que nos dé un aval para empezar a fabricar estos dispositivos en la ciudad para apoyar las entidades gubernamentales o al que necesite apoye en este sentido”, argumentó el ingeniero de sistemas que trabaja en esta creación junto con los ingenieros electrónicos, Adolfo Duarte y Mauricio Alí, así como con el tecnólogo Daniel de la Cruz.
POR: ANNELISE BARRIGA RAMÍREZ/EL PILÓN [email protected]