Este martes 11 de diciembre, Valledupar despide a Josefina Castro Daza, cariñosamente conocida como Fina, en unas exequias que reúnen a familiares, amigos y admiradores en la Catedral Ecce Homo para rendir homenaje a su vida y obra. Posteriormente, su cuerpo reposará en el Cementerio Central, cerrando así un capítulo trascendental en la historia cultural […]
Este martes 11 de diciembre, Valledupar despide a Josefina Castro Daza, cariñosamente conocida como Fina, en unas exequias que reúnen a familiares, amigos y admiradores en la Catedral Ecce Homo para rendir homenaje a su vida y obra. Posteriormente, su cuerpo reposará en el Cementerio Central, cerrando así un capítulo trascendental en la historia cultural y social de la región.
Yarime Lobo, escritora y amiga cercana, describió a Fina como una mujer cosmopolita y progresista que decidió anteponer sus intereses personales para salvaguardar el patrimonio de sus raíces. “Ella retomó la casa originaria de sus abuelos y la convirtió en el maravilloso Hotel Boutique Casa Rosalía, un tributo a su madre. En el ocaso de su padre, Pepe Castro, también compiló su legado en grandes libros, como ‘El cuento de Pepe’, que recoge historias de sabiduría y tradición”, relató Lobo.
Además, destacó su papel como embajadora cultural en el Ministerio de Cultura, donde contribuyó a la visibilización de la cultura vallenata como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Rodolfo Quintero, otro de sus allegados, la recordó con cariño: “Fue gran amiga y promotora del arte y la cultura; empresaria, ambientalista y feminista, con un carisma y una simpatía inigualables”.
Sandra Arregocés compartió anécdotas entrañables que revelan la autenticidad de Fina. “Aún recuerdo tu sonrisa cuando te dije: ‘Hola reina…’ y me respondiste: ‘¡Por Dios, Sandra, si fui Señorita Cesar en 1970!’. Fina tenía un don para unir a las personas; desde organizar la primera parranda de mujeres en el Festival Vallenato hasta menear la olla de un sancocho típico mientras deleitaba a los invitados con música vallenata interpretada por mujeres”.
Desde Tardes de Piano en Pentagrama, Pedro Perales expresó su admiración: “Josefina fue una visionaria gestora cultural. Con dedicación y pasión, impulsó el desarrollo artístico de Valledupar. Su legado será recordado por generaciones”.
Fina Castro Daza no solo dejó un legado tangible en obras y proyectos, sino también un ejemplo de amor por la cultura y las raíces. Su partida marca el fin de una era, pero su memoria seguirá viva en el corazón de quienes la conocieron y en la historia de Valledupar.
Este martes 11 de diciembre, Valledupar despide a Josefina Castro Daza, cariñosamente conocida como Fina, en unas exequias que reúnen a familiares, amigos y admiradores en la Catedral Ecce Homo para rendir homenaje a su vida y obra. Posteriormente, su cuerpo reposará en el Cementerio Central, cerrando así un capítulo trascendental en la historia cultural […]
Este martes 11 de diciembre, Valledupar despide a Josefina Castro Daza, cariñosamente conocida como Fina, en unas exequias que reúnen a familiares, amigos y admiradores en la Catedral Ecce Homo para rendir homenaje a su vida y obra. Posteriormente, su cuerpo reposará en el Cementerio Central, cerrando así un capítulo trascendental en la historia cultural y social de la región.
Yarime Lobo, escritora y amiga cercana, describió a Fina como una mujer cosmopolita y progresista que decidió anteponer sus intereses personales para salvaguardar el patrimonio de sus raíces. “Ella retomó la casa originaria de sus abuelos y la convirtió en el maravilloso Hotel Boutique Casa Rosalía, un tributo a su madre. En el ocaso de su padre, Pepe Castro, también compiló su legado en grandes libros, como ‘El cuento de Pepe’, que recoge historias de sabiduría y tradición”, relató Lobo.
Además, destacó su papel como embajadora cultural en el Ministerio de Cultura, donde contribuyó a la visibilización de la cultura vallenata como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.
Rodolfo Quintero, otro de sus allegados, la recordó con cariño: “Fue gran amiga y promotora del arte y la cultura; empresaria, ambientalista y feminista, con un carisma y una simpatía inigualables”.
Sandra Arregocés compartió anécdotas entrañables que revelan la autenticidad de Fina. “Aún recuerdo tu sonrisa cuando te dije: ‘Hola reina…’ y me respondiste: ‘¡Por Dios, Sandra, si fui Señorita Cesar en 1970!’. Fina tenía un don para unir a las personas; desde organizar la primera parranda de mujeres en el Festival Vallenato hasta menear la olla de un sancocho típico mientras deleitaba a los invitados con música vallenata interpretada por mujeres”.
Desde Tardes de Piano en Pentagrama, Pedro Perales expresó su admiración: “Josefina fue una visionaria gestora cultural. Con dedicación y pasión, impulsó el desarrollo artístico de Valledupar. Su legado será recordado por generaciones”.
Fina Castro Daza no solo dejó un legado tangible en obras y proyectos, sino también un ejemplo de amor por la cultura y las raíces. Su partida marca el fin de una era, pero su memoria seguirá viva en el corazón de quienes la conocieron y en la historia de Valledupar.