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Valledupar, estancamiento Caribe

En una de esas tertulias amenas que suelen surgir en espacios que invitan a ello,  en esta oportunidad  el sitio  fue  donde Edith Mendoza, la mona de patacón pisa’o; el título de esta nota: “Valledupar,  estancamiento Caribe”  se dio allí, por el análisis  que hacía nuestro  amigo y colega  Luis Mieles, un pacífico administrador público; él  hacia  un parangón  de  las épocas de alcalde  de Rodolfo Campo  Soto, Aníbal Martínez Zuleta y clasificó arrastrando la primera administración de Elías Ochoa; análisis hecho con todos los alcaldes electos popularmente. 

De ahí para acá, dijo, métalos  a todos en una licuadora que no sale uno bueno. Los Vallenatos  vimos  crecer  nuestra  ciudad de una manera ordenada, un plan centro y un desarrollo   modelo para otras ciudades  como Santa Marta, Montería,  Sincelejo y hasta con  Barranquilla en muchos aspectos nos midieron;  al punto que nos engalanaron con el remoquete  de Sorpresa Caribe. 

El modelo fue bueno,  pero nos pasó como a la liebre, que creyéndose superior y más veloz,  se durmió  en el exceso de confianza   y la tortuga llegó  primero a  la meta. La sorpresa es que  hoy nos encontramos entre las ciudades más estancadas, ojo estancadas no destacadas, del país. Con el  mayor nivel de desempleo 16.7% nos supera solo Quibdó con 19.7%;  la más baja  en desarrollo productivo  y con niveles de oportunidades de emprendimiento por el suelo, con una planificación vial nefasta; se cree que cerrando vías, se planifica mejor.

Donde se pretende  impulsar el uso de las bicicleta naranjas pero acaban con las ciclo rutas;  inviables según  el alcalde y su corte. Nadie invierte en Valledupar y por más que pretendamos venderla  como atractivo turístico es mucho lo que nos  falta, ya no somos naranja ni verdes;  ni azules diría  el rojo. Pulula la informalidad, no hay generación  de industria y la confianza en el mercado es nula. Ahí se ve estancada la línea de la construcción.

Los centros comerciales que fulgurante abrieron puertas están a medio andar, sin ventas y los almacenes cerrando. La gente solo va a coger fresco, nada más.  El mejor ejercicio y motor de desarrollo para impulsar la industria sin chimenea es el festival vallenato y hay más  de uno tirándole piedras. Nos está  envolviendo la desesperanza y el miedo ante tanta inseguridad y falta de oportunidades. 

En lo que sí   vamos avanzando, a pesar de los parques y canchas sintéticas,  es en  la prostitución de niños,  jóvenes y adolescentes; en el uso de esos parques nuevos para consumir drogas  y chatear. Avanzamos en zonas de intolerancia donde vemos a los homosexuales tomándose  las calles de Valledupar, cuando esto no se veía y estábamos   lejos que eso hiciera parte del “normal”  diario vivir en nuestra tierra.  Cuanta falta hace “Pan cachaco”  para que nos dé una manito en la  limpieza de locos y  locas por estos lares.

Todo eso hace parte del estancamiento caribe, y la charla nació  porque nos hemos visto abocados a revivir  con añoranzas  las épocas  en las que teníamos alcalde  y se preocupaba y velaba  por hacernos ver como “La sorpresa caribe”  en la región. Hoy la fábula de la liebre y la  tortuga nos queda  justa, nos dormimos en los laureles… lástima.  Sólo Eso.

EDUARDO SANTOS ORTEGA VERGARA

Eduardo Santos Ortega Vergara: