A sus17 años, Juan Manuel Díaz comienza a abrirse paso en el mundo del vallenato con fuerza, carisma y un linaje que lo respalda. Desde los 12 años canta profesionalmente, y aunque aún cursa once grado en el colegio, tiene muy claro su camino: la música. “Ahora que salga del colegio quiero dedicarme completamente a la música porque es lo que me gusta y es lo que llevo en la sangre”, expresó en entrevista con EL PILÓN.
No es para menos. Juan Manuel es sobrino del legendario Diomedes Díaz y lleva con orgullo ese apellido. “Yo soy sobrino de Diomedes Díaz, hijo del hermano mejor, Juan Manuel Díaz, a quien le dicen ‘El canco’”, dice entre risas.
Él mismo reconoce la carga simbólica y emocional de pertenecer a esta célebre familia: “Yo vengo de una generación de la dinastía Díaz y a mí me gusta el vallenato yuca”, afirmando su apego al vallenato tradicional.
El joven cantante se presenta junto a su grupo, en el que lo acompaña el acordeonero Juan Cervantes, un talentoso joven de 20 años, oriundo del corregimiento de Las Canoas (Pivijay, Magdalena), quien actualmente vive en Valledupar mientras cursa Licenciatura en Música en la Universidad Popular del Cesar. Completa la agrupación el cajero Samuel Cáceres, también de 17 años, quien afirma: “Cuando salga del colegio espero dedicarme a la música, pero también quiero estudiar una carrera; estoy entre Derecho y Música”.
Grabaciones y presentaciones
El proyecto musical de Juan Manuel ya está en marcha. Con entusiasmo cuenta: “Ya grabamos en mes y medio aproximadamente, mi papá está escogiendo las canciones”. Las presentaciones tampoco se han hecho esperar: “Hemos tenido muchas presentaciones en Valledupar y esperamos expandirnos”.
El equipo trabaja con disciplina y visión, apostándole al rescate del vallenato tradicional con un estilo fresco y juvenil que conecta con nuevas generaciones, sin perder la esencia de los grandes juglares.
Un legado que continúa
La dinastía Díaz parece no tener fin. Juan Manuel, con su voz y carisma, promete seguir el legado de su tío Diomedes, pero con su propio sello. Su grupo, conformado por jóvenes con formación musical y grandes sueños, proyecta un futuro alentador para el género.
Desde ya, este joven artista empieza a escribir su propia historia en el vallenato, con el corazón puesto en las raíces y la mirada en un escenario más grande. “Esto apenas comienza”, concluye.
Por: Karoll Duarte / Practicante de Areandina












